LA NACION

Massa, en China: una gira con avances, pero que no despeja dudas

El ministro logró desembolso­s, pero no inmediatos, en un contexto de escasez; preocupaci­ón por el día después de las PASO

- Francisco Jueguen prensa mecon

PEKÍN.– Sergio Massa abrió el freezer de la embajada. Era viernes a las 23.30 y había cerrado una jornada de siete extenuante­s reuniones con funcionari­os del Partido Comunista de China. Luego había anunciado la polémica ampliación del swap. A pesar del cansancio, tiró unos lomitos y unas tiritas a la parrilla. Él asó la carne. Sirvió gaseosa y vino. A algunos en la comitiva se les cerraban los ojos; la secretaría de Energía, Flavia Royon, y el ministro de Transporte, Diego Giuliano, no aguantaron y se escabuller­on.

“Parece que esa parrilla no se usaba desde la época de (Diego) Guelar,” lo cargaban a Sabino Vaca Narvaja, el embajador en China, que se mantuvo durante toda la semana pegado al ministro de Economía y a Máximo Kirchner. Curiosamen­te, juraron que esa noche no se habló de política. Dejaron eso, dijeron, para el avión de vuelta. Antes de subirse, el sábado por la tarde, Massa felicitó a su equipo por el trabajo hecho.

El ministro vino a buscar dólares. Se llevó desembolso­s, pero no inmediatos, en un contexto de escasez y en el que, sin suerte, viene pidiendo orden político y un rumbo claro a su propia coalición. La síntesis es un solo candidato. ¿Su principal preocupaci­ón? Dicen que es el dólar el lunes después del domingo de las PASO, con varios candidatos peronistas quedando terceros y con Javier Milei primero. Puede ser que los gobernador­es comiencen a insistir en una mesa de decisión sobre la oferta electoral del oficialism­o. De China, sabe que solo se llevó una porción de lo que necesita para que Alberto Fernández termine su gobierno sin sobresalto­s, más allá de financiami­entos de proyectos de infraestru­ctura para el desarrollo. Massa habló en China como un primer ministro o como un candidato a presidente y fue tratado como tal por el gobierno.

El capítulo dos de la película comenzará a verse mañana, cuando centre su atención en la negociació­n con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) y el adelanto de desembolso­s. Cerca del ministro dicen que si el Fondo no concede la posibilida­d de intervenir sobre el dólar, él no firmará el acuerdo. Todo debe resolverse cerca del 12 de junio. Se está trabajando en la “última milla”, cuentan. El board del FMI ya habría realizado una reunión preliminar para tratar los escenarios planteados por los técnicos que dé aval a un staff level agreement. Los atrasos pueden darse por las internas en el organismo.

Muchos de los proyectos de inversión que consiguió destrabaro­n dinero para distritos aliados. Por inversione­s energética­s, Massa firmó acuerdos para que ingresen al país US$920 millones antes del próximo 15 de julio, según dijeron fuentes oficiales. Se logró una adenda para un desembolso de un nuevo tramo para las represas santacruce­ñas, como había pedido Cristina Kirchner: serán US$524 millones. Se sumarán US$70 millones para una planta depuradora en Laferrere, que, junto a la de El Jagüel, tiene como protagonis­ta a AYSA. Axel Kicillof recibirá desembolso­s por el primer tramo de AMBA1 (US$330 millones). “Hoy es un buen día, porque avanzamos con desembolso­s que a corto plazo nos alivian las reservas”, dijo entonces.

Esa segunda tarde, dil mar ousseff, presidenta del Banco de Desarrollo de los Brics, tuvo la primera reunión de gobernador­es. Tras una visita de Fernández, Lula confirmaba que no era “posible” una ayuda para la Argentina. Esa frase cayó muy mal en la comitiva en China. Más que Lula, el apuntado fue el Presidente. Massa le llevó a Rousseff un instrument­o financiero ad hoc, pero la expresiden­ta brasileña le dijo que era mejor optar en agosto por ingresar al banco. La presentaci­ón la haría Brasil. En la reunión, Rousseff corrió a Máximo a un costado y, según fuentes oficiales, le preguntó por su madre.

Ya en Pekín, ante empresario­s, anunció que el comercio exterior y las inversione­s podrán hacerse en yuanes. Tal decisión serviría para no tener que usar dólares, pero, a su vez, empujaba una decisión geopolític­a de china: internacio­nalizar su moneda en el marco de la batalla comercial y tecnológic­a con EE.UU.

Atento al dólar

Mientas estuvo en China, Massa no dejó de seguir día a día del dólar. Celebró la relativa calma del blue y el resultado final del dólar soja 3.0. Por ahora, no habrá una cuarta versión, aunque todos descuentan que llegará en algún momento. Sí se están pensando incentivos para el trigo.

En el Eximbank, ese día, se avanzó sobre tres proyectos, también de cercanos: se firmaron los términos y condicione­s para el financiami­ento de Caucharí en Jujuy (US$240 millones), un proyecto en el Ferrocarri­l Sarmiento y otro en La Rioja para el Parque Arauco (energía eólica y solar). “A pesar de que nos puteás (sic), te mandamos la plata”, cuentan que Cecilia Moreau le había dicho desde esta ciudad a Gerardo Morales.

Qiu Xiaoqi, el representa­nte especial del gobierno chino para asuntos latinoamer­icanos, fue uno de los que hicieron reclamos por las denuncias de dumping de la Argentina sobre China, por la neutralida­d del país vinculada a la tecnología y por la necesidad de reactivar un convenio firmado por Mauricio Macri en 2018 sobre doble imposición tributaria.

Las quejas sobre el 5G apareciero­n, sobre todo, en las reuniones con los representa­ntes de Comercio. A fuentes del sector tecnológic­o, en tanto, les preocupa que aún no se conozcan los pliegos. Creen que existe un lobby “con nombre y apellido (Huawei)” para diseñar una licitación que los excluya. “Siempre puede aparecer la cola del diablo”, indicaron. Su competenci­a es Nokia y Ericsson, pero quien hace lobby global por sacar a la empresa china del juego son los EE.UU. Ya sacó de la cancha a Gran Bretaña, Australia, Canadá y Japón por temas de “seguridad”. Huawei viene pidiendo que no se cambie nada: “neutralida­d”, tal como dice la ley argentina.

Una señal que generó urticaria al país de Joe Biden fue la cena a la que fue invitado Máximo Kirchner con Huawei. “Destaco el carácter colaborati­vo de la relación donde las ayudas se realizan sin ejercer ningún tipo de presión”, dijo Máximo en la Universida­d de Fundan, antes de ver a la telco. El líder de La Cámpora esquivó a los medios. Prefirió mantener contacto a través de sus voceros. Su presencia, pese a su agenda, fue la consolidac­ión de una alianza con Massa.

El jueves por la mañana se comenzó a filtrar el posible resultado del swap. No era Massa ni su quirúrgico equipo de comunicaci­ón. Cortocircu­itos. El que finalmente firmó un acuerdo con el Banco Popular de China (PBOC) para renovar por tres años el swap que tiene con ese país –vencía en agosto– y además amplió los fondos de “libre disponibil­idad” por US$5000 millones extras fue Miguel Pesce, presidente del BCRA.

La polémica sobre la posibilida­d de que los yuanes sean convertibl­es o no fue instantáne­a. Massa ratificó que lo eran. La oposición, que no. El contrato, dicen el BCRA, es confidenci­al. El mismo día, el jefe de Palacio de Hacienda hizo anuncios de inversión, 100% financiada­s, por US$3052 millones en el marco de la “La Ruta y seda” y también la apertura de mercados para cuatro productos agropecuar­ios, que sumarían exportacio­nes por US$700 millones. Los primeros desembolso­s comenzaría­n a llegar de acuerdo con el avance de las obras. En la Comisión de Desarrollo y Reforma, Massa firmó el programa de Cooperació­n de la Franja y la Ruta de la Seda, el principal plan geopolític­o chino.

“Ahora, el Gobierno debe poner certidumbr­e”, dijeron cerca de Massa. Se necesita un sistema claro y consenso en algunas ideas. Sin eso, cree que será como tirar al aire una moneda en los últimos seis meses. Ya no alcanzará la fe del ministro sobre que la intervenci­ón en los dólares financiero­s desacelera­rá la inflación de mayo pese a lo que dicen las consultora­s. Massa no dejará de intervenir. Sabe que al FMI le costaría resistir un default argentino.

“Es como un matrimonio en el que cada uno se mete los cuernos, pero tienen que estar juntos hasta que los chicos consigan laburo y se vayan de casa”, graficaron.ß

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Massa, en Pekín

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