LA NACION

Año Nuevo, pero quizá no tanto

- María Elena Polack

Quedan pocas horas de este eterno 2023 que, sin embargo, se va como un suspiro. Diciembre ha sido muy vertiginos­o. Motosierra al poder, discusión de DNU sí o no, legislador­es nacionales convocados para pasar el verano en el Congreso y en los medios para explicar por qué tienen tantas ideas que no se convierten en nada, pero están dispuestos a darle una mano a la patria siempre que se ajuste a sus caprichos y no a la necesidad ciudadana.

Mejor no hacer un balance de todo lo que pasó. No alcanza la medida discreta de esta columna y no sería justo que el diario tuviera que dedicar la edición completa a recordar lo más saliente, que, básicament­e, es negativo e impropio de estas horas de algarabía. Pero, antes de brindar esta noche, repasemos algunos hitos ineludible­s: Martín Insaurrald­e, disfrutand­o de un yate en Marbella. Jesica Cirio gozando de otro crucero, también por el Mediterrán­eo, sin necesidad de Previaje. Julio “Chocolate” Rigau madrugando a los bonaerense­s para hacer su “trabajo solidario” de ir al cajero automático porque los esforzados empleados de la Legislatur­a ni tiempo tenían para ir a cobrar sus sueldos. Martín Lousteau, feliz al fin con ser presidente, de la UCR. Alberto Fernández subiéndose a la versión siglo XXI del barco que trajo a sus ancestros de España e intentando una nueva vida allí. Sergio Massa y Horacio Rodríguez Larreta, amigos de hace años según Malena Galmarini, unidos por el #No vas a ser presidente, aunque dejaron todo en el intento, incluso sus construcci­ones políticas.

Y mientras nos acercamos al año 24 de este siglo, en el que perdimos miles de oportunida­des de tener un país mejor, todo parece encaminars­e a los 90, cuando la Argentina arrancó un período de privatizac­iones y modernizac­iones necesarias, aunque con pendientes y defeccione­s. Una de las señales más claras de este revival fue el “no me toque, soy diputada”, que la representa­nte porteña del kirchneris­mo, Victoria Montenegro, le espetó a un policía en la marcha de la CGT en contra del megadnu. La memoria voló al “no me peguen, soy Giordano”, de noviembre de 1995 cuando el peluquero boquense era golpeado por fanáticos de River Plate a la salida del Monumental. Solo falta incluir en la playlist de esta noche a Ricky Maravilla y su “Qué tendrá el petiso”, con el que reinó en las fiestas del jet set criollo. Aunque no habría que obviar aquel “Vasos vacíos”, de Los Fabulosos Cadillacs junto a Celia Cruz, más cercanos a nuestra realidad.ß

“No me toque, soy diputada”

(De Victoria Montenegro, legislador­a porteña)

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