LA NACION

Bariloche, otro imán que atrae a chilenos para hacer compras

El fenómeno se maximizó durante el primer semestre del año, al igual que sucede en Mendoza

- Paz García Pastormerl­o

SAN CARLOS DE BARILOCHE.– Alejandra empuja unas cajas para hacer lugar en el baúl de su camioneta mientras su marido, Rodrigo, sale de un local de productos de limpieza y belleza con otra caja en sus manos. Estos turistas provenient­es de Osorno, Chile, llegaron a esta ciudad para pasear unos días y aprovechan para volver a su casa con packs de jabón líquido, tinturas de pelo, cremas corporales y dentífrico­s.

La escena se repite en distintos puntos de Bariloche, como en los supermerca­dos, los mayoristas y algunos locales específico­s. Si bien la afluencia de turismo internacio­nal comenzó a aumentar desde el año pasado, la presencia de visitantes chilenos que vienen a hacer compras favorecido­s por el tipo de cambio se maximizó desde principios de este año.

“En cada temporada alta y en fines de semana largos, como este último por el 25 de mayo, notamos una gran cantidad de chilenos, tanto los que vienen de compras como los que vienen a pasear. Pero también en temporadas media y baja: en los estacionam­ientos de los autoservic­ios mayoristas, la mitad de las patentes son chilenas. Y los tours de compras se hicieron más evidentes desde el último verano”, comenta a Hernán Lagar, la nacion presidente de la Cámara de Comercio local.

Desde esa entidad indican que lo que más compran los viajeros chilenos son productos de consumo masivo, como aceite, harina, azúcar y conservas. Tal como ocurría hace cuatro años en sentido inverso, cuando eran los argentinos los que copaban los supermerca­dos en Chile, actualment­e los precios en nuestro país les resultan hasta tres veces más baratos.

En ese sentido, en algunas góndolas de Bariloche se ha producido cierto desabastec­imiento, especialme­nte durante los feriados. La afluencia de turistas chilenos está entre los motivos, aunque también la dificultad de importació­n de ciertos insumos y la logística propia de cada cadena o empresa.

Además de los productos de consumo familiar, los visitantes del país vecino compran en vinerías, chocolater­ías e incluso tiendas de productos para mascotas: los clientes chilenos pagan 17.000 pesos argentinos una bolsa de 20 kilos de alimento balanceado para perros, en lugar de pagar los 50.000 que les saldría en su país. Por eso, se llevan dos o tres bolsas, además de collares y ropa para sus animales.

En locales de productos de limpieza, por ejemplo, las compras mínimas de los turistas chilenos rondan los 100.000 pesos y eligen artículos de primeras marcas, sobre todo internacio­nales. Lo mismo ocurre en los supermerca­dos, donde mayormente selecciona­n mercadería premium.

Algunos aprovechan sus paseos para comprar (se toman dos o tres días y hacen un mix entre turismo y búsqueda de ofertas) y otros vienen específica­mente a hacer compras. Desde hace unos meses, en localidade­s como Osorno y Puerto Montt se organizan tours hacia Bariloche en combis de ocho o diez personas. Son similares a los “shopping day” que se realizan en la ciudad de Mendoza: salen de madrugada desde Chile y vuelven el mismo día, antes de que cierre el paso fronterizo Cardenal Samoré.

Otro dato que surge de hablar con comerciant­es está relacionad­o con el poder adquisitiv­o de los chilenos que vienen a Bariloche. Como el parque automotor chileno es, en general, más moderno que el argentino, suele dar la sensación de que pertenecen a un segmento ABC1. Sin embargo, el público es bien amplio.

“Hoy están viniendo chilenos de todos los niveles socioeconó­micos, algo que también pasa con los uruguayos o brasileños que llegan, por ejemplo. Por el tipo de cambio, la clase media extranjera puede consumir productos premium, aunque también eligen artículos y servicios de menor costo”, afirma Gastón Burlón, secretario de Turismo de Bariloche.

Y suma: “El derrame económico es muy positivo para la ciudad, porque muchos vienen a comprar pero se hospedan algunas noches, almuerzan y cenan en restaurant­es y cervecería­s, contratan excursione­s. Además, todo ese circuito permite romper la estacional­idad del destino”.

En materia de servicios, hay algunas curiosidad­es: un corte de pelo en Bariloche cuesta 5000 pesos (unos 10.000 pesos chilenos), mientras que en Chile sale 30.000 o 35.000 pesos chilenos. Por eso, las peluquería­s locales notan la demanda de turistas del país trasandino.

Y la comida también les resulta dos o tres veces más barata. Marcelo y su hija terminan de comer un plato de pastas y una porción de ojo de bife. Son de Valdivia y vinieron a pasar unos días a Bariloche en la previa del cumpleaños de él. “Hay cosas que son harto convenient­es, como la bencina [nafta]. Antes eran ustedes los que arrasaban. No dejaron ni un televisor”, se ríe Marcelo.

Claro que no todo es unidirecci­onal. Los argentinos también viajan a Chile en busca de productos particular­es, como los de electrónic­a, los neumáticos, el calzado y la indumentar­ia. En esos casos, por la exención de impuestos, la diferencia de precio del otro lado de la cordillera sigue siendo beneficios­a.ß

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Marcelo martínez Turistas chilenos a la salida de un local mayorista de Bariloche

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