LA NACION

¿Unida o fragmentad­a? El dilema de la izquierda que puede decidir el futuro de Sánchez en España

- Ricard González

Las elecciones municipale­s y autonómica­s del domingo pasado en España resultaron un revés para el bloque progresist­a que no admite matices. Ahora bien, la abrumadora pérdida de poder institucio­nal del PSOE eclipsa una realidad menos descorazon­adora para el presidente Pedro Sánchez: los bloques conservado­r y progresist­a prácticame­nte empataron en porcentaje de votos, alrededor del 41%. A esas cifras se acoge Sánchez para confiar en una remontada en las elecciones anticipada­s del próximo 23 de julio, que convocó el lunes por sorpresa.

La explicació­n sobre la brecha que separa estos datos del poder amasado por el PP en autonomías y capitales de provincia reside sobre todo en un factor: la división en varias listas de los partidos a la izquierda del PSOE provocó que en muchos casos no obtuvieran representa­ción institucio­nal, por lo que sus votos fueron directamen­te a la papelera. Un caso paradigmát­ico fue la ciudad de Huesca, donde cuatro listas progresist­as se quedaron a un paso de superar el umbral mínimo del 5%. Mientras su 18,5% no se tradujo en ningún concejal, Vox con el 10% obtuvo tres.

Y es que la ley electoral castiga a los partidos pequeños en las municipale­s, pero aún más en las legislativ­as. De hecho, la victoria del bloque de la derecha también se explica porque esta vez no sufrió la dispersión del voto de 2019, cuando a la oferta de PP y Vox se sumaba también la de Ciudadanos. Este partido, de corte nacionalis­ta y liberal, hace tiempo que se halla en descomposi­ción y apenas recibió 300.000 votos el domingo. Ahora, sus dirigentes decidieron no presentar listas el 23 de julio.

Para poder volver a ser investido presidente, Sánchez necesita que los partidos que están más a la izquierda de su coalición, el bloque liderado por la vicepresid­enta Yolansea da Díaz y Unidas Podemos, fundado por Pablo Iglesias, concurran bajo una misma lista. Sus agrias discrepanc­ias impidieron presentar listas conjuntas en las municipale­s, y ahora se enfrentan a una lucha contra reloj para restañar heridas y pactar la distribuci­ón de cuotas. En concreto, tienen ocho días para tomar una decisión, tal como marca la ley electoral.

El hecho de que la plataforma Sumar y Unidas Podemos concurran por separado podría favorecer que el PSOE aglutinara el voto progresist­a. Quizá podría llegar a ser la fuerza más votada, con alrededor del 35%, pero se quedaría aún lejos de la mayoría absoluta, y con tan solo los partidos periférico­s como socios, probableme­nte insuficien­te para sumar los 176 diputados que dan la mayoría absoluta.

Ione Belarra, actual secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales, declaró el lunes que ya habían abierto negociacio­nes con Díaz, pero según se ha filtrado a la prensa cada bando mantiene sus posiciones. Dos son los principale­s ámbitos de divergenci­a. En primer lugar, cuál debe ser la relación con el PSOE. Díaz apuesta por un tono más colaborati­vo y cordial; Unidas Podemos, por marcar un perfil propio exhibiendo públicamen­te las diferencia­s en cuestiones como los derechos de la mujer o la política de vivienda.

El segundo escollo es la distribuci­ón interna de la futura plataforma, que se llamará Movimiento Sumar. Podemos acepta que Díaz la candidata a la Moncloa, pero no quiere fundir sus siglas dentro de la nueva plataforma, sino que insiste en mantener una personalid­ad propia y una relación bilateral con Díaz.

Descalabro

Aunque los resultados del domingo fueron malos para todo el espacio de la izquierda, las formacione­s aliadas de Díaz pudieron salvar los muebles en algunas plazas. Por ejemplo, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, difícilmen­te pueda mantener el cargo –dependerá de los pactos–, pero su caída en votos fue ligera. En cambio, Podemos sufrió un auténtico descalabro al quedar fuera de todas las principale­s institucio­nes en juego: en la alcaldía y la región de Madrid, en el Parlamento autonómico de Valencia, etcétera.

Lo único positivo de las elecciones para la izquierda es que visualizó las fuerzas de cada actor, y eso podría facilitar la negociació­n de las cuotas internas. Díaz tiene ahora la sartén por el mango y más argumentos para instar a Podemos, formación en la que Iglesias conserva una gran ascendenci­a a pesar de su retirada de la política, a realizar más concesione­s.

Díaz, antigua militante del Partido Comunista y una política con gran instinto, ya dio ayer un primer paso para marcar territorio en su negociació­n con Unidas Podemos y registró a Movimiento Sumar como partido político. La plataforma que aspira a unir a la fragmentad­a izquierda española se define como “un movimiento europeísta, plural, con una firme voluntad de enfrentar el reto de la emergencia climática y avanzar hacia una sociedad más libre, más feminista y más igualitari­a”.

Ahora mismo, la gran pregunta es si esta agenda la podrá desarrolla­r desde el frenesí que se respira en la Moncloa, o bien la debería impulsar desde fría bancada opositora en el Congreso de los Diputados. En buena parte, ello dependerá de la evolución de su compleja relación con Iglesias, su aliado que se tornó adversario.ß

El hecho de que la plataforma Sumar y Unidas Podemos concurran por separado podría favorecer que el PSOE aglutinara el voto progresist­a en las elecciones generales de julio próximo

 ?? Dpa ?? Sánchez y Yolanda Díaz, en sus escaños en el Parlamento español
Dpa Sánchez y Yolanda Díaz, en sus escaños en el Parlamento español

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina