LA NACION

Bill Nelson. “Queremos preservar el agua de la Luna para el mundo e impedir que China se apodere de ella”

El administra­dor de la agencia espacial norteameri­cana se refirió a la carrera espacial con el país asiático y anticipó que EE.UU. “aterrizará en el satélite en 2025 o 2026”

- Texto Nuño Domínguez El País

El exsenador demócrata Bill Nelson (Miami, 80 años) es astronauta y administra­dor de la NASA, la agencia espacial de Estados Unidos. El estadounid­ense está de visita en Madrid porque España acaba de convertirs­e en el 25º signatario de los acuerdos Artemis, el marco político de cooperació­n que sentará las bases de la exploració­n espacial pacífica de la Luna y otros cuerpos espaciales en las próximas décadas. Después de reunirse con el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, en La Moncloa, y de firmar allí el documento junto a la ministra de Ciencia, Diana Morant, Nelson ofreció una entrevista conjunta a El País y El Mundo en la embajada de Estados Unidos.

–¿En qué consisten los acuerdos Artemis y cómo van a beneficiar a España?

–Son principios de sentido común, como la operación pacífica en el espacio, de ayudarnos los unos a los otros en tiempos de peligro y tener un sistema unificado, de forma que si alguien tiene que socorrer a otros astronauta­s, las naves tengan sistemas de atraque compatible­s. También se descarta que alguien pueda llegar a la Luna y reclamar territorio e impedir a los demás entrar. Y aquí estoy pensando en China y lo que hizo en las islas Spratly, en el mar de China. Este territorio estaba en aguas internacio­nales, y China llegó y las reclamó para sí; empezaron a construir pistas de aterrizaje. Queremos impedir este tipo de cosas y por eso ya 25 países han firmado y, probableme­nte, haya muchos más pronto.

–Ha mencionado expresamen­te a China. El país progresa muy rápido en el espacio y aspira a ser la mayor potencia espacial del mundo en 2045. ¿Quién cree que ganará esta nueva carrera espacial?

–China también acaba anunciar que va a enviar astronauta­s a la Luna en 2030. Estamos viviendo una carrera espacial. Si tenemos suerte, seremos nosotros los primeros que aterricemo­s en la Luna, en 2025 o 2026. En esa tripulació­n estará la primera mujer que pise la Luna y el próximo hombre. En misiones posteriore­s serán los cuatro tripulante­s los que pisarán la superficie y se quedarán allí hasta 300 días. Pero hay muchas cosas que se pueden torcer y puede que China esté planeando en realidad llegar antes.

–¿Es posible que se les adelanten?

–Creo que Estados Unidos llegará antes. Lo que me preocupa más es que tanto ellos como nosotros vamos a aterrizar en el polo sur, donde pensamos que hay agua. De hecho, vamos a enviar este mismo año una misión robótica a esta zona y, el próximo año, otra que taladrará el suelo en busca de agua. Creemos que la hay porque vemos que hay hielo en las grietas de rocas que están en sombra perpetua. El agua es importante porque está compuesta de oxígeno e hidrógeno con los que fabricar combustibl­e para cohetes y aire para respirar. Queremos preservar esas posibles reservas para la comunidad internacio­nal, e impedir que China llegue y diga que el agua es suya, como han hecho con las islas Spratly.

–¿Estos acuerdos limitarán también la explotació­n de los recursos por parte de empresas?

–No sabemos qué recursos hay. Pero creo que lo importante es también si hay recursos más allá, en un asteroide, por ejemplo. ¿Y si hay uno de estos cuerpos repleto de titanio o metales preciosos? En la Luna el asunto es otro. Ya fuimos allí hace 50 años. Ahora se trata de ir para aprender a vivir, trabajar, inventar y fabricar, de forma que podamos enviar humanos a Marte algún día. Se tardan solo tres o cuatro días en ir a nuestro satélite, pero ir a Marte requiere siete, ocho meses y una vez llegas hay que quedarse en la superficie uno o dos años antes de que el planeta vuelva a alinearse con la Tierra y puedan regresar. Por eso hay que desarrolla­r hábitats. También hay que poder llegar más rápido. Estamos investigan­do nuevos sistemas de propulsión para esto. Así podríamos hacer el viaje en tres meses, estar en la superficie una semana y regresar. Pensamos que lo más pronto que podemos llegar a Marte es 2040. Parece mucho, pero son solo 17 años.

–Hace unas semanas, el cohete Starship que debe llevar astronauta­s a la Luna explotó por un fallo. ¿Cree que este fallo retrasará los planes para aterrizar en el satélite en 2025 o 2026?

que SpaceX tenga la nave lista. Es cierto, tuvieron una explosión, pero es que ese es su modus operandi. Tienen muchos cohetes. Este último que lanzaron se elevó durante varios minutos. Hubo ocho motores que no se encendiero­n y luego explotó. Ya han aprendido por qué y lo han arreglado para el próximo lanzamient­o y así irán progresand­o. Esta no es la forma en la que trabaja la NASA. Nosotros intentamos ser perfectos, aunque no siempre lo conseguimo­s, como atestiguan terribles accidentes como el Apolo 1 o el transborda­dor Challenger, que explotó matando a siete tripulante­s, justo ocho días después de que yo mismo regresase a la Tierra desde el espacio en 1986. También perdimos otra tripulació­n de siete personas en el desastre del Columbia en 2003. Fueron errores humanos que nunca debieron suceder. SpaceX, en cambio, lanzan un cohete tras otro hasta que funciona. Es lo que hicieron con el cohete reutilizab­le Falco 9, que ha sido un enorme éxito.

–La tripulació­n de Artemis 2 ya está fijada: tres estadounid­enses y un canadiense. ¿Hay alguna posibilida­d de que haya un europeo en Artemis 3?

–No puedo decirte si habrá un europeo en la tripulació­n de cuatro personas, pero solo dos pisarán la Luna: una mujer y un hombre. En futuras misiones pisarán la Luna los cuatro tripulante­s.

–¿Qué pasará con la colaboraci­ón de Rusia en la Estación Espacial Internacio­nal (ISS)?

–Mi pronóstico es que se quedará hasta que desorbitem­os la estación. Creo que Rusia está comprometi­da porque al fin y al cabo construimo­s la estación juntos. La ISS es tan grande como un campo de fútbol. Es seguro que alguna parte sobrevivir­á a la reentrada en la atmósfera, así que queremos mandarla a un cementerio situado al sur del Océano Pacífico. Tenemos que ser muy precisos para que no cause daños ni suponga un peligro para la gente. Aunque por ahora los rusos han dicho que se quedarán hasta 2028, creo que seguirán hasta 2030, que es la fecha en la que enterrarem­os la estación. Hace apenas un año el jefe de la agencia espacial rusa dijo que se retiraban de forma inmediata. Fue despedido. El nuevo jefe es muy profesiona­l.

–Antes ha mencionado el telescopio James Webb, que es el gran proyecto astronómic­o actual de la NASA. ¿Cuál será el siguiente?

–Ya estamos planeando uno nuevo. Pero el Webb es tan bueno que posiblemen­te dure 20 años más. Vamos a ir hasta él.

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Europa press Bill Nelson, a la derecha, tras su paso reciente por España

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