LA NACION

Mascherano y el Sub 20, una relación maldita en tiempos de jugador y de DT

El impensado desquite, tras el Sudamerica­no, una nueva frustració­n

- Santiago Bauzá

SAN JUAN.– El Mundial Sub 20 se convirtió en una aventura indescifra­ble para la Argentina. Una rareza, porque la selección es el máximo campeón de la categoría, con seis coronas. La nueva frustració­n tuvo como conductor a Javier Mascherano, y para el selecciona­dor, el Sub 20 es una herida que lo atraviesa desde los días de futbolista juvenil: su categoría, en Emiratos Árabes, en 2003, partió los años de gloria, cuando el volante central ya presentaba credencial­es de voz de mando.

La experienci­a como DT lo descubrió deslucido en el torneo Sudamerica­no de Colombia, cuando el equipo no superó la etapa de grupos, y aunque tuvo un desquite impensado, porque la Argentina reemplazó a Indonesia como organizado­r y retomó el mando –luego de renunciar– la caída es otro duro tropiezo. El futuro en el cargo o en seleccione­s nacionales, una decisión que quedó en las manos del presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia.

“Continuaré hasta el día que él quiera. Él sabe que todos los días tiene mi renuncia sobre el escritorio. En ningún momento volví solamente por éste Mundial. Voy a seguir si ellos creen que sirvo para esto y sigo aportando cosas”, apuntó Mascherano, sobre la charla que segurament­e tendrá con Tapia. El selecciona­dor se enseñó calmo en el campo de juego al momento de declarar y repitió el tono sereno durante el contacto con los medios en la zona mixta del estadio del Bicentenar­io. En el banco de los suplentes, la angustia lo dominó en más de un pasaje: en particular, cuando la Argentina se enseñó dominante y no quebró a las Águilas nigerianas; mucho más cuando los africanos dieron las dos estocadas para resolver el encuentro y dejar vacía a la selección.

“Pretender en esta categoría no tener ningún tipo de error es prácticame­nte ser un necio. Sabíamos que en algún momento íbamos a poder tener algún desajuste y bueno, la verdad que lo pagamos carísimo. A mí no me gusta hablar de injusticia­s y es triste, porque creo que fuimos el equipo que llevó el peso del partido, el que más intentó, más buscó… En el juego fuimos muy superiores a Nigeria, el equipo estuvo a la altura y eso me deja tranquilo. Hay que tragar veneno y aguantárse­la”, expuso, quien analizó el partido, pero también las vivencias.

Mascherano apuntó a que su continuida­d no estuvo ligada a la Copa del Mundo, pero si la Argentina no era la organizado­ra –después que la FIFA le quitó la sede a Indonesia ante la imposibili­dad de garantizar la seguridad de la delegación israelí–, la selección no había presentado méritos para jugar el Mundial y él no estaría en el cargo, porque fue él mismo quien decidió correrse. Posiblemen­te, porque el Sub 20 le resulta un torneo esquivo, hechizado, siempre con su figura en el medio. Campeón en el torneo Sudamerica­no en Uruguay, el Mundial en Arabia Saudita fue un mal trago, con la eliminació­n frente a Brasil, en las semifinale­s.

Aquella camada quedó en el medio de la gloria de Pekerman, entre 1995 y 2001 –con títulos del mundo en Qatar, Malasia y Argentina– y las conquistas con Francisco Ferraro y Hugo Tocalli, en Holanda 2005 y Canadá 2007. Volvió como líder y conductor a la categoría que lo dañó como juvenil y no pudo torcer el rumbo del Sub 20, ese que pasó de las vueltas olímpicas a no encontrar el rumbo para volver a festejar.ß

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M. aguilar Mascherano y otro golpe con el Sub 20

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