Erdogan remodeló su gobierno y llamó a “hacer la paz” al iniciar su tercer mandato
Una semana después del ballottage, el presidente pidió a la población “dejar de lado los resentimientos electorales”; Maduro asistió a la ceremonia en Ankara
ANKARA.– El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en el poder desde hace 20 años, inauguró ayer su tercer mandato y pidió al país “hacer la paz”, en medio de un fuerte clima de polarización.
El jefe de Estado, de 69 años y reelegido por cinco años el 28 de mayo con el 52% de los votos, prometió ante el Parlamento en Ankara “asumir su deber con imparcialidad” ante los 600 diputados electos.
El líder turco ofreció por la noche una cena de gala a los cerca de 80 jefes de Estado y de gobierno extranjeros que acudieron a la cita, entre ellos el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, y anunció la formación de su nuevo gobierno, profundamente remodelado y con cambios al frente de las carteras de Defensa, Exteriores y Economía.
El nuevo gabinete se reunirá por primera vez el martes.
En un tono conciliador, y desde su gigantesco palacio presidencial en las afueras de la capital, Erdogan llamó a sus detractores a “encontrar la manera de hacer la paz”.
“Dejemos de lado los resentimientos y la cólera de este período electoral”, dijo el mandatario, que en el ballottage venció al opositor Kemal Kiliçdaroglu.
El dirigente islamo-conservador pidió “a los partidos”, y también “a los periodistas, escritores, la sociedad y los artistas reconciliarse con la voluntad nacional”, sin mencionar a las decenas de miles de representantes de todas estas categorías que se encuentran entre rejas.
Los diputados de la oposición se quedaron precisamente sentados cuando la asamblea se levantó tras el juramento y la alocución del presidente.
Bajo una fuerte lluvia, Erdogan se trasladó del Parlamento al mausoleo de Mustafa Kemal Ataturk, el fundador de la Turquía moderna, donde se comprometió a “llevar a las víctimas del sismo a sus casas lo antes posible”.
Por lo menos 50.000 personas murieron en el terremoto del 6 de febrero, que dejó a millones de personas sin hogar en el sur del país, de los que 3 millones se vieron desplazados.
Tras ello, Erdogan regresó al fastuoso palacio presidencial que mandó a construir, donde lo esperaban cerca de 80 dirigentes extranjeros, así como el secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg.
Turquía forma parte de los 31 miembros de la alianza militar liderada por Estados Unidos y mantiene su veto a la adhesión de Suecia, alegando que ofrece refugio a activistas opositores que Ankara considera “terroristas”.
“¡Un mensaje claro a nuestros amigos suecos! Cumplan sus promesas [...] y tomen medidas concretas en la lucha contra el terrorismo. Lo demás vendrá solo”, tuiteó el jueves pasado el saliente ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu.
Stoltenberg desea que Turquía levante su veto antes de la cumbre que la organización celebrará en Vilna, Lituania, en julio.
Presencia armenia
También asistieron a las ceremonias el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, y el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev; además de los primeros ministros de Hungría, Viktor Orban (también reacio a la adhesión de Suecia a la OTAN) y de Qatar, Mohammed ben Abderrahman al-thani, que fueron de los primeros en felicitar a Erdogan tras su elección.
Armenia y Turquía nunca han establecido oficialmente relaciones diplomáticas y su frontera común está cerrada desde los años 1990, pero a principios de 2022 se dieron los primeros pasos hacia un acercamiento, a pesar del apoyo de los turcos a Azerbaiyán en la disputa territorial de la región de Nagorno Karabaj, que opone a Armenia y Azerbaiyán.
La presencia de numerosos jefes de Estado africanos –del Congo, Senegal, Ruanda, Somalia, Sudáfrica y Argelia– atestigua la diplomacia activa de Ankara en ese continente.
A todos ellos, Erdogan prometió “más iniciativas para aportar una solución a las crisis globales”.
Tras la cena de gala, Erdogan anunció la composición de su nuevo gobierno.
Tal como se esperaba, la cartera de Economía, una de las más importantes en el actual contexto de crisis e inflación (más del 40%), recayó en un experto reconocido, Mehmet Simsek, exministro de Finanzas (2009-2015) y exbanquero de Merrill Lynch.
Simsek, de 56 años, tendrá la tarea de aportar ortodoxia financiera para recuperar la confianza de los inversores.
Turquía sufre una grave crisis económica con una inflación superior al 40%, impulsada por la reducción regular de las tasas de interés.
La moneda local cayó anteayer a más de 20,88 libras por dólar, a pesar de los miles de millones de dólares invertidos en la campaña para frenar su devaluación.
Los principales ministerios fueron también renovados.
Hakan Fidan, ex jefe de los servicios secretos, asume la cartera de Relaciones Exteriores en reemplazo de Mevlut Cavusoglu.
Y en Defensa, Yashar Güler, jefe del Estado Mayor de los Ejércitos, sucede a Hulusi Akar.
Solo dos ministros, los de Sanidad y Cultura, mantienen sus puestos.ß