LA NACION

Balearon una parroquia para aumentar el clima de temor en barrios de Rosario

Violencia. “Es una ciudad tomada por el narcotráfi­co”, aseguró el obispo auxiliar Fabián Belay tras el ataque intimidato­rio contra una iglesia; este año se registraro­n 135 homicidios

- Germán de los Santos fotos de marcelo manera

ROSARIO.– Los blancos pueden ser una comisaría, una escuela, un centro de salud o un negocio. Ahora, también una parroquia. En esta ciudad nada parece estar indemne a las balas de los grupos narco, que desde hace un tiempo buscan generar pánico con actos violentos.

El pasado jueves a las 17.30 los tiros impactaron en las paredes de la capilla Santa Rita, ubicada en Puelche al 100, en Empalme Graneros, uno de los barrios donde dos grupos narco, Los Monos y Esteban Alvarado, se enfrentan a través de sus bandas de soldaditos. En un mural de Jesucristo que está con las manos abiertas impactaron por lo menos dos de las 15 balas que dispararon desde un automóvil. Y poco después fue baleada una mujer en los alrededore­s de esa parroquia.

“Rosario es una ciudad tomada por el narcotráfi­co”, aseguró a la nacion Fabián Belay, titular de la Pastoral de Drogadepen­dencia del Arzobispad­o de Rosario, que fue designado hace una semana por el papa Francisco como obispo auxiliar en una muestra de respaldo a la labor pastoral en esta ciudad atravesada por la violencia narco. “Si no vemos que estamos en una situación de emergencia y crisis, no tenemos chance de salir adelante. Nadie desde la política quiere hablar de esto. Y nuestra situación es desesperan­te”.

El ataque a esa iglesia conmocionó el barrio. Porque allí no solo funciona un espacio de oración, sino que además es un comedor comunitari­o y lo que en la Iglesia llaman un “centro de vida”, un espacio de contención donde buscan que los chicos con problemas de adicciones tengan un lugar que les abra una salida.

La capilla cerró sus puertas este viernes al considerar­se que sería un peligro si se repitiese un ataque cuando las familias van a buscar su comida y realizar tareas con los chicos. “Es muy preocupant­e la situación, porque el ataque a la capilla es atentar contra un lugar de resistenci­a a esta situación. Es un lugar donde se busca darles una oportunida­d a los chicos que quieren salir del problema de las adicciones”, explicó a la nacion el párroco Daniel Siñeriz.

“Con los balazos intentan desalentar a aquellos que buscan otra salida. Es un mensaje muy preocupant­e”, señaló el sacerdote, cuya parroquia en Nuevo Alberdi fue saqueada siete veces en 2019. Esa capilla en Empalme Graneros forma parte de una red de “centros de vida” que el obispado de Rosario empezó a tejer en distintos barrios. Ese trabajo está a cargo de Belay, referente de la Pastoral de Drogadepen­dencia del Arzobispad­o de Rosario.

“Esto que está pasando es demasiado. Cada vez hay menos chances de seguir tejiendo redes. Se pone en riesgo la vida de los referentes sociales y religiosos. No podemos no ver la emergencia en la que estamos viviendo”, afirmó Belay, quien consideró que “no se puede naturaliza­r este estado de violencia. En los barrios Empalme Graneros y Ludueña mataron a decenas de chicos en los últimos meses. Los ataques son permanente­s. Frente a esto no hay una muestra del Estado para romper esta anomia”.

Para el sacerdote Siñeriz no es una casualidad que los blancos de los ataques sean las escuelas y ahora las iglesias. “Son lugares que están siendo asediados porque, frente a un Estado que está desarticul­ado y muchas veces es cómplice, son lugares de resistenci­a”.

“No están dadas las condicione­s básicas para que ningún actor comunitari­o pueda caminar un bagunas, rrio. El que está día a día en el trabajo comunitari­o tiene que cuidar su vida también”, reconoció Belay. Y agregó: “Podés quedar en el medio de un enfrentami­ento y eso limita la actividad. Salir al encuentro, visitar, ¿cómo te vamos a buscar? Si el docente y el enfermero tienen sus vidas en peligro”.

Como consecuenc­ia de una de esas balaceras que procuran generar un impacto social, la escuela primaria Nº 1027 Luisa Mora Olguín cerró sus puertas. Durante las últimas tres semanas una decena de colegios dejaron de dictar clases por amenazas y ataques a balazos. Alcomo los tres establecim­ientos educativos que están ubicados en Paraguay al 1200, en pleno centro de Rosario, reabrieron el pasado miércoles.

Anteanoche, en tanto, los balazos buscaron otro blanco. Pero similar impacto social. Dos jóvenes que circulaban en una moto dispararon contra un camión de recolecció­n de residuos. Por esa balacera se interrumpi­ó el servicio de limpieza de esta ciudad. Como los comerciant­es antes, los docentes y los religiosos después, ahora los gremialist­as, al menos los del sindicato de recolector­es de basura, reclaman a las autoridade­s medidas para frenar los atentados. Amenazan los sindicalis­tas con frenar otra vez la recolecció­n de residuos en caso de que se repita un ataque contra los trabajador­es o los camiones.

Bombas molotov

A los ataques a balazos ahora también se suman atentados con bombas molotov. Como ocurrió este viernes a la madrugada en una casa ubicada en Centeno 2583, en el barrio Itatí, en la zona sur de Rosario. La vivienda arrasada por el fuego era la casa de la cuñada de Ariel Lisandro Leguizamón, de 25 años, militante del Movimiento Evita, que fue asesinado el domingo pasado a pocos metros de allí.

Según fuentes de la investigac­ión, el incendio habría sido causado por personas que pasaron a bordo de un auto y que arrojaron una bomba molotov contra la casa, que estaba deshabitad­a después del crimen de Leguizamón. El joven asesinado vivía a muy pocos metros de esa vivienda incendiada.

Otro lugar que fue atacado con estos explosivos incendiari­os fue una agencia de loterías de Jujuy al 2300, en pleno barrio de Pichincha, en el centro de la ciudad.

Ante esta situación, con 131 crímenes en Rosario en lo que va del año, el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, reclamó el “total despliegue de las fuerzas federales” en Rosario para combatir la violencia. “Es un momento difícil, pero lo reconocemo­s y avanzamos para resolverlo”, admitió el mandatario.

“Necesitamo­s el total despliegue de las fuerzas federales. No hay ningún problema de este tipo que se haya enfrentado en el mundo sin la presencia de fuerzas federales y de la Justicia Federal actuando en conjunto”, apuntó.

Por lo pronto, la violencia criminal aumenta cada día la cifra de víctimas mortales registrada en esta ciudad. Anoche falleció en el Hospital de Emergencia­s Clemente Álvarez el hombre que había ingresado anteanoche en ese centro de salud. Había sido atacado y baleado a corta distancia. El disparo entró por la nuca. Los investigad­ores intentan determinar las circunstan­cias en las que se cometió ese crimen en el cruce de Juan José Paso y las vías del ferrocarri­l.

Poco antes se había notificado otra muerte violenta en el barrio Larrea, donde fue mortalment­e baleado un hombre y otro quedó herido durante un tiroteo desarrolla­do en las inmediacio­nes de un búnker donde se venden drogas en forma minorista. La lista de homicidios creció así este año a 135 casos.ß

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Una parroquia fue blanco de un ataque con disparos en Empalme Graneros
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Arrojaron bombas incendiari­as contra una casa vinculada con un asesinado militante político

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