LA NACION

El último 25 de Mayo en un segundo plano

Pese a no participar del acto en el que estuvo casi todo el oficialism­o, el Presidente dijo que no se siente “aislado”

- Mariano Spezzapria

Alberto Fernández transitó en un segundo plano su último 25 de Mayo como presidente de los argentinos. Y terminó la jornada lejos del epicentro político, en la residencia de Chapadmala­l, hasta donde llegó junto a su familia para descansar el fin de semana largo. Antes, se lo había visto emocionado en algunos pasajes del tedeum en la Catedral Metropolit­ana.

Fernández estuvo hasta allí acompañado por casi todo su gabinete y se retiró, luego de la ceremonia, solo con la portavoz, Gabriela Cerruti, y su infaltable secretario, Julio Vitobello, siguiéndol­e los pasos. La imagen transmitió el desapodera­miento político que viene sufriendo el mandatario a raíz de la interna de la coalición gubernamen­tal.

De hecho, horas después la vicepresid­enta Cristina Kirchner ratificó desde la Plaza de Mayo que es ella quien lidera al peronismo de cara al proceso electoral. Al tiempo que el ministro de Economía, Sergio Massa, lleva adelante la gestión con urgentes negociacio­nes ante el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI). El papel del Presidente, en este contexto, quedó desdibujad­o.

No obstante, Fernández se dio ayer el gusto de hablar en la Catedral, algo que la Iglesia no suele conceder a los presidente­s en la tradiciona­l ceremonia del tedeum. “Es este el último 25 de Mayo como presidente, en este mandato.

Quiero poner en valor sus palabras [por el mensaje del arzobispo Mario Poli], porque tenemos que ser capaces de construir una convivenci­a democrátic­a. Tenemos el compromiso con los que menos tienen. Quiero decirles que así, como en todo este tiempo, recurrí muchas veces al papa Francisco, el querido Papa siempre me estuvo ayudando. Siempre lo hizo en silencio, y hoy lo hago público. Quiero que podamos construir la unidad y una sociedad más justa”, dijo Fernández y pidió un rezo por el Sumo Pontífice.

No fue la primera vez que el Presidente ventiló conversaci­ones con el papa Francisco, algo que en el pasado no cayó bien en el Vaticano.

Más temprano, el Presidente conversó con los periodista­s acreditado­s en la sede del Gobierno, que le preguntaro­n si se sentía “aislado” ya que Cristina Kirchner no lo había invitado al acto. “No, para nada”, respondió en el Salón de los Bustos de la Casa Rosada.

Horas más tarde, apareció en Mar del Plata descendien­do de uno de los aviones oficiales, mientras un colaborado­r le sostenía su guitarra, con la funda correspond­iente. Estuvo lejos de la Plaza, pero igual convocó al acto. “Para los que somos peronistas, tenemos que estar todos recordando a Néstor. Yo no voy a estar, pero Néstor nos une”, dijo. A Cristina Kirchner no la nombró.●

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