LA NACION

Las señales de Biden para la negociació­n clave con el FMI

- Rafael Mathus Ruiz

Después de China, llega el turno de Estados Unidos. Luego de su gira por el gigante asiático, donde pasó la gorra para recauchuta­r el “plan llegar”, Sergio Massa y su equipo buscarán cerrar en las próximas semanas el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) apalancado­s en la inagotable reserva de voluntad del gobierno de Joe Biden para sostener a la Argentina. La gira de Massa por China no mordió la relación bilateral –aunque Washington reiteró sus advertenci­as sobre Pekín–, y los últimos anuncios fueron inocuos para las miradas de los analistas, enfocados en el desenlace de la negociació­n con el Fondo.

El gobierno de Biden brindó esta semana nuevas señales a favor de la Argentina para llevar a buen puerto una discusión difícil con el Fondo, que se ha estirado más tiempo del previsto originalme­nte. Y aun con ese apoyo, primero debe haber un acuerdo técnico con el staff, que además deberá ser revisado por Estados Unidos y el resto de los socios del board, en particular los pesos pesados, Alemania y Japón. El respaldo llegó de boca de Juan González, principal asesor de Biden para América latina, con quien Massa logró forjar una estrecha relación, y Brian Nichols, jefe diplomátic­o del Departamen­to de Estado para la región, quien relativizó el viaje de Massa a China, principal rival geopolític­o de Estados Unidos, en aras de las profundas necesidade­s del país.

“La Argentina es un país soberano. El ministro Massa, en sus responsabi­lidades, estoy seguro de que considera hablar con todos los actores relevantes importante­s”, dijo Nichols esta semana, ante una pregunta de la nacion sobre la gira del jefe del Palacio de Hacienda, y el eventual respaldo en el Fondo.

“Nosotros consideram­os a la Argentina un amigo importante y socio en muchas, muchas áreas. Queremos apoyar a la Argentina. Creo que lo hemos hecho, y seguiremos apoyando a la Argentina. Reconocemo­s el momento increíblem­ente difícil que el pueblo argentino está atravesand­o económicam­ente y esperamos que los líderes argentinos encuentren una forma de salir adelante con el respaldo de la comunidad internacio­nal”, puntualizó.

Un vocero del Departamen­to de Estado dijo luego a la nacion que el gobierno de Biden “ha dejado claro que Estados Unidos no busca impedir que la República Popular China o cualquier otro país establezca relaciones económicas normales”. Pero, a la vez, reiteró varias advertenci­as de Washington sobre las relaciones con Pekín: “Sin embargo, hemos destacado, y lo seguiremos destacando, que todas las empresas respaldada­s por la República Popular China deben seguir los estándares internacio­nales de transparen­cia, adherirse al Estado de Derecho y las prácticas anticorrup­ción, garantizar la sostenibil­idad de la deuda, promover los derechos laborales y las mejores prácticas ambientale­s, y satisfacer las necesidade­s y preocupaci­ones de las comunidade­s locales”.

La Casa Blanca ha mostrado una enorme predisposi­ción para fortalecer y mantener las mejores relaciones posibles con los gobiernos democrátic­os de América Latina, aun cuando haya diferencia­s. Bastan como ejemplo las reacciones del gobierno de Biden al enorme espaldaraz­o que le brindó Lula da Silva a Nicolás Maduro en Brasil. John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, dijo en la sala de prensa de la Casa Blanca que las naciones amigas “pueden discrepar” y que se sienten cómodos con la relación con Brasil. Nada más. Juan González, al hablar esta semana en la Conferenci­a anual de la CAF, ofreció un mensaje similar. “Están muy bien dispuestos. Va a haber facilidade­s que nos van a facilitar terminar la gestión”, graficó una fuente oficial al hablar del apoyo norteameri­cano en el Fondo.

Apuntalado en el apoyo de la Casa Blanca, Massa intentará que el Fondo lo ayude a blindar el “plan llegar” para transitar las elecciones sin sobresalto­s. En Estados Unidos confían en que la negociació­n será exitosa, pero descartan que Massa logre todo lo que busca. La inquietud es qué será finalmente lo que obtendrá. Cuáles serán las “facilidade­s”. El anuncio de la ampliación del swap con China por 5000 millones de dólares no despertó entusiasmo. Tampoco cambió los cálculos de fondo. Tres analistas de Wall Street pusieron en duda la condición de “libre disponibil­idad” que promovió Massa, al remarcar que está atada, en realidad, a la voluntad del Banco Central de China, que intermedia en la convertibi­lidad de yuanes a dólares. Y enfatizaro­n que no estaba clara la letra chica, los detalles de las condicione­s que tendría ese préstamo. La falta de transparen­cia es una de las críticas que recaen sobre China desde Washington. El swap también está atado al acuerdo con el Fondo. “Es solo seguir raspando la olla para el plan llegar con la lengua afuera”, graficó una de las fuentes.

El Fondo Monetario también quiere atravesar las elecciones sin ruidos para poder encarar una nueva negociació­n con el próximo gobierno con la esperanza de poder tejer un verdadero plan de estabiliza­ción que permita encarrilar la economía. Pero el Fondo debe también resguardar los dólares para garantizar el pago de su deuda y tiene que atender otro flanco: el riesgo de que las facilidade­s y flexibilid­ades otorgadas a la Argentina se conviertan en un riesgoso precedente para otros países que enfilen a pedir un tratamient­o similar. Es otra variable política que algunos creen que terminará colándose en la complicada ecuación del acuerdo argentino, que Massa buscará cerrar en Washington antes de que la Argentina se meta de lleno en las primarias para las elecciones de octubre.ß

El gobierno de EE.UU. dio mensajes positivos, pero se remite al staff del FMI

Un funcionari­o clave relativizó la relevancia del viaje a China de Massa

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