LA NACION

Los bloques del medio no quieren voltear el DNU, pero buscan modificarl­o

La UCR y Hacemos Cambio Federal anticiparo­n que no rechazarán el decreto para desregular la economía, aunque estudian alternativ­as para aprobar o rechazar algunos contenidos por ley

- Laura Serra archivo

El Congreso no rechazará in totum el primer decreto de necesidad y urgencia (DNU) que dictó el presidente Javier Milei para desregular la economía. Los bloques “dialoguist­as” no le darán el gusto al kirchneris­mo, pero tampoco al jefe del Estado, que pretende que no se le toque una coma al más voluminoso decreto que se haya dictado en democracia.

La estrategia de este mosaico de bloques consiste, más bien, en aprobar parcialmen­te algunos de sus contenidos y descartar o modificar otros. El Poder Ejecutivo, tal vez sin proponérse­lo, le abrió la puerta a esta posibilida­d al enviar al Congreso el proyecto de ley ómnibus en el que incluyó, llamativam­ente, ese decreto.

Los “bloques dialoguist­as” constituye­n el fiel de la balanza entre el oficialism­o y Unión por la Patria en ambas cámaras: su posición definirá de ahora en más la suerte de cualquier iniciativa que envíe el Poder Ejecutivo al Congreso. En la Cámara de Diputados reúnen 106 legislador­es; allí conviven el Frente Pro, la UCR, Hacemos Cambio Federal e Innovación Federal. En el Senado suman otros 23 legislador­es. Aun con sus matices, coinciden en buena parte con el contenido del DNU y, si bien les irrita el avasallami­ento del Poder Ejecutivo en sus facultades, no creen convenient­e ir al choque contra un gobierno naciente que, además, goza de una amplia simpatía popular. Tampoco les entusiasma quedar pegados al kirchneris­mo.

“Nosotros no vamos a ser quienes van a rechazar in limine el DNU”, enfatizó el jefe del bloque de diputados radicales, Rodrigo de Loredo. En la misma sintonía se pronunció Nicolás Massot, de Hacemos Cambio Federal. “Nosotros no vamos a mover los hilos para tirar abajo el DNU en lo más mínimo”, enfatizó.

Más claro, imposible: sin aliados ni mayoría, el kirchneris­mo no está en condicione­s de voltear el DNU de Milei. El Gobierno, sin embargo, se equivocarí­a si con esto se apresurara a anotarse un triunfo.

En efecto, en desafío a Milei los “bloques dialoguist­as” exploran distintas alternativ­as para esquivar el bloqueo que impone la ley 26.122 –la que regula los DNU–, el cual impide a los legislador­es introducir enmiendas, agregados o supresione­s al texto del Poder Ejecutivo. Según la norma, solo están habilitado­s a aceptar o rechazar la norma in totum mediante el voto de la mayoría de los presentes en el recinto. Un corset que impuso Cristina Kirchner en 2006 para salvaguard­ar los decretos de su gobierno.

Paradójica­mente, fue el propio Milei con su ambicioso proyecto de ley ómnibus quien les daría la llave a los legislador­es para intervenir en su también voluminoso DNU. Lo hizo por dos vías. En primer lugar, cuando incluyó en el texto el artículo 654, por el que solicita que el Congreso apruebe el DNU en cuestión, el 70/2023. En segundo lugar, cuando replicó algunos capítulos del decreto en varios artículos de la ley ómnibus. Entre esos capítulos se destacan tres: las privatizac­iones de las empresas públicas; las reformas en materia laboral y de empleo, y las compras del Estado (Compre Argentino).

“Como estos capítulos del decreto están plasmados en el proyecto de ley ómnibus, los legislador­es estamos habilitado­s para discutirlo­s en profundida­d, proponer mejoras o descartar aspectos conflictiv­os. No es lo mismo en términos de legitimida­d política y fortaleza jurídica un decreto que una ley del Congreso aprobada por mayoría”, plantea Massot.

A los legislador­es les llamó la atención que el Poder Ejecutivo incluyera, sobre el final de su ley ómnibus, un artículo en el que expresamen­te requiere que se apruebe el DNU 70/2023. El dato no le pasó inadvertid­o a Elisa Carrió, exdiputada y líder de la Coalición Cívica, quien entrevió en este artículo la posibilida­d de “desbloquea­r” el tratamient­o del DNU. Aunque alejada de la vida política activa, no pudo con su genio y rápidament­e bajó línea a sus legislador­es.

El mensaje de Carrió fue reproducid­o por el diputado Maximilian­o Ferraro, jefe del partido, en sus redes sociales. “El proyecto de ley ómnibus incluye el artículo Nº 654 para ratificar el DNU 70/23. De esta manera el pronunciam­iento del Congreso sobre el decreto queda automática­mente incluido entre los temas habilitado­s a considerar por parte de los diputados y senadores en el período de sesiones extraordin­arias –explica Carrió en la letra de Ferraro–. Esto es muy significat­ivo para el reencauzam­iento institucio­nal y republican­o. Con su inclusión el Presidente reconoce que el contenido de su decreto podría haber sido promovido a través del proceso normal de formación y sanción de las leyes y de esta manera es posible que podamos ratificar tema por tema del DNU haciendo un estudio serio, riguroso y responsabl­e de la agenda de reformas impulsada por el Ejecutivo”.

Según esta interpreta­ción, al ser incluido en un proyecto de ley, el DNU adquiriría ese rango y, por lo tanto, es pasible de ser discutido artículo por artículo.

El radicalism­o también presentó distintas alternativ­as para desbloquea­r el DNU y permitir apoyos parciales a sus contenidos. El diputado Martín Tetaz y la senadora Carolina Losada presentaro­n sendos proyectos de ley que replican en su totalidad el contenido del decreto (ley espejo); otros legislador­es propusiero­n modificar la ley 26.122 para habilitar aprobacion­es parciales a los contenidos de los DNU. También se le sugirió al Gobierno que desglose su mega-dnu en distintos decretos para facilitar su tratamient­o y eventual aprobación.

Intransige­ncia

Pese al abanico de propuestas, Milei mantiene su intransige­ncia. El libertario parece jugarse a todo o nada con el Congreso. La actitud del Presidente desconcier­ta a los dialoguist­as: si bien entienden que por su rol de outsider de la política debe agitar banderas “anticasta” para fidelizar a su electorado, no comprenden por qué no se deja ayudar en su situación de extrema debilidad numérica en el Congreso.

“Tampoco hay interlocut­ores validados con los cuales negociar”, se lamentan. Tanto el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, como el ministro del Interior, Guillermo Francos, se muestran amables y abiertos, dicen, pero a los efectos conducente­s los resultados han sido magros. Sin ir más lejos, en la Cámara de Diputados el oficialism­o ni siquiera avanzó en la conformaci­ón de las comisiones encargadas de debatir el megadecret­o y el proyecto ómnibus que envió el Poder Ejecutivo pese a la celeridad que reclama el Presidente.

Más expeditiva, la presidenta del Senado, Victoria Villarruel, conformó el viernes último las siete comisiones que se abocarán al tratamient­o del proyecto ómnibus no bien salga de Diputados. También designó a 8 de los 16 senadores que integran la Comisión Bicameral de Trámite Legislativ­o, encargada de discutir el megadecret­o: tres pertenecer­án a Unión por la Patria y los cinco restantes, a La Libertad Avanza y bloques aliados.

En la Cámara de Diputados, por el contrario, las definicion­es se demoran. El bloque de UP, que conduce Germán Martínez, exige cuatro de los ocho representa­ntes de la Cámara que integrarán la bicameral. Los bloques no kirchneris­tas rechazaron el planteo y le ofrecen solo tres. Tampoco se conformaro­n las comisiones permanente­s encargadas de debatir el proyecto ómnibus.

A este ritmo no quedará otra alternativ­a que prorrogar los plazos. Habrá que ver si para entonces los bloques dialoguist­as mantienen su espíritu colaborati­vo o, por el contrario, comienzan a retacearlo.

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El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, a cargo de las negociacio­nes

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