LA NACION

Asesinaron en Rosario a un militante del Movimiento Evita

Fue atacado por tres sicarios en moto cuando estaba en la puerta de su casa; su familia cree que quedó en medio de una balacera

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Un joven militante del Movimiento Evita que trabajaba en el comedor de un centro comunitari­o fue asesinado a balazos frente a su casa de la zona sur de Rosario. Con este caso suman ya 130 los homicidios cometidos en lo que va de 2023 en ese departamen­to santafesin­o. De Nicolás Ariel Lisandro Leguizamón, de 25 años, solo se conocen su compromiso social y que se dedicaba a la venta de productos panificado­s que él mismo amasaba. Era evangelist­a, no tenía antecedent­es y, según quienes lo conocían bien, no consumía ni vendía drogas. Por eso, en su entorno creen que quedó en medio de una balacera, víctima de la locura armada que arrasa a la ciudad.

“¡Naty! ¡Es Nico, es Nico!”, le dijo desesperad­a la madre de la víctima a su hermana Natalia, a quien llamó por teléfono anteanoche para contarle que acababan de balear a su hijo en la puerta de su casa, en Centeno al 2500, en el barrio Matheu, de la zona sur de la ciudad.

La tía del joven relató, llorando, que su sobrino estaba fuera de la casa por preparar el carbón para prender fuego y hacer un pollo al disco cuando se escucharon “un montón de detonacion­es”.

“Yo las escuché desde mi casa, y tengo la costumbre de llamarla a mi hermana cuando escucho los disparos, porque ella tiene diez hijos y son un montón. Y esta vez no la llamé... me llamó ella y me dijo: ‘¡Naty! ¡Es Nico, es Nico!”, detalló la mujer.

Según fuentes del caso, el crimen se produjo a las 21 del domingo, cuando Leguizamón fue atacado por tres hombres en tres motos, que abrieron fuego y escaparon.

“Lo llevamos vivo al hospital, porque estaba consciente. Entramos, yo firmé el papel para la operación, porque lo tenían que intervenir de urgencia porque la bala le había ingresado por un lado y le salió para el otro lado, y no pudieron hacer nada. Ahora, lo único que pedimos es que se haga justicia”, detalló la mujer.

Con la voz quebrada, la tía de Leguizamón agregó: “No pedimos justicia por pedir, pedimos justicia porque tenemos hijos, porque somos seres humanos, no somos números. Mi Nico no es el 130, no es un número, él se llama Nicolás Ariel Lisandro, era lo más maravillos­o que tenía mi hermana; ella tiene diez hijos, y él era uno de los más grandes. Hoy no está, y hoy... ¿qué hacemos? ¿Y los chicos que se quedaron sin papá qué hacen?”.

Nadia, pareja de Leguizamón, con quien tuvo dos hijos, añadió, conmociona­da:“¿Porquémelo­mataronasí, si es la persona más buena de este mundo, el mejor papá, el mejor marido? Él daba todo por nosotros”.

Daniela, madre de la víctima, cuestionó que la policía “para a los pibes cuando vienen de trabajar, les piden de todo, los dan vuelta, no los dejan caminar, y a los que pasan con las armas o tirando tiros no les hacen nada”. Agregó, quebrada en llanto: “Mientras revisan a los que vienen de trabajar, a las motos que llevan las armas –porque ellos saben quiénes las llevan– ni las paran. Ya no se puede estar más afuera, ni en la punta de un pasillo, porque los pasillos también tienen problemas. Entonces, los chicos tienen que estar adentro, los grandes, también”.

Tras el ataque, Leguizamón fue trasladado por un vecino al Hospital de Emergencia­s Clemente Álvarez (HECA), donde los médicos constataro­n que presentaba un disparo en el lado izquierdo del tórax y otro en la zona lumbar derecha, heridas que le provocaron la muerte cuando era operado.

Mariano Romero, referente de Movimiento Evita de Rosario, dijo que Nicolás participab­a de las actividade­s desarrolla­das en el centro comunitari­o Luz, Esperanza y Vida, ubicado en Doctor Rivas y Alvear.

“Comenzó a trabajar con nosotros en 2015, cuando era un adolescent­e. Aprendió a amasar pan y últimament­e se dedicaba a la producción y también a la venta, se dedicaba a eso como medio de vida”, agregó Romero en declaracio­nes al portal de noticias Rosario3.

“Era un muchacho evangelist­a, un pibe sano, no consumía ninguna sustancia, tampoco tenía antecedent­es. Era más bien tímido y familiero”, detalló el dirigente social, quien cree que la víctima habría “quedado en medio de una balacera”. ■

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