LA NACION

París, el trampolín para un gran cambió de vida

“Me voy orgulloso, di todo. Esto cambia mi confianza”, dijo el platense, pese a perder en cuatro sets ante Zverev en los 4tos de final de Roland Garros; rumbo al césped

- Sebastián Torok

PARÍS .– “Estas dos semanas cambiaron mi vida. No me voy triste. Me voy con la cabeza en alto”. Tomás Martín Etcheverry, una de las mejores piezas de la joven generación de tenistas argentinos que venían haciendo fuerza para irrumpir en las grandes ligas desde hacía tiempo, dio un gran salto de calidad sobre la terre battue francesa. Llegó a Roland Garros siendo el número 49 del mundo y con sólo una victoria en Grand Slams (en enero, en Australia). Se despidió del Abierto de Francia tras cabalgar hasta los cuartos de final, jugando de igual a igual frente a un jugador de altísima jerarquía como Alexander Zverev, que terminó imponiéndo­se en la seducción del Philippe-Chatrier por 6-4, 3-6, 6-3 y 6-4, en 3h22m. El germano, que el año pasado dejó la cancha ayudado por bastones canadiense­s tras sufrir una severa lesión en el tobillo derecho ante Rafael Nadal, alcanza su tercera semifinal consecutiv­a en París. El platense, cuando se actualice el ranking, subirá 18 escalones hasta su mejor posición histórica: 31°. Todo es positivo para él.

“Esto cambia mi confianza. Me preparé muy bien para este torneo y siempre la expectativ­a era tratar de llegar a la segunda semana. Lo logré, hice cuartos de final y me sentí con chances de ganar el partido con Zverev. En el tercer set iba quiebre arriba, en el cuarto tuve break points…, pero me voy con la cabeza en alto. Siento que jugué a un nivel muy, muy alto. Y si sigo de esta manera voy a tener muy buenos resultados. Ojalá que pueda tener la chance futura de estar en esta situación en un Grand Slam”, apuntó Etcheverry (23 años). El lamento del jugador de 1,96m es al tercer set: arrancó energizado, se adelantó 2-0, pero abruptamen­te se abrumó y perdió cinco games seguidos. Pudo cortar la hemorragia, pero Zverev lo cerró en el noveno game con su saque (6-3). Allí se le escurrió una muy buena chance al argentino. Así y todo, siguió jugando con coraje, aunque cometiendo más errores. El público alimentó su ánimo: “¡Tomas! ¡Tomas! ¡Tomas!”, rugió en el estadio central. En el cuarto set, le generó cuatro chances de quiebre al exnúmero 2 del mundo (actual 27°)..., pero no pudo concretar ninguna. Zverev, en cambio, tuvo un break point y lo cobró.

“Erré un poquito la táctica que habíamos hablado con mi entrenador (Walter Grinóvero) y es un poco lo que me reprocho. después, en los break points, él sacó bien, fueron momentos clave en los que respondió con primeros saques. En el tercer set, cuando saqué 2-0, me mandé un par de cag…, eso es lo que me arrepiento. después, se me fueron bolas por poco y me faltó un poquito de convencimi­ento, ir a buscarlo más. Pero entrar en el Philippe-Chatrier con el estadio lleno no es fácil. Y así y todo traté de llevar mi cabeza nada más que al juego. Siento que lo logré y me voy orgulloso; di todo”, añadió Etcheverry.

Único de los mejores ocho del cuadro masculino de singles sin ser preclasifi­cado, Etcheverry llegó al duelo ante Zverev sin perder sets. No tenía partidos ganados en Roland Garros antes de este año, pero se despide tras vencer a Jack draper, Alex de Minaur, Borna Coric y Yoshihito Nishioka. “Está jugando un tenis increíble. Me recuerda mucho a (Juan Martin) del Potro. La forma en que juega y en que golpea su derecha. Es un jugador increíble. Si sigue jugando así, estará en los cuartos de final aquí mucho más y puede estar en el Top 10 y ganar grandes torneos. Lo demostró esta semana”, lo elogió Zverev, que jugó dos veces frente al tandilense (en 2017 y 2018) y perdió.

“de esta experienci­a voy a sacar todo lo positivo, es cuestión de seguir aprendiend­o y mejorando. Es mi primer año en el circuito grande, hace poco que entré. Estos partidos me sumarán para aprender a reaccionar en los momentos importante­s. Fueron mis primeros cuartos de final de un Grand Slam; es una locura. Antes del torneo firmaba esta actuación”, aportó Etcheverry, que en esta ciudad también estuvo acompañado por el psicólogo deportivo Pablo Pécora (Eduardo infantino, el experiment­ado entrenador que en su momento trabajó con del Potro y david Nalbandian, entre otros, también está detrás de escena en el “proyecto Etcheverry”, asesorando al grupo).

Etcheverry no se despide de París igual de cómo llegó. Se marcha con certezas, conociendo que su poder de fuego funciona ante los mejores del circuito. Se va con la atención de potenciale­s patrocinad­ores y de la prensa internacio­nal, que se acercó al jugador hincha de Gimnasia y Esgrima La Plata para conocer más de su historia en el mundo de las raquetas.

“Quiero meterme en el circuito grande. Me gusta mucho jugar en el pasto y ahí es donde iré en las próximas semanas, después de un descanso (a Eastbourne, Gran Bretaña, desde el 26 de junio, antes de Wimbledon). El año pasado, que no venía jugando como ahora, perdí en cinco sets con Ugo Humbert en Wimbledon. También quiero jugar en cemento, porque además el tenis va por ahí y siento que mi tenis se puede adaptar tranquilam­ente”, aventuró Etcheverry, sin nada para reprochars­e y mucho por celebrar. Pero, como dice, esta historia recién comienza. •

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Afp “Quiero meterme en el circuito grande”, analizó Etcheverry, superada la angustia del traspié con Zverev

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