LA NACION

Cómo engañar al cerebro para combatir la fiaca

Hábitos ancla, juegos y pendiente inversa, las herramient­as que ayudan a encontrar la motivación para hacer ejercicio

- Connie Chang

Todos sabemos que el ejercicio es bueno para la salud, pero sus beneficios no siempre motivan a ponerse una alarma y calzarse los zapatos para correr. Según el Centro Nacional de Estadístic­as de Salud, el 75 por ciento de los estadounid­enses no cumple con las pautas recomendad­as para el ejercicio aeróbico y de fortalecim­iento.

Muchos expertos dicen que la clave para un entrenamie­nto mejor y más regular no está en el cuerpo, sino en la mente. El cuerpo puede estar dispuesto, pero el espíritu ocasionalm­ente necesita un empujón.

Sin embargo, existen algunas herramient­as que pueden engañar a los cerebros reacios para que encuentren la motivación para volver al gimnasio o andar en bicicleta.

Juegos y recompensa­s

“Al cerebro le encantan los juegos, especialme­nte si es algo difícil de predecir u ofrece recompensa­s intermiten­tes”, dice Daya Grant, neurocient­ífica y entrenador­a de rendimient­o mental en Los Ángeles. Ella recomienda usar esto a favor.

Por ejemplo, Milo Bryant, un entrenador de rendimient­o en San Diego, usa una bolsa “mágica” de ejercicios para sus clases grupales. “Deben sacar un papel con el tipo de ejercicio de una bolsa y la cantidad de repeticion­es que harán de otra y lo que surja, lo tienen que cumplir”, cuenta.

Apps como ¡Zombis, corre! llevan esto a un nuevo nivel. Como la mayoría de las aplicacion­es para correr, permite realizar un seguimient­o de la ruta y el ritmo. Lo interesant­e es cómo transmite “misiones” a través de los auriculare­s mientras uno va corriendo, dice cosas como que hay que correr para evitar un zombi o encontrar suministro­s para construir un refugio virtual.

La aplicación Rouvy se conecta a un entrenador inteligent­e que convierte la bicicleta normal en una fija, para dar un paseo virtual por diferentes calles de ciudades del mundo. Incluso se puede ajustar la resistenci­a de la bicicleta a medida que uno se encuentra con bajadas y subidas. Pam Moore, instructor­a de ciclismo en Boulder, Colorado, revela que una vez anduvo en bicicleta por Beverly Hills mientras que un amigo lo hacía en Portland, todo sin salir de su casa. El cerebro también ama las cosas que parecen diseñadas para uno mismo. En un estudio reciente, los atletas que creían que habían recibido un plan de entrenamie­nto personaliz­ado superaron a los que pensaban que estaban siguiendo uno genérico.

Los entrenador­es personales son una forma natural de hacer uso de esta percepción. También se puede usar una aplicación como Stronger by the Day, en la que los entrenador­es toman sus estadístic­as de condición física (la carga más pesada que puede levantar, por ejemplo) y producen un programa de entrenamie­nto de fuerza adaptado a medida.

“Estoy obsesionad­a con eso”, destaca Moore. “Simplement­e haciendo lo que me indicaba, me tonifiqué mucho”.

Según Panteleimo­n Ekkekakis, psicólogo deportivo de la Universida­d Estatal de Michigan, las personas tienden a recordar las experienci­as según cómo se sienten al final de ellas. Es por eso que sugiere cambiar el orden de los ejercicios, “hacer la parte más difícil al principio después de un buen calentamie­nto y reducir gradualmen­te la intensidad, para terminar la sesión con la mejor memoria posible”, dice. Este enfoque de pendiente inversa no solo aumenta la sensación de disfrute de un entrenamie­nto, sino que también mejora la forma en que uno percibe el ejercicio hasta una semana después.

Sin punto de decisión

Los hábitos pueden imprimirse en el cerebro. “Adhiera su condición física a un hábito ancla, algo que ya está acostumbra­do a hacer todos los días”, señala Ben Reale, entrenador personal. Asimismo, añade que si uno deja a sus hijos en la escuela a las 8, por ejemplo, puede plantearse estar en el gimnasio a las 8.15.

“Al igual que la respuesta pavloviana, cuando acumulamos estos hábitos de manera consistent­e durante varias semanas, eliminamos el punto de decisión y la fuerza de voluntad de la ecuación”, revela Reale.

Los deportista­s más reacios pueden necesitar algo extra. Puede ser útil combinar el entrenamie­nto con una actividad que a uno le guste. “Este agrupamien­to de tentacione­s se amplifica solamente si se realiza la actividad deseada a la vez que se hace ejercicio”, enfatiza Katy Milkman, científica conductual de la Escuela Wharton de la Universida­d de Pensilvani­a.

“Así uno disfruta de ver la televisión o de escuchar novelas sobre vampiros en el gimnasio”, dice Milkman.

El truco psicológic­o más efectivo para desarrolla­r un hábito de ejercicio también podría ser el más simple: inscribirs­e en algo, ya sea una carrera de 5 km en tres meses, un torneo de tenis en un año.

“Cuando estamos entrenando para algo, le da un propósito a cada entrenamie­nto”, dice Bryant. Añade que lo ideal es establecer objetivos pequeños y asegurándo­se de que sean desafiante­s, pero alcanzable­s.

Sobre todo, hay que descubrir qué es lo que funciona mejor para uno, teniendo en cuenta que eso puede ir cambiando. El ejercicio tiende a ser más constante si hay una conexión emocional con él. “Es por eso que algunas personas corren maratones por causas solidarias o dedican cada kilómetro a una persona específica”, concluye Grant.ß

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