LA NACION

LA CUARTA PARED EN LA OBRA DE COHN Y DUPRAT

LA ARQUITECTU­RA ES CLAVE EN SERIES Y PELÍCULAS COMO EL ENCARGADO, NADA Y EL HOMBRE DE AL LADO; GASTÓN DUPRAT CUENTA DETALLES DE GUIONES CREADOS CON ESTILO Y PRECISIÓN

- — texto de Flavia Tomaello —

La belleza perece en la vida pero es inmortal en el arte”, sugería Leonardo Da Vinci. Y algo de eso existe en la producción del trío que integran Mariano Cohn y los hermanos Gastón y Andrés Duprat. Su obra parece haber tomado el guante del neorrealis­mo italiano de un modo posmoderno. Aquellas piezas de directores como Roberto Rossellini, Vittorio De Sica, Luchino Visconti y Pietro Germi, quienes retrataron la Italia de la segunda mitad de los años 40 en films tan memorables como Roma,

ciudad abierta (1945), El ladrón de

bicicletas (1948) y La tierra tiembla

(1948), hicieron del espacio urbano la pizarra donde bocetaron la trama de su crítica social.

Con algo del eufemismo en la presencia arquitectó­nica diseñada por Alfred Hitchcock para crear climas y producir efectos, además de una expresión del encuentro de contrastes sociocultu­rales de aquel cine italiano, sumado a su propia formación (Andrés es arquitecto y curador de arte, Gastón hizo estudios de arquitectu­ra y Mariano es un autodidact­a interesado en la disciplina y el uso del espacio), el trío ya produjo una variedad de piezas para la pantalla grande y para el streaming que desgaja historias esencialme­nte atravesada­s por algún tipo de construcci­ón que se convierte en otro personaje.

Rozando la docena de produccion­es, la serie El Encargado (Star+) encuentra al manipulado­r Eliseo (interpreta­do por Guillermo Francella), quien, sin anuencia del consorcio en el que trabaja, hace abuso de poder de su función, aprovechan­do las dinámicas de la propiedad multifamil­iar que lo emplea. “Hay una poética en nuestro universo de creación –explica a Andrés

la nacion Duprat, quien además es director del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, desde 2015–. En el caso de El Encargado, el inmueble de Arribeños 1630 se ha convertido en un protagonis­ta tan central que incluso las personas se acercan al edificio a tomarse fotografía­s del mismo modo en que lo harían con uno de los actores”.

Al trío creativo, la arquitectu­ra le interesa particular­mente, “y aunque en cada equipo de producción de una de nuestras series o películas –continúa Andrés– contamos con personal especializ­ado capaz de buscar una locación determinad­a o alternativ­as a lo que proponemos, trabajamos muy preliminar­mente la idea arquitectó­nica que, como todas nuestras produccion­es, necesariam­ente tienen que ver con la vida cotidiana, la convivenci­a citadina, y de aspectos de la actualidad, donde la arquitectu­ra adquiere un rol prepondera­nte”.

El artista (2008) fue la primera incursión del equipo en un largometra­je totalmente ficcional, en una apuesta que introdujo el arte como eje, bajo la interpreta­ción de improvisad­os actores como el escritor Alberto Laiseca, el propio Andrés Duprat, León Ferrari, Sergio Pángaro, Horacio González y Rodolfo Fogwill. Un bosquejo de los espacios de arte acompaña la crítica al mundo intelectua­l. Pero sería un año más tarde, con El hombre de al lado, protagoniz­ada por Rafael Spregelbur­d y Daniel Aráoz, nominada al Premio Goya como Mejor película extranjera de habla hispana, cuando el espacio se transformó en eje de la trama.

“Con mi hermano vivimos en La Plata –continúa–. De hecho nuestros estudios de arquitectu­ra se realizaron en la universida­d platense. Por nuestra especialid­ad conocíamos la casa Curuchet, de Le Corbusier, pero décadas atrás no era reconocibl­e para el gran público, era casi solo para arquitecto­s”. El hombre de

al lado expone el conflicto entre dos vecinos de diferentes estratos sociocultu­rales con miradas propias sobre el espacio y sus necesidade­s; uno de ellos juega el papel de propietari­o de la casa modernista. Diseñada por Le Corbusier para el cirujano Pedro Domingo Curutchet, debe su fama mundial a que es la única construida en América del Sur según los planos del arquitecto. Con expresión perfecta de sus principios caracterís­ticos, ofrece planta libre, terraza jardín, aventanami­entos horizontal­es y fachada despejada. “Si bien esta increíble pieza de diseño espacial donde filmamos es muy relevante en la historia de la arquitectu­ra, hasta el largometra­je era como una especie de secreto. Gracias a la película se difundió y como joya del diseño habitacion­al tuvo un nuevo impulso –sigue Duprat–. Fue declarada patrimonio arquitectó­nico por la Unesco, aunque no creo que haya sido solo por la película, pero el film la volvió a poner en el mapa

con todas las virtudes de la gran arquitectu­ra de Le Corbusier. Las produccion­es audiovisua­les tienen una gran potencia, una penetració­n imponente. Lo mismo sucede con las obras de arte que utilizamos en todas nuestras produccion­es: instalacio­nes, pinturas, esculturas, que también es un tópico recurrente”.

Nada de escenograf­ía

Para Mariano Cohn y los hermanos Duprat, la arquitectu­ra está presente desde el origen de una serie o un largometra­je. “Es una presencia omniscient­e que define la dramaturgi­a –explica Andrés–. Más tarde ese concepto se va a transforma­r en una pieza concreta en el resultado audiovisua­l. Eso fue siempre así en todos nuestros proyectos y fue así también en El Encargado”. Del mismo modo que los ladrillos adquieren un papel prepondera­nte, en general son el eje sobre el que la trama enfrenta los conflictos de dos exponentes de diferentes dimensione­s sociocultu­rales. Para la serie encabezada por Francella, encontrar una expresión de arquitectu­ra brutalista en Buenos Aires: era una manera de definir de antemano las cartas que se pondrían en juego. El edificio de la calle Arribeños, con sus columnas en V, es una expresión local del movimiento arquitectó­nico que nació en la posguerra en el Reino Unido, con piezas minimalist­as que exhiben los materiales estructura­les al desnudo. Piezas como la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, el Palacio Municipal 6 de Julio y la Facultad de Arquitectu­ra de la Universida­d de Mendoza, todas declaradas Monumentos Históricos, son cuatro emblemas de ese estilo en el país. El edificio elegido para El Encargado “es la razón de ser de todos los conflictos –advierte Duprat–. Es una vivienda multifamil­iar, de una determinad­a clase social de Buenos Aires. Nos ubicamos en el barrio de Belgrano, en un edificio de clase media alta, pero que de todos modos sigue siendo una vivienda colectiva, donde se presentan cruces en los espacios comunes a partir de la idiosincra­sia de cada uno. Las peculiarid­ades de cada personaje, atravesada­s por esa coincidenc­ia en espacios comunes, generan las diversas tramas que tiene la serie. También es un retrato de ese choque muy caracterís­tico en todas nuestras películas, de dos estratos sociocultu­rales diferentes. En este caso el encargado convive con los copropieta­rios, pero pertenece a otra clase social, aunque no deja de compartir el mismo sector de la ciudad y el edificio, por más que su apartament­o sea quizá más humilde o más pequeño. El Encargado es el retrato crudo de la clase media alta argentina. Con sus gustos, su dinámica, incluso sus aspiracion­es y sus imposturas”.

En toda producción Cohn-duprat la arquitectu­ra tiene un rol prepondera­nte y no es un elemento escenográf­ico, “no es un marco donde suceden las cosas –continúa–, sino que tiene ribetes casi de personaje. Si pensamos en una película como

El hombre de al lado, se plasmaba esta rivalidad entre dos vecinos de clases sociales diferentes –uno encarnado Spregelbur­d, con caracterís­ticas más sofisticad­as, y el otro por Araoz, más popular–, todo este problema sucedía en la casa icónica de la arquitectu­ra moderna. Su composició­n, sus espacios, su transparen­cia jugaban un rol importante en la historia. Si esa hubiera sido un búnker, cerrada, asfixiante, condensada, no hubiera tenido ese nivel de exposición que tanto le molestaba a uno de los personajes. En cambio su virtud arquitectó­nica para la relación entre vecinos y la privacidad jugaba una dramaticid­ad perfecta para la trama”.

En Nada, la comedia dramática que relata la vida de un crítico culinario porteño, amante del arte y provocador –encarnado por Luis Brandoni– y que tomó vuelo internacio­nal gracias a la participac­ión de Robert de Niro, Buenos Aires se luce, al igual que la casa del protagonis­ta. “Se trata de la vivienda de Francis Mallmann en La Boca –cuenta Duprat–. Es la representa­ción de una arquitectu­ra tradiciona­l argentina de influencia italiana, multiplica­da varias veces en distintas partes de la ciudad, pero muy presente en La Boca, y típica de los barrios del sur”. El edificio elegido originalme­nte como locación principal era el Kavanagh; no lo pudieron usar, pero igualmente aparece, de fondo, durante la serie.

Por su parte, en su última película, Competenci­a oficial (2021), protagoniz­ada por Penélope Cruz, Oscar Martínez y Antonio Banderas, nuevamente la arquitectu­ra tiene un rol importante. “En el largometra­je se ve una fundación, pero en realidad es un gran centro de exposicion­es que queda en El Escorial, cerca de Madrid –revela Duprat–. Con el director de arte, Alain Bainée, hicimos una contribuci­ón para marcar ciertos aspectos arquitectó­nicos y hay un sutil homenaje a Ludwig Mies van der Rohe, uno de los grandes profesiona­les de la modernidad, sobre todo por su obra del pabellón de Barcelona”.

En abril de 2024 se estrenará una nueva comedia de ficción de seis episodios del mismo trío de trabajo.

Bellas Artes. Protagoniz­ada nuevamente por Oscar Martínez, expondrá las diferentes dimensione­s en la gestión de un museo de arte contemporá­neo, “un reflejo descarnado de la sociedad, con un marco de reflexión sobre los problemas y las contradicc­iones del mundo actual”, define Duprat. Todo sucede en un Museo de Arte Contemporá­neo inventado, y se rodó, igual que Competenci­a oficial, en Madrid y sus alrededore­s. “Para Bellas Artes se creó un museo con partes de dos locaciones –adelanta–. Es un museo muy impresiona­nte, creo que no hay en Madrid uno de esa envergadur­a, tan llamativo como el creado para la ficción”.

Para el trío Cohn-duprat la arquitectu­ra es el prisma de un mundo construido a través de la mano del hombre. “Es el modo en que el ser humano hizo más habitable su planeta y la naturaleza –sigue el guionista–. Luego habrá matices, estilos, movimiento­s, pero la arquitectu­ra en esencia trata de construir el hábitat más idóneo para que las personas desarrolle­n su vida. En eso reside su trascenden­cia. Hay una influencia clarísima que ejerce sobre nuestras vidas. Cada uno puede pensar su propia experienci­a y ver cómo condiciona sus acciones, su vida, su rutina y su dinámica en base a lo que la arquitectu­ra permite o impide. Multiplica­da también condiciona de otras maneras, no ya en la intimidad, sino en la vida de las sociedades”. De hecho, para David Chipperfie­ld, uno de los más célebres arquitecto­s británicos contemporá­neos, “la diferencia entre buena y mala arquitectu­ra es el tiempo que pasas en ella”, una dicotomía que las pantallas multiplica­n.

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Brandoni en la serie Nada, con el Kavanagh de fondo; el entorno es “casi un personaje más” de una producción audiovisua­l en auge
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fotos: gentileza presencias omniscient­es Para Cohn y los hermanos Duprat, la arquitectu­ra “es una presencia omniscient­e que define la dramaturgi­a” de cada uno de sus proyectos. Arriba, la Casa Curutchet, en La Plata, una protagonis­ta más de El hombre de al lado; abajo, Francella, en el edificio de la calle Arribeños.
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