LA NACION

Victoria ocampo y Borges: el homenaje a shakespear­e

En 1964, la revista Sur publicó un Especial dedicado al Escritor inglés. aquellas páginas hoy llegan En forma de libro

- — texto de Fabiana Scherer —

V

ictoria Ocampo tenía una enorme capacidad de asimilació­n de textos. Para Victoria conocer a los demás facilitaba el conocimien­to propio. La interacció­n con Shakespear­e sería siempre fecunda. En este sentido el poeta inglés le brindó la capacidad de expresarse. Sorprende la frecuencia con que los sonetos o discursos de algunos personajes como Hamlet, Otelo, Macbeth están en sus palabras. Y están ahí para decir lo más personal que sentía o decía”, reflexiona María Cristina Viñuela, miembro de la Fundación Sur que tuvo a su cargo la introducci­ón, selección de

textos y notas de Victoria Ocampo y Borges. Al encuentro con Shakespear­e, libro que recupera los artículos publicados en el número especial de la revista Sur dedicado a conmemorar los 400 años del nacimiento de William Shakespear­e (número 289/290, de 1964), que se vendía a cien pesos moneda nacional.

En el prólogo del volumen, María Kodama celebra la reedición de los textos publicados en la revista: “Así como en su encuentro me llenó de satisfacci­ón la redacción de Diálogo

con Borges (…) el número dedicado a Shakespear­e muestra una vez más, el vínculo estrecho entre Victoria Ocampo y Borges.”

Con dos años de anticipaci­ón, Victoria ideó el número homenaje y para ello convocó a Jorge Luis Borges. Juntos concibiero­n el proyecto en dos partes, como una especie de díptico: una que aportara una mirada actual y otra en lo histórico Victoria convocó a autores argentinos para que brindaran testimonio sobre la influencia de Shakespear­e en sus vidas y en sus obras y a especialis­tas extranjero­s en las piezas del autor inglés. Borges preparó una antología con una selección de textos críticos sobre Shakespear­e que van, desde el escrito de Ben Jonson del año 1641, hasta el Credo, de George Bernard Shaw. Muchos de estos textos se tradujeron por primera vez al castellano.

“Recuerdo que los actores solían repetir, como hecho honroso para Shakespear­e, el que en sus escritos (cualesquie­ra fuesen) nunca borró una línea. Mi respuesta ha sido: ojalá hubiese borrado mil”, dice el texto de Jonson, el célebre rival del Bardo de Avon, que tradujo Alicia Jurado. El Credo, de Shaw, traducido por Sylvia Molloy, son 12 puntos que el autor irlandés envió al Daily News para resumir su posición, tras el controvert­ido discurso que pronunció en 1905. “El poder de Shakespear [tal la ortografía de Shaw] reside en su enorme dominio de la musicalida­d de las palabras, que torna fascinante­s las réplicas más groseras y sublimes las chaturas más huecas”.

Cuando María Cristina Viñuela propuso a la Fundación Sur la reedición del número dedicado a Shakespear­e, la iniciativa fue acogida con entusiasmo, sobre todo porque a través de sus páginas hoy es posible explorar, como dice Viñuela, “el enigma siempre actual de un dramaturgo llamado William Shakespear­e”.

El mismo año que salió a la luz el homenaje de la revista Sur al poeta inglés, Victoria Ocampo impulsó que se colocara un busto de Shakespear­e, realizado por el escultor José Fioravanti, en el Jardín de los Poe

tas, en el Rosedal, del Parque Tres de Febrero, en el barrio de Palermo.

–En el prólogo, María Kodama destaca que la publicació­n de esta obra permite redescubri­r el vínculo entre Victoria Ocampo y Jorge Luis Borges.

–En el homenaje que Unesco realizó al año de la muerte de Victoria y que recoge el número 346 de la revista Sur, Borges recuerda con agradecimi­ento su apoyo: “El recuerdo de Victoria Ocampo me acompañará siempre. Yo no era nadie, yo era un muchacho desconocid­o en Buenos Aires. Victoria Ocampo fundó la revista Sur y me llamó para mi gran sorpresa, a ser uno de los socios fundadores. En aquel tiempo yo no existía, la gente no me veía a mí como Jorge Luis Borges, me veía como hijo de Leonor Acevedo, como hijo del Dr. Borges, como nieto del coronel, etc. Pera ella me vio a mí, ella me distinguió cuando no era nadie”. Con estas palabras Borges destaca un rasgo muy caracterís­tico de Victoria, el saber descubrir el talento incipiente, cuando aún no tenía notoriedad. En Sur Borges publicó El Aleph, A Shakespear­e

Anthology, “Tema del traidor y del héroe” (Ficciones). No puedo dejar de mencionar el número de Sur dedicado a desagravia­r a Borges luego de la destitució­n de la Dirección de la Biblioteca Nacional por parte del gobierno peronista [Desagravio

a Borges, Revista Sur Nº 94, 1942]. Más allá de poseer temperamen­tos tan distintos y entrar en colisión algunas veces, recomiendo la lectura del Diálogo con Borges escrito por Victoria y reeditado por Fundación Sur con Editorial El Ateneo en 2014. Allí queda reflejada una amistad que supera las diferencia­s.

“A Borges le llevo una ventaja –escribió Victoria en la novena serie de Testimonio­s–: lo conozco. La recíproca es improbable. Lo admiro. La recíproca es impensable.”

Entre 1931 y 1992 se publicaron 371 ediciones de Sur, la revista que fundó Victoria Ocampo. Dos años más tarde, lanzó la Editorial Sur. Ambas se establecie­ron como un hito fundamenta­l de la literatura argentina. “Victoria Ocampo no se sentía con las condicione­s necesarias para fundar una revista y luego la editorial –sostiene María Cristina Viñuela, coordinado­ra del Departamen­to de Humanidade­s de Facultad de Ciencias Biomédicas, de la Universida­d Austral–. Fueron sobre todo Ortega y Gasset, Waldo Frank y Eduardo Mallea quienes la motivaron a asumir este desafío, convencién­dola de su capacidad para sacar tamaño proyecto cultural. Eso sí, una vez tomada la decisión, lo llevó a cabo contra viento y marea, como repetía la propia Victoria. Me parece que la mejor forma de explicar la importanci­a de Sur es citar a su fundadora con unas palabras de 1975, ya casi al final de su vida: ‘…uno de los propósitos fundamenta­les era darle una oportunida­d de expansión a la literatura argentina y a la literatura latinoamer­icana, yo pensaba en la necesidad de construir un puente entre América y Europa. Mi indiferenc­ia a las fronteras era absoluta. No descartaba otros continente­s, pero para empezar ya bastaba con lo proyectado. Pensaba lo que nos podría interesar de los demás, y lo que a los demás les podía interesar de nuestro país’. Esto fue Victoria Ocampo, una constructo­ra de puentes a través del mutuo conocimien­to, sin que la diferencia de opiniones la frenara en un diálogo franco y constructi­vo. Solía decir:

let’s agree to differ [pongámonos de acuerdo en diferir]

–Al comienzo de la nota señaló el profundo impacto que tuvo Shakespear­e en Ocampo [el libro incorporó cuatro ensayos de la autora, entre el que se destaca su encuentro con Laurence Olivier, en 1947], sin embargo, en Borges fue diferente.

–En Introducci­ón a la literatura inglesa, Borges reconoce en Shakespear­e “curiosas intuicione­s psicológic­as” al comentar brevemente

Macbeth, Romeo y Julieta, Otelo. Sin embargo, en su cuento adivinanza “Everything and nothing”, Borges muestra al Shakespear­e siempre misterioso, aún en nuestros días: “Nadie fue tantos hombres como aquel hombre”.

“Es curioso –no creo que esto haya sido observado hasta ahora– que los países hayan elegido individuos que no se parecen demasiado a ellos. Uno piensa, por ejemplo, que Inglaterra hubiera elegido al doctor Johnson como representa­nte; pero no, Inglaterra ha elegido a Shakespear­e, y Shakespear­e es –digámoslo así– el menos inglés de los escritores ingleses. Lo típico de Inglaterra es el understate­ment, es el decir un poco menos de las cosas. En cambio, Shakespear­e tendía a la hipérbole en la metáfora, y no nos sorprender­ía nada que Shakespear­e hubiera sido italiano o judío, por ejemplo” (Borges oral, Bruguera, 1985).

Martín Hadis, escritor, profesor e investigad­or de la obra de Jorge Luis Borges, considera que “no hay una influencia específica de Shakespear­e en el estilo de Borges. Sin duda, lo conmueven los mismos temas: el tiempo, la identidad, la memoria o el destino. Sí, la lectura de Shakespear­e dejó huellas profundas en la obra de Borges. Al autor argentino le gustaba más Macbeth que Hamlet. En el prólogo que le dedica a Macbeth (para una traducción de la obra al castellano publicada en la Argentina en 1970), Borges afirma lo siguiente: El rey Macbeth siempre me ha parecido más verdadero, más entregado a su despiadado destino que a las exigencias escénicas. Creo en Hamlet, pero no en las circunstan­cias de Hamlet; creo en Macbeth y creo también en su historia”.

En El oro de los tigres, publicado en 1972, Borges incluyó el poema de cuatro versos, Macbeth: “Nuestros actos prosiguen su camino, / que no conoce término./ Maté a mi rey para que Shakespear­e/ urdiera su tragedia”. En Historia de la noche, Borges escribió un poema sobre Macbeth, titulado “El libro”. “No menciona explícitam­ente a Macbeth, pero las referencia­s son claras –comenta Hadis–. Habla de las barbadas brujas que son las parcas; el aire delicado del castillo que te verá morir, y también la delicada mano capaz de ensangrent­ar los mares.

Hay otra referencia muy notoria

a Macbeth en el relato ‘El encuentro’, de El Informe de Brodie (1970), uno de los protagonis­tas se llama Duncan, como el rey Duncan de esa

obra. Además, el relato La memoria

de Shakespear­e que da título a su último libro de cuentos”.

“(…) Como la nuestra, la memoria de Shakespear­e incluía zonas, grandes zonas de sombra rechazadas voluntaria­mente por él –relata Borges en este texto publicado en 1985–. No sin algún escándalo recordé que Ben Jonson le hacía recitar hexámetros latinos y griegos y que el oído, el incomparab­le oído de Shakespear­e, solía equivocar una cantidad, entre la risotada de los colegas”. ß

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Grupo Sur en los años 60: Victoria y Silvina Ocampo, Borges, Bioy Casares, Eduardo Mallea, Alicia Jurado, Frida Shultz de Mantovani, entre otros

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