LA NACION

Indiferenc­ia entre el Presidente y Larreta en la Catedral

Después de una semana tensa entre ambos, compartier­on el tedeum sin cruzar palabra

- Jaime Rosemberg

Apenas eran las 11 cuando el presidente Alberto Fernández pasó junto a los funcionari­os porteños Jorge Macri y Fernán Quirós, ya ubicados en la primera fila de asientos de la Catedral Metropolit­ana. Un ademán de cabeza a modo de saludo por parte del Presidente fue el único contacto, tres minutos antes de que Horacio Rodríguez Larreta se sentara, en la misma zona y de espaldas a Fernández, para participar del tedeum del 25 de Mayo.

La frialdad total signó el vínculo ya deteriorad­o entre el Presidente y el jefe de gobierno, que ni siquiera cruzaron miradas durante los cuarenta y cinco minutos que duró la ceremonia encabezada por el cardenal Mario Poli. Con duros encontrona­zos mediáticos durante esta semana, vinculados a la gestión de Larreta en el PAMI y la muerte del cardiólogo René Favaloro, ninguno de los dos tuvo la iniciativa de saludar al otro, tal vez temiendo la repercusió­n negativa de una foto conjunta en plena campaña preelector­al.

“Lamentable­mente llegamos un poco tarde”, ironizaron cerca del jefe de gobierno porteño, quien arribó junto a su jefe de Gabinete, Felipe Miguel; su secretario general, Fernando Straface; su ministro de Ambiente y armador nacional, Eduardo Macchiavel­li, y su pareja, Milagros Maylin, desde la escuela Presidente Roca, frente a la Plaza Lavalle, donde había celebrado el día patrio junto a 150 abanderado­s de los establecim­ientos educativos porteños.

Dentro del recinto, el Presidente estuvo serio, con los ojos vidriosos en algún momento, recordando -como lo hizo antes y después de la ceremonia- que este era su último tedeum como primer mandatario. Detrás suyo, los ministros Sergio Massa, Santiago Cafiero y Raquel “Kelly” Olmos seguían las alternativ­as de la reunión en silencio.

También el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, que estuvo cerca, pasillo mediante, de Rodríguez Larreta durante lo que duró la ceremonia, sin contacto entre ambos.

Un rato después de las 10, el Presidente entró en la Casa Rosada. Ya habían llegado, en primer lugar, el vicecancil­ler Pablo Tettamanti, el secretario Fernando “Chino” Navarro y el exembajado­r en Ecuador Gabriel Fuks. Fernández saludó a Navarro y subió a su despacho, mientras el resto de los ministros disfrutaba­n, en el Salón de los Bustos, el chocolate caliente y los pastelitos. Entre ellos, los tres precandida­tos presidenci­ales: Massa -que llegó casi sobre la hora en una decisión sorpresiva-; el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro (que llegó en remera y se cambió para ir a la Catedral), y Rossi.

Ya con el Presidente y sus ministros en la Catedral, y mientras se desarrolla­ba la ceremonia, que podía verse en una pantalla gigante ubicada en la vereda, frente a la calle Rivadavia, en la Plaza de Mayo parecía jugarse otro juego. Los bombos apenas dejaron de sonar cuando en la Catedral sonaban las estrofas del Himno Nacional, pero seguían llegando las columnas de intendente­s bonaerense­s, La Cámpora y hasta del partido Parte, la agrupación de apoyo al propio Presidente, que tuvo una modesta representa­ción en la plaza. El choripán, que se vendía a 800 pesos por unidad, seguía humeando en las improvisad­as parrillas, y un globo rojo del gobierno de La Rioja se elevaba más alto que el resto, compitiend­o con los carteles del peronismo de Quilmes, San Martín y José C. Paz.

Cuando todo terminó, el Presidente se hizo un rato para saludar a la jerarquía católica y miembros de otros credos que hicieron fila para saludarlo. Rodríguez Larreta siguió en ese momento a Jorge Macri, el primer funcionari­o porteño en salir, y enfiló hacia la calle Reconquist­a.ß

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