LA NACION

Denuncian más de 100 palestinos muertos en una entrega de alimentos

Testigos y fuentes extraofici­ales señalaron que soldados israelíes abrieron fuego sobre la multitud; el Ejército negó la acusación y dijo que murieron por “empujones, pisoteos y atropellos de camiones”

- Traducción de Jaime Arrambide

TEL AVIV.– Más de 100 personas murieron ayer cuando, según testigos, soldados israelíes abrieron fuego contra una multitud que esperaba ayuda humanitari­a en Ciudad de Gaza. El Ejército israelí reconoció las muertes pero las atribuyó por su parte a un caos de corridas, caídas y gente arrollada por camiones.

Estados Unidos, el principal aliado de Israel, exigió “respuestas” al gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu, y calificó la situación humanitari­a en la Franja de Gaza de “desesperad­a”.

Personal de salud informó inicialmen­te sobre un ataque israelí contra la multitud, pero testigos dijeron más tarde que las tropas israelíes abrieron fuego cuando la gente sacaba harina y productos enlatados de los camiones. Funcionari­os israelíes reconocier­on que los soldados abrieron fuego y que lo hicieron después de que la multitud se acercó de manera amenazador­a.

Las fuentes israelíes insistiero­n en el anonimato para ofrecer detalles luego de que el Ejército indicó en un comunicado que “docenas de personas murieron y resultaron heridas por los empujones, pisoteos y atropellos de los camiones”, sin alusión a disparos de sus hombres.

El vocero del Ministerio de Salud de la Franja de Gaza, Ashraf al-Qidra, dijo que 112 palestinos murieron y otros 760 resultaron heridos por lo que calificó como “masacre” israelí. El director de emergencia­s del Hospital Shifa de Ciudad de Gaza, Amjad Aliwa, avaló esa versión y dijo que las víctimas recibieron disparos cuando corrían hacia camiones con ayuda humanitari­a.

Los médicos que llegaron al lugar encontraro­n “docenas o cientos” de personas tiradas en el suelo, según Fares Afana, jefe del servicio de ambulancia­s del Hospital Kamal Adwan. Y agregó que no había suficiente­s ambulancia­s para recoger a todos los muertos y heridos y que algunos eran trasladado­s a hospitales en carros tirados por burros.

Kamel Abu Nahel, que debió atenderse en el Hospital Shifa por una herida de bala, dijo que él y otros acudieron al punto de distribuci­ón a mitad de la noche tras escuchar que habría entrega de alimentos.

“Llevamos dos meses comiendo alimento para animales”, explicó Nahel. Dijo que las tropas israelíes abrieron fuego contra la multitud, provocando que se dispersara, y que algunas personas se escondiera­n debajo de automóvile­s. Cuando cesaron los disparos, regresaron a los camiones y los soldados volvieron a disparar. Recibió un disparo en la pierna y cayó, y luego un camión lo pasó por encima de la pierna cuando el vehículo huía del lugar.

Alaa Abu Daiya, también testigo, dijo que las tropas israelíes abrieron fuego y que un tanque de guerra disparó un proyectil. Otro testigo de nombre Ahmad dijo por su parte que permaneció en el suelo durante dos horas antes de que alguien con un carro tirado por caballos tuviera espacio para llevarlo al hospital, donde se atendió por heridas de bala en el brazo y en la pierna.

En lo que va del conflicto el Ministerio de Salud gazatí, controlado por Hamas, lleva contabiliz­ados 30.035 muertos y 70.457 heridos. Los recuentos del ministerio en guerras anteriores coincidier­on en gran medida con los de la ONU, expertos independie­ntes e incluso los propios de Israel.

Presión aliada

Estados Unidos reaccionó pidiendo explicacio­nes. “Hemos estado en contacto con el gobierno israelí desde temprano esta mañana y entendemos que se está llevando a cabo una investigac­ión. Seguiremos de cerca esa investigac­ión y presionare­mos para obtener respuestas”, dijo el vocero del Departamen­to de Estado, Matthew Miller.

Arabia Saudita, Egipto y Jordania acusaron a Israel de apuntarles a civiles en el incidente. Los tres vecinos árabes llamaron por separado a la creación de corredores para el envío de ayuda humanitari­a y pidieron que la comunidad internacio­nal tome acción decisiva para obligar a Israel a atenerse al derecho internacio­nal y para llegar a un acuerdo inmediato de cese del fuego.

Israel mantiene prohibida la entrada de alimentos, agua, medicament­o y otros suministro­s, excepto un poco de ayuda que ingresa al sur desde Egipto por el cruce de Rafah y el cruce israelí de Kerem Shalom. A pesar de los llamados internacio­nales para permitir la entrada de más ayuda, el número de camiones es mucho menor que los 500 que llegaban a diario antes de la guerra.

Ciudad de Gaza y sus alrededore­s en el norte del enclave palestino fueron los primeros blancos de la ofensiva israelí por aire, tierra y mar, lanzado en respuesta del ataque de Hamas del 7 de octubre, que dejó 1200 muertos y 240 rehenes, muchos de estos aún cautivos.

El área sufrió una destrucció­n generaliza­da y lleva meses prácticame­nte aislada del resto del territorio, sin casi entregas de ayuda. La ONU dice que un cuarto de los 2,3 millones de palestinos que viven en Gaza están en riesgo de hambruna, en tanto alrededor del 80% de la población abandonó sus hogares.

El Programa Mundial de Alimentos anunció a principios de mes que estaba deteniendo las entregas al norte debido al creciente caos, después de que palestinos desesperad­os vaciaran un convoy que iban en camino. El organismo militar israelí a cargo de los asuntos civiles palestinos, el Cogat, dijo que unos 50 camiones de ayuda entraron en el norte de Gaza esta semana. Mientras tanto, algunos países han recurrido a lanzamient­os aéreos de ayuda.

La conmoción por el hambre ha generado los exhortos internacio­nales a otro alto el fuego, y Estados Unidos, Egipto y Qatar trabajan por un acuerdo entre Israel y Hamas para una pausa en los combates y la liberación de algunos rehenes.

La Casa Blanca informó ayer que el presidente Joe Biden habló con el emir de Qatar y el presidente de Egipto sobre un acuerdo para un alto el fuego “inmediato y duradero” de al menos seis semanas a cambio de la liberación de rehenes, en conversaci­ones que incluyeron el episodio “trágico y alarmante” de Ciudad de Gaza.

Los mediadores esperan llegar a un acuerdo antes de que comience el mes sagrado musulmán del Ramadán, el 10 de marzo. Hasta ahora, Israel y Hamas se mantuviero­n distanciad­os en cuanto a sus demandas.ß

do Laborista de no erradicar el antisemiti­smo de entre sus filas. Y los laboristas apuntaron a los despectivo­s comentario­s de un legislador conservado­r sobre el alcalde musulmán de Londres como evidencia de una islamofobi­a latente entre los conservado­res.

Ambos partidos maniobraro­n frenéticam­ente en el Parlamento por la cuestión del pedido de alto el fuego, pero no por un desacuerdo de fondo, sino porque los conservado­res vieron la oportunida­d de sacar a la superficie divisiones dentro del Partido Laborista sobre el respaldo inicial de Gran Bretaña a Israel.

En Estados Unidos, la furia de algunos demócratas por el firme apoyo del presidente Joe Biden a Israel impulsó una moción de protesta en las primarias de Michigan de esta semana, y quedó planteada la duda de si la guerra en Gaza no terminará alterando el resultado de una elección presidenci­al muy reñida.

En Francia, la presión de la enorme población musulmana obligó al presidente Emmanuel Macron a abandonar su postura proisraelí. En Alemania, que carga con la sombra de su responsabi­lidad en el Holocausto, el apoyo a Israel sigue siendo un principio rector, pero en los últimos días la ministra de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, empezó

enfatizar la importanci­a de la “superviven­cia de los palestinos”.

El conflicto también ha conjurado muchos fantasmas en la política británica: cuando Lee Anderson, un legislador conservado­r sin pelos en la lengua, dijo que los “islamistas” habían “tomado el control” de Sadiq Khan, el alcalde de Londres, estaba apelando al tipo de sentimient­o antimusulm­án que estalló hace dos décadas cuando Londres fue blanco de una seguidilla de atentados terrorista­s.

Y cuando el candidato laborista Azhar Ali afirmó que Israel “había permitido” el ataque sorpresa de Hamas, avivó el fantasma del antisemiti­smo que contaminó al Partido Laborista hace unos años, cuando era liderado por Jeremy Corbyn. “Desde el mandato de Corbyn al frente del partido, la batalla cultural en torno a Israel se reavivó como no ocurría hace dos décadas”, apunta Daniel Levy, director del Proyecto Estados Unidos-Medio Oriente, un grupo de investigac­ión con sede en Londres y Nueva York.

Levy reconoce que muchos legislador­es actuaron por convicción en el tema de Gaza, pero agrega que la furia desatada de estas últimas dos semanas tiene menos que ver con el creciente número de muertos o la mejor forma de manejar al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que con la controvert­ida historia y la política que siempre rodea las cuestiones judías y musulmanas en Gran Bretaña.

Para el Partido Laborista, el próximo momento incómodo de este drama en continuado podría ser este mismo jueves, cuando los votantes de Rochdale, al norte de Manchester, elijan a un nuevo parlamenta­rio en reemplazo de un legislador laborista fallecido en enero. Y aunque el partido le retiró su apoyo a Ali, el candidato ya está en la boleta y todavía puede ganar ese escaño.

En las últimas semanas, el gobierno del primer ministro Rishi Sunak también modificó su posición sobre el conflicto, al punto de que ya no se distingue de la postura opositora. La semana pasada, durante su viaje a las islas Malvinas, su canciller, David Cameron, reclamó un alto el fuego y dijo que los combates deben cesar “ya mismo”.

“David Cameron y Keir Starmer tienen la misma posición sobre Israel-Gaza, y ambos tienen la misma posición que dos tercios de la opinión pública”, apunta Sunder Katwala, director de British Future, un instituto de investigac­ión sobre inmigració­n, identidad y raza. •

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Cuerpos de muertos en el incidente de Ciudad de Gaza
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AFP

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