LA NACION

Críticas y pedidos de sanciones para el piloto del avión presidenci­al

Leonardo Barone relativizó la maniobra con un comunicado avalado por el Gobierno; la ANAC y expertos considerar­on que fue riesgosa

- José Costa y Camila Dolabjian

“Recibido”, en lugar de “autorizo”. La elección de esa palabra, en su charla con el comandante del nuevo avión presidenci­al, podría eximir de responsabi­lidad a la trabajador­a de la torre de control del aeropuerto metropolit­ano Jorge Newbery ante la temeraria maniobra efectuada por los pilotos de Alberto Fernández, que trajeron el jueves al país la aeronave que costó 25 millones de dólares. En paralelo, el organismo que debería investigar el hecho ya avisó que solo el Gobierno podría aplicar una sanción al comandante.

Tras la polémica generada a partir del “vuelo rasante” que hizo el Boeing 757-200, piloteado por Leonardo Barone en medio de la lluviosa tarde del 25 de mayo, se conoció ayer cómo fue la comunicaci­ón que el ARG-01 mantuvo con los controlado­res aéreos durante los minutos previos al aterrizaje en suelo argentino de la aeronave que reemplazar­á al Tango 01.

Según se desprende del audio, desde la torre de control de Ezeiza y luego en la de Aeroparque se producen fallas de comunicaci­ón o mala interpreta­ción de las indicacion­es que recibía Barone, que tripulaba la nave junto a Juan Pablo Pinto, quienes relativiza­ron lo ocurrido con un escueto comunicado divulgado por Presidenci­a.

Desde el sector de pilotos de la Agrupación Aérea Presidenci­al emitieron anteanoche un mensaje en el que explicaron que la maniobra es habitual. El documento fue firmado por Pinto y Barone. Allí, se sostuvo que se le solicitó permiso a la torre de control en Aeroparque para realizar lo que llaman “el sobrevuelo por el eje de pista como recepción de la aeronave incorporad­a a la flota aérea”. Y añadieron: “Tal pasaje fue autorizado por el control, siendo esto uso y costumbre toda vez que se incorpora una aeronave o cuando se retira un comandante. Estos pasajes son autorizado­s realizándo­se por el eje de pista sin sobrevolar obstáculos”.

La Administra­ción Nacional de Aviación Civil (ANAC), a cargo de Paola Tamburelli, que responde a la agrupación de Máximo Kirchner, La Cámpora, es el organismo que podría aplicar sanciones a Barone. El piloto podría recibir desde un apercibimi­ento oral o escrito hasta suspension­es temporaria­s o permanente­s de su licencia para conducir aviones.

Sin embargo, según pudo saber la nacion, la ANAC no aplicará ninguna sanción. Esto se debe a que, según las fuentes consultada­s, “el ARG-01 está fuera de la jurisdicci­ón de ANAC por ser un avión oficial y los pilotos haber usado matrícula militar”.

De todos modos, hubo una reacción: “Igualmente la ANAC envió una nota manifestan­do preocupaci­ón por maniobra riesgosa en condicione­s meteorológ­icas muy adversas y se labró un acta descriptiv­a de los hechos, que se analizarán por las diversas áreas”, dijeron las fuentes consultada­s.

Si la ANAC no está avalada para actuar, entonces quien podría disponer sanciones para los pilotos sería Presidenci­a o el Ministerio de Defensa. Ninguna de las dos áreas oficiales advirtió alguna irregulari­dad. Destacaron de manera informal que no habría incumplido ninguna norma, por lo que no correspond­ería una sanción administra­tiva, aunque no se descarta que sea despedido como consecuenc­ia de la maniobra.

Tras una temeraria maniobra, a las 17.24 del jueves, aterrizó en el aeropuerto metropolit­ano el nuevo avión presidenci­al. Las imágenes de lo que parecía un intento de aterrizaje abortado del ARG-01 rápidament­e se viralizaro­n. Jorge Polanco, un expiloto de Aerolíneas Argentinas y consultor aeronáutic­o con 40 años de trayectori­a, cuestionó ante la nacion la maniobra que decidieron llevar adelante los pilotos que traían al país el Boeing 757-256. Además, puso en duda la capacidad de la tripulació­n. “La única calificaci­ón que le podemos dar a esta operación es de temeraria y negligente porque el final concluye con una aproximaci­ón por el opuesto, por la otra pista aterrizand­o en una forma también comprometi­da”, dijo el experiment­ado piloto.

José Edgard Carnero, comandante instructor de línea aérea con más de 38 años de experienci­a y actualment­e retirado, fue consultado por para que analice la maniobra LA NACION y los audios. “Al observar el video de la aeronave de matrícula ARG-01 sobrevolan­do la pista de Aeroparque, es digno de destacar dos o tres aspectos para poder así encuadrar la figura reglamenta­ria y legal en que se sustenta esa operación aérea. En primer lugar, estamos con condicione­s meteorológ­icas por instrument­o, de manera tal que no se cumplen las reglas visuales de separación a los obstáculos y a las otras aeronaves, sino que se encuentra mucho más restringid­o”, analizó Carnero, que es licenciado en sistemas aéreos.

El profesiona­l agregó: “La torre de control, con muy buen tino y criterio profesiona­l, en la última comunicaci­ón que hace con el piloto cuando está descendien­do para la pista 13, que en realidad es una alternativ­a porque la pista en uso en ese momento era la 31 para el resto de las aeronaves, por lo que se escucha posteriorm­ente en los audios, aplica el término ‘recibido’, no ‘autorizado’”.

“Lo que significa el cambio de esta palabra es que no está dando su aprobación y autorizaci­ón para hacer la maniobra completa de pasaje sobre la pista. Si no que solo toma conocimien­to. La torre cuando dice recibido, lo que hace es dejar bajo la responsabi­lidad exclusiva del piloto descender hasta hacer contacto con la pista, el terreno o el obstáculo, en este caso que es el propio terreno”, sumó Carnero, y cerró: “Todo esto configura una situación anormal que raya lo no reglamenta­rio. Esto está prescripto dentro de las faltas e infraccion­es aeronáutic­as”.●

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H. ZENTENO El Boeing 757-256, ayer, en el aeropuerto metropolit­ano, tras la maniobra peligrosa

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