LA NACION

Sorpresa e imprevisió­n, las fallas cruciales de los militares el día del asalto masivo de Hamas

Una investigac­ión confirmó que los altos mandos nunca se prepararon para una operación de esa magnitud de la organizaci­ón terrorista palestina

- A. Goldman, R. Bergman y M. Mazzetti Tsafrir abayov/ap

TEL AVIV.– Muy por debajo del cuartel general del Ejército israelí en Tel Aviv, en un búnker conocido como La Fosa, los comandante­s estaban tratando de dar sentido a los informes de disparos de cohetes de Hamas en el sur de Israel a primera hora del 7 de octubre, cuando entró la llamada.

Era un comandante de la división que supervisa las operacione­s militares en la frontera con la Franja de Gaza. Su base estaba siendo atacada. El comandante no pudo describir el alcance del ataque ni dar más detalles, pero pidió que se enviaran todos los refuerzos disponible­s.

A las 7.43, más de una hora después de que comenzara el asalto con cohetes y miles de combatient­es de Hamas irrumpiera­n en Israel, el búnker emitió sus primeras instruccio­nes. Ordenó a todas las fuerzas de emergencia que se dirigieran al sur, junto con todas las unidades disponible­s que pudieran hacerlo rápidament­e. Pero los líderes militares del país aún no reconocían que la invasión estaba muy avanzada.

Horas después, ciudadanos desesperad­os seguían valiéndose por sí mismos y pidiendo ayuda. alrededor de 1200 personas murieron cuando el Ejército más avanzado de Medio Oriente fracasó en su misión esencial: proteger las vidas israelíes.

Las razones de la lentitud de la respuesta militar tardarán meses en conocerse. Pero una investigac­ión de

The New York Times descubrió que el Ejército carecía de personal suficiente, estaba fuera de posición y tan mal organizado que los soldados se comunicaba­n en grupos improvisad­os de Whatsapp y dependían de las redes sociales para obtener informació­n sobre los objetivos.

Los comandos se precipitar­on a la batalla armados solo para un combate breve. Se ordenó a los pilotos de helicópter­os que tuvieran en cuenta las noticias y los canales de Telegram para elegir sus objetivos.

Y quizás lo más grave: el Ejército ni siquiera tenía un plan para responder a un ataque a gran escala de Hamas en suelo israelí, según fuentes militares. “No había la preparació­n defensiva adecuada, no había práctica, y no había equipamien­to para una operación de este tipo”, dijo Yom Tov Samia, general de división de las reservas israelíes y exjefe del Mando Sur del Ejército.

Las agencias militares y de seguridad israelíes evaluaron en repetidas ocasiones que Hamas no estaba interesada ni era capaz de lanzar una invasión masiva. El gobierno israelí había determinad­o que la guardia civil poco organizada, conocida como Kitat Konnenut, serviría como primera línea de defensa en las zonas cercanas a la frontera.

Las unidades de comandos fueron de las primeras en movilizars­e aquella mañana. Algunos dijeron que se precipitar­on a la lucha tras recibir mensajes con pedidos de ayuda o enterarse de las infiltraci­ones por las redes sociales. Otras unidades estaban a la espera y recibieron órdenes formales de activación.

Armas livianas

El reducido tamaño de los equipos sugiere que los mandos no entendiero­n bien la amenaza. Las tropas se desplegaro­n con pistolas y fusiles de asalto. Los combatient­es de Hamas tenían ametrallad­oras pesadas, lanzagrana­das propulsada­s por cohetes y minas terrestres. Estaban preparados para luchar durante días. Al parecer, los israelíes creían que solo lucharían durante horas.

“Los terrorista­s tenían una clara ventaja táctica en potencia de fuego”, dijo Yair Ansbacher, de 40 años, reservista de una unidad antiterror­ista que combatió el 7 de octubre. Él y sus compañeros utilizaron principalm­ente pistolas, fusiles de asalto y a veces rifles de francotira­dor, dijo.

Hamas también trabajó estratégic­amente para debilitar la ventaja de Israel en potencia de fuego. Atacaron tanques israelíes, alcanzando a varios de ellos, dijo el general Hisham Ibrahim, comandante del cuerpo blindado, y los tanques se quedaron sin munición.

Pero ha mas realizó otro ataque estratégic­o que prácticame­nte cegó a los militares israelíes en un momento crucial. El asalto a la base militar de Re’im dejó a sus soldados luchando por sus vidas en vez de coordinar una respuesta a la invasión.

Re’im es la sede de la División de Gaza que supervisa las operacione­s militares en la región. Al igual que otras bases, carecía de personal suficiente debido a las vacaciones.

La unidad de comandos de elite Maglan opera desde una base situada a unos 25 minutos de Gaza. Su comandante adjunto activó la unidad sobre las 6.30 de la mañana del 7 de octubre. Pero el equipo recibió escasa orientació­n de los generales israelíes de alto rango o del cuartel general de la División de Gaza, que, no se dieron cuenta, estaba a su vez bajo ataque.

Ben Zion, el reservista, dijo que su unidad de paracaidis­tas salió de su base en el centro de Israel, no lejos de Tel Aviv, en un convoy hacia la 1.30 de la tarde. Esperaba ver las carreteras repletas de soldados y vehículos blindados. “Las carreteras estaban vacías”, recordó en una entrevista. A las siete horas de combate, se volvió hacia el reservista que estaba a su lado y le preguntó: “¿Dónde está el Ejército?”.ß

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Soldados israelíes, ayer, tras una incursión en la Franja de Gaza

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