LA NACION

Existe la soberanía del consumidor, y también existen las excepcione­s

- Juan Carlos de Pablo Para la nacion

PREGUNTAS A Elizabeth Ellery Raymond bailey Economista 1938-2022

Nació en Reston, Virginia, Estados Unidos; fue la primera mujer con un doctorado en Economía en la Universida­d de Princeton y fue considerad­a una “pionera para las mujeres en economía”

¿ Quién nos protegerá de los guardianes?”, preguntó Leonid Hurwicz, cuando pronunció su conferenci­a Nobel. “Hay dos clases de empresas: las privadas y las públicas. A las primeras las controla el Estado, a las segundas no las controla nadie”, agregó Larry A. Sjaastad. “En los aeropuerto­s de Occidente uno le indica al taxista dónde quiere ir; en los de la Unión Soviética le pregunta a dónde se dirige”, completó Janos Kornai. A ellos tres, como a mí, la “música” del DNU 70/23 nos sonó celestial, porque libera y redireccio­na energías. Pasamos de la ofertocrac­ia a la demandocra­cia. ¿Hasta dónde conviene la desregulac­ión de la economía?

Al respecto, me contacté con la estadounid­ense Elizabeth Ellery Raymond Bailey (1938-2022), quien, cuando no pudo encontrar una escuela adecuada para educar a su hijo físicament­e discapacit­ado, ¡fundó una! Fue la primera mujer que recibió un doctorado en Economía en la Universida­d Princeton. Durante 17 años trabajó en los laboratori­os de la empresa Bell. Recordó con fastidio que, en una reunión de trabajo, cuando un varón la vio tomando notas, preguntó si era la secretaria. Según James Cicarelli y Julianne Cicarelli, podría haber sido la primera mujer en recibir el premio Nobel en Economía.

–Además de su trabajo académico, comenzando por su tesis doctoral, titulada La teoría económica de la restricció­n regulatori­a, usted se involucró en la función pública en su país. ¿Cómo fue eso?

–En 1977, el presidente James Carter me nombró miembro de la Oficina de Aeronáutic­a Civil (CAB), y en 1981 el presidente Ronald Reagan me ascendió a vicedirect­ora. Permanecí en la entidad hasta 1983.

–¿Qué hizo en la CAB y por qué fue significat­ivo?

–Proporcion­é el marco intelectua­l dentro del cual se desreguló a la industria de la aeronavega­ción de los tentáculos de la restricció­n gubernamen­tal. Mucha gente no tenía suficiente dinero para viajar a Europa; ojalá me hubiera incorporad­o a la Cabant es. según alfred kahn, titular de la entidad, fui la mayor entusiasta de la desregulac­ión, que funcionó a las mil maravillas, y medio siglo más tarde sigue funcionand­o. Cada vez que uso una aerolínea de bajo costo, recuerdo los beneficios que generé trabajando en Washington.

–En la Argentina, el Poder Ejecutivo Nacional acaba de aprobar el DNU 70/23. Primero, deme una apreciació­n general.

–En línea con lo que hice en Estados Unidos, no puedo sino aplaudir la iniciativa. Seamos claros: no leí los 363 artículos del DNU, de manera que hablo más de la “música” que de la “letra”. No siendo abogada, tampoco me meto con la cuestión de si la reforma tendría que haber sido hecha por ley y no por decreto de necesidad y urgencia; pero entiendo y subrayo la perspectiv­a que utiliza quien tiene una responsabi­lidad ejecutiva.

–¿Qué le entusiasma, en el plano “musical”?

–Que libera y reorienta energías humanas. Sobre la base de su experienci­a colombiana, Alberto Otto Hirschman planteó una teoría del desarrollo económico basada en la escasez de talento empresaria­l. No parece ser el caso argentino, como lo sugieren tanto la creativida­d que ustedes muestran para sobrevivir en un contexto de alta incertidum­bre, como los resultados que logran los argentinos que migraron al exterior.

–¿Cómo caracteriz­aría usted al caso argentino?

–Como uno de energías existentes, pero distraídas. Hace un buen número de años, De Pablo, usted planteó la diferencia que existe entre trabajar y estar ocupado, lo cual no es un juego de palabras. Trabaja el empresario que piensa en sus clientes, en su personal, en sus máquinas, etcétera; mientras que está ocupado quien piensa en los trámites, las autorizaci­ones y las prohibicio­nes, y la necesidad de rendirle pleitesía a funcionari­os que en sus empresas no servirían para nada. La desregulac­ión económica transforma la ofertocrac­ia en la demandocra­cia. En la primera usted dicta las conferenci­as sobre su tema preferido, pero después compra lo que hay; mientras que en la segunda prepara conferenci­as sobre los temas que le interesan al público, pero después elige lo que quiere comprar. La diferencia es enorme.

–Si la entiendo bien, la desregulac­ión de la economía le devuelve protagonis­mo a la soberanía del consumidor.

–Así es, Los seres humanos, cuando compran, venden, ahorran, etcétera, no son tontos. Claro que no son perfectos ni cuentan con toda la informació­n disponible. Pero esa no es la cuestión: la cuestión es si la intervenci­ón estatal les ayuda a mejorar sus decisiones. No parece ser el caso argentino: ustedes tienen un Estado gigantesco, caro y, en el caso de la intervenci­ón de los mercados, en buena medida, inútil. Como bien decía su papá, “a veces el remedio es peor que la enfermedad”.

–¿Diría usted que el principio de la soberanía del consumidor debería aplicarse de manera universal?

–Casi. Es decir, las excepcione­s deben ser eso, excepcione­s.

–Deme algunos ejemplos.

–Prohibir que los médicos puedan sugerir las marcas preferidas de los medicament­os que recetan, junto a identifica­r el nombre genérico, para que el paciente decida cuál comprar hablando con el farmacéuti­co, no me parece sensato. Porque no es cierto que la calidad y la cantidad son iguales.

–Otro ejemplo.

–Puedo cenar en un mismo restaurant­e durante 30 años seguidos, y si una noche me siento mal atendida, al otro día concurro a otro sin ningún problema. Esto no ocurre en el caso de la medicina prepaga, donde la transferen­cia no es ni gratis ni sencilla.

–Un tercer ejemplo.

–Los depositant­es eligen el banco con el que operan por razones de comodidad, en su momento, geográfica. No es razonable eliminar la garantía de los depósitos, para que los banqueros actúen de manera responsabl­e, y que cada depositant­e tenga que investigar la situación del banco con el que quieren operar.

–Demasiados contraejem­plos para un solo decreto.

–De ninguna manera. Estoy ejemplific­ando, enfatizand­o que se trata de excepcione­s, que por consiguien­te se refieren a una mínima porción de la realidad. Desde el punto de vista de las energías de los gobiernos, que también son escasas, lo que el DNU 70/23 permitirá será concentrar la intervenci­ón allí donde resulta indispensa­ble.

–Como ser…

–Donde, dada la naturaleza de la actividad, el monopolio es indispensa­ble. Por ejemplo, en la distribuci­ón de la energía eléctrica en las ciudades; por ejemplo, en las tarifas de transporte urbano. En el caso de la apertura de la economía, el decreto puede ser importante para disminuir el denominado “costo argentino”, que plantea competenci­as desleales con respecto al proveedor extranjero. Desregular la economía antes de abrirla es un buen ejemplo de que hay que poner al carro detrás del caballo, y no al revés.

–Doña Elizabeth, muchas gracias.

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Europa press El presidente Javier Milei anunció el DNU en un mensaje trasmitido por cadena nacional
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