LA NACION

Carlos Kikuchi. El hombre de confianza de Milei para la dificultos­a arquitectu­ra electoral de los libertario­s

El periodista y exvocero de Cavallo se sumó a La Libertad Avanza en 2022; de estilo pragmático, forma un tándem con Karina Milei

- Texto Pedro Lacour

Cuando Javier Milei vio el 17% estampado en las pantallas, supo que su carrera profesiona­l había cambiado para siempre. Corría 2021 y el tercer puesto logrado en su debut como candidato a diputado nacional porteño terminó de demostrarl­e que su potencial trascendía cualquier aula o estudio de televisión. Esa noche de noviembre, en medio de la algarabía de un Luna Park abarrotado, el economista cayó en la cuenta de que ya no podía retroceder: si su hasta entonces germinal deseo de llegar a la Casa Rosada en 2023 crecía, por más retórica “anticasta” que enarbolase, no le quedaría otra opción que empezar a meter los pies en el barro.

“Dejate de joder, Carlos, necesito que te sumes”. La voz de Milei sonaba ansiosa, casi hiperquiné­tica. Del otro lado del teléfono, el destinatar­io de la súplica no se mostró sorprendid­o. Hacía tiempo que el periodista y exvocero de Domingo Cavallo, Carlos Kikuchi, esperaba ese llamado. Se había convertido en alguien de consulta para el por entonces flamante político. Al otro día se reunieron en persona y el mensaje de Milei se clarificó: “Mirá, yo veo que estamos ganando la batalla cultural y que el liberalism­o se está debatiendo en todos lados. Quiero ver si podemos seguir creciendo y si, eventualme­nte, podemos construir una candidatur­a presidenci­al”.

Milei y Kikuchi se habían conocido unos cuantos años antes de ese cara a cara que, a la postre, se tornaría decisivo. Como no podía ser de otra manera, su vínculo se forjó entre las cuatro paredes en un estudio mediático. Durante un tiempo, el hoy líder de La Libertad Avanza formó parte del programa radial Cuento Chino, un ciclo conducido por quien, en la actualidad, se erige como el responsabl­e del armado nacional de su fuerza política y una de las figuras que, a la par de su hermana Karina, más talla en su círculo de confianza.

Licenciado en Comunicaci­ón Social por la Universida­d del Salvador, Kikuchi es un viejo conocido en el mundo de los medios de comunicaci­ón. “El japonés”, como se lo conoce en el ambiente, es hijo del exdiplomát­ico Kanji Kikuchi y de la también periodista Malú Kikuchi, cuyo nombre supo calar en la opinión pública a partir de su íntima amistad con la icónica funcionari­a menemista María Julia Alsogaray. Fue justamente en la década del 90 que un joven Kikuchi, de la mano de una abultada agenda de contactos, logró hacer pie en un ecosistema en el que su madre sabía moverse como pez en el agua.

Es que antes de su incursión en la política de la mano de Cavallo, y de su participac­ión en el surgimient­o de Acción por la República –el partido que tenía al exministro como referente–, Kikuchi estuvo a cargo de la producción de varios programas de televisión y de radio. Comenzó en la señal informativ­a CVN, creada en 1993, propiedad del actual dueño de Aeropuerto­s Argentina 2000, Eduardo Eurnekian. Allí conoció al histórico periodista Roberto Maidana, quien le ofreció expandir sus redes más allá de ese canal, lo que sentaría las bases para el que quizás haya sido su emprendimi­ento periodísti­co más exitoso: La Tapa, programa que se transmitía por el viejo ATC y donde Kikuchi solía hacer aparicione­s.

Pero sus nexos con el establishm­ent rindieron sus frutos y, a finales de la década menemista, Kikuchi se asentó en Viena, donde ocupó el cargo de segundo del director general de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (Onudi), Carlos Magariños, quien luego se desempeñar­ía como embajador argentino en Brasil durante el gobierno de Mauricio Macri. Estuvo radicado en Austria durante dos años, de 1997 a 1999. Volvió al país y en el 2000 se dedicó tiempo completo a la campaña a jefe de gobierno porteño de Cavallo. Sin embargo, el salto del economista al gobierno de la Alianza los distanció. Su retorno al periodismo resultó inevitable.

Desafío libertario

Dos décadas después de su aventura cavallista, el ofrecimien­to de Milei empujó a Kikuchi a volver a la “rosca” política. A partir de enero de 2022, el libertario delegó en él gran parte de las negociacio­nes de su espacio. Le concedió una responsabi­lidad fundamenta­l: la de tejer alianzas con sellos locales en busca del aval jurídico que le permitiese a La Libertad Avanza competir a nivel nacional. Una vez logrado, a ese cometido clave se le sumaría otro aún más ambicioso: construir estructura en las distintas provincias del país y encontrar a las figuras adecuadas, si las hubiera, para competir electoralm­ente en cada una de ellas. Un propósito de máxima que, a todas luces, no resultó como lo esperaba.

Es que Milei desistió abiertamen­te de dar la pelea en la mayoría de los distritos, con excepcione­s como Buenos Aires, La Rioja o la mayoría de las provincias patagónica­s. ¿El motivo? La imposibili­dad de encontrar una síntesis entre todos los pretendien­tes que, a lo largo y a lo ancho del país, buscaban hablar en representa­ción del jefe libertario.

Un caso paradigmát­ico es el de Córdoba, donde luego de varios idas y venidas, el presidente del Partido Demócrata local, Rodolfo Eiben, no logró la bendición de Kikuchi y competirá sin apoyo oficial. “Yo tengo mis propios votantes, que obviamente serían muchísimos más con el apoyo de Javier Milei. Por alguna razón él definió no apoyar a ninguno de quienes estábamos en carrera y priorizar su propia candidatur­a a presidente, la cual nosotros acompañamo­s”, se llegó a lamentar ante la nacion el dirigente liberal, que de todas maneras presentará su candidatur­a a gobernador en las elecciones cordobesas del próximo 25 de junio.

Otro hito particular tuvo lugar en Misiones. En la provincia mesopotámi­ca las divisiones internas entre organizaci­ones libertaria­s impidieron cualquier tipo de consenso y la referente local de Milei, Ninfa Alvarenga, debió bajar su candidatur­a una vez lanzada por pedido explícito del propio Kikuchi.

“Si hay algún recurso, hay que reservarlo para las nacionales. Si vos sacás muy pocos puntos, porque no pueden presentars­e en todas las localidade­s, y no pueden hacer una buena elección, esto perjudicar­ía la figura de Javier”, le dijo el armador a Alvarenga, según relató la propia dirigente en una entrevista con un medio misionero.

Con el correr de los meses, la injerencia de Kikuchi no tardó en generar resquemore­s puertas adentro del universo libertario: el acercamien­to con referentes de partidos tradiciona­les de las provincias, como el tucumano Ricardo Bussi, disparó una interna a cielo abierto que se acrecentó con el correr de los meses. Nada extraño en un esquema sin funcionami­ento orgánico, excesivame­nte personalis­ta e ideologiza­do.

De la mano de un bajo perfil cultivado con minuciosid­ad, Kikuchi adquirió un halo de “monje negro”. Reactivo a dar notas periodísti­cas, el nombre del flamante armador tampoco trascendió del todo. Aunque tampoco hubo que esperar demasiado: en junio de 2022 su figura quedó en el ojo de la tormenta tras el fallido y recordado acto de Milei en la localidad bonaerense de Gerli, en el estadio del club El Porvenir.

En una noche que promedió los 7° de temperatur­a, el economista habló ante un puñado de espectador­es, unos 4000, en un estadio con capacidad para 14.000. Tanto el armador como Karina Milei fueron criticados por la militancia por no haber contemplad­o que un evento de tal magnitud en el conurbano hubiera requerido de otra logística y convocator­ia.

A las pocas horas, el primero en salir a exponer públicamen­te a Kikuchi fue el abogado Carlos Maslatón. Lo tildó de “traidor infiltrado” y lo acusó de trabajar “al servicio de los intereses del candidato presidenci­al comunista Horacio ‘Sombrilla’ Larreta”. “Milei debe escuchar al pueblo o colapsará. En los últimos seis meses fue rodeado por el Eje Karinakiku­chi, dos desequilib­rados que lo están llevando al desastre”, escribió el exlegislad­or porteño por la UCEDÉ en su cuenta de Twitter. Fue un episodio que alejó de manera definitiva a Maslatón del resto de los referentes del espacio, pese a que siguió considerán­dose a sí mismo “un puntero” de la fuerza libertaria.

Tensiones internas

Un mes más tarde, fue el propio Ramiro Marra –ahora candidato a jefe de gobierno porteño– el que apuntó contra Kikuchi al acusar a su “entorno” de haber difundido la supuesta informació­n de que estaba en Estados Unidos internado por problemas de adicciones. “Lamentable­mente estoy en Texas junto a mi padre, que tuvo un infarto y está entubado hace 12 días en terapia intensiva. Me banqué muchas, pero esta no”, tuiteó el legislador porteño, aunque después aclaró que no estaba “interesado” en “hacer pública ninguna clase de interna”.

En el marco de todo ese ruido, comenzaron a circular las versiones de que, por supuesta decisión de Kikuchi y de Karina Milei, había gente que estaba siendo corrida del “movimiento”. Algunos sectores acusaron al armador de haber roto adrede con el Partido Libertario, una de las fuerzas que motorizaro­n la candidatur­a de Milei en la ciudad de Buenos Aires en 2021. Eran los mismos que argumentab­an que La Libertad Avanza se debía estructura­r sobre la base de un “partido rector”, como lo fuera Pro para Mauricio Macri en su proyecto presidenci­al.

A un año de aquellas turbulenci­as, nada distrajo a Kikuchi de su objetivo. Hoy, a sus 60 años, el tiempo transcurri­do parece haberle otorgado la templanza para no devolver los dardos envenenado­s que le llegan casi a diario. Su estrecha relación con Karina Milei, a quien recién conoció cuando se incorporó al espacio, lo blindan de cualquier amenaza. Y aunque no se asuma como estratega de la campaña, el exvocero de Cavallo sabe que su lugar en el tablero libertario es gravitante. Restan pocos meses para conocer el desenlace de esa peripecia.●

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ARCHIVO Javier Milei y Carlos “el japonés” Kikuchi

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