Tom Wilkinson, el actor inglés que brilló en The Full Monty, murió a los 75 años
Con una sólida formación y dos nominaciones a los Oscar, ganó fama mundial gracias a su rol en la popular comedia de 1997
No había papel en el cine o en el teatro que le quedara grande a Tom Wilkinson. Todo lo contrario. Hasta los personajes más pequeños y circunstanciales que le tocaron en suerte, muchos por cierto a lo largo de una extensa carrera con más de 130 títulos en la pantalla grande y la TV, hicieron que cada obra que interpretaba resultase más interesante. Al verlo surgía de inmediato una pregunta: ¿había algo que no estuviese en condiciones de hacer?
Nada relacionado con la actuación en todas sus formas y épocas le fue ajeno a uno de los más aplaudidos actores británicos de su generación, que falleció ayer, a los 75 años. La muerte fue repentina, sin que trascendieran al cierre de esta edición las causas. El comunicado oficial consigna que su esposa, la también actriz Diana Hardcastle, y las dos hijas del matrimonio estaban junto a él en ese momento.
Wilkinson obtuvo dos nominaciones al Oscar. La primera en 2001 como actor protagónico por la película En el dormitorio (In the Bedroom), de Todd Field, en la que encarnó a un padre de familia ejemplar sacudido por una tragedia en el tranquilo pueblo de Nueva Inglaterra en el que vive. La segunda llegó en 2007, como actor de reparto, en el thriller Michael Clayton, de Tony Gilroy, con otro personaje fascinante, un abogado afectado por un episodio maníaco-depresivo.
Pero su papel más conocido fue el de Gerald Cooper, el excapataz de una siderúrgica de Sheffield, Inglaterra, que tras perder su trabajo se une a otros desempleados para armar un grupo de striptease masculino en la celebrada película Todo o nada (The Full Monty), de 1997. Volvió a interpretar ese papel este año en la serie que lleva el mismo nombre y está disponible en la plataforma Star+. En los últimos tiempos también se lució en un destacado papel de la serie histórica Belgravia.
La máxima cualidad de Wilkinson es la que solo puede ser alcanzada por los actores más grandes. Formaba parte de ese puñado de privilegiados talentos que conseguía con la mayor naturalidad transformarse en un abrir y cerrar de ojos. Viajaba en segundos de la delicadeza al terror, de la sensibilidad más pura a la frialdad absoluta. Podía mostrarse en una película como una persona ruda, áspera y hasta cruel en sus maneras, y aparecer en la siguiente con modales distinguidos y muestras de exquisito gusto. “Tom era el paradigma de la elegancia. Su presencia mejoraba cada proyecto y también a cada actor”, expresó George Clooney, su compañero en Michael Clayton, tras conocer la noticia. Una voz clara, elocuente e inconfundible fue otra de sus grandes cualidades.
Llegada a Hollywood
Había nacido en Leeds como Thomas Geoffrey Wilkinson el 5 de febrero de 1948 y se formó en la Real Academia de Arte Dramático. Comenzó su carrera en el cine con apariciones en películas icónicas del cine británico de los años 90: En el nombre del padre, Sensatez y sentimientos, Actos privados. Hasta que llegó The Full Monty, una pequeña producción de enorme éxito global, y a partir de ese momento Hollywood se fijó en su talento.
En su carrera tuvo que reemplazar muchas veces su acento británico natural por el norteamericano, para personificar a varios personajes de gran presencia histórica en diferentes épocas. Fue, por ejemplo, Benjamin Franklin en la aplaudida miniserie de HBO sobre John Adams; más recientemente personificó a Joseph Kennedy, Sr., el patriarca familiar, en la serie Los Kennedy, y se transformó en el presidente Lyndon Johnson para la película Selma. También será recordado por Una pareja explosiva, Batman inicia, Rocknrolla, El exótico hotel Marigold y Una buena mujer.