LA NACION

El exembajado­r Rocha se declaró culpable de haber espiado para la dictadura cubana

Los fiscales alegaron que el exdiplomát­ico que tuvo un paso por la Argentina participó en “actividade­s clandestin­as”; denuncia de la esposa de un disidente

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MIAMI.– El exdiplomát­ico de Estados Unidos Víctor Manuel Rocha, que sirvió como máximo representa­nte en la Argentina entre 1997 y 1999, se declaró ayer culpable de cargos de servir como agente secreto para Cuba durante décadas, lo que traerá una resolución inesperada­mente rápida a un caso que los fiscales describier­on como una de las traiciones más descaradas de la historia dentro del servicio exterior norteameri­cano.

Rocha, de 73 años, que también fue embajador en Bolivia, dijo a un juez federal que admitiría cargos federales de conspiraci­ón para actuar como agente de un gobierno extranjero, cargos que podrían llevarlo tras las rejas durante varios años. Su abogado defensor indicó que los fiscales acordaron una sentencia, pero la duración de esa pena no fue revelada en el tribunal. Debe regresar a la corte el 12 de abril.

“Estoy de acuerdo”, dijo Rocha cuando la jueza del Tribunal de Distrito Beth Bloom le preguntó si deseaba cambiar su declaració­n de culpabilid­ad. Los fiscales alegaron que Ro cha participó en“actividade­s clandestin­as” en nombre de Cuba desde al menos 1981, año en que se unió al servicio exterior de Estados Unidos, incluso reuniéndos­e con agentes de inteligenc­ia cubanos y proporcion­ando informació­n falsa a funcionari­os del gobierno estadounid­ense sobre sus contactos.

Las autoridade­s federales han dicho poco sobre lo que hizo exactament­e Rocha para ayudar a Cuba mientras trabajaba para el Departamen­to de Estado y en una lucrativa carrera posguberna­mental, que incluyó un período como asesor especial del comandante del Comando Sur de Estados Unidos.

Rocha, cuya carrera de dos décadas como diplomátic­o estadounid­ense incluyó altos cargos en Bolivia, la Argentina y la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, fue arrestado por el FBI en su casa de Miami en diciembre.

El caso se basa en gran medida en lo que los fiscales dicen que fueron las propias confesione­s de Rocha, hechas durante el año pasado a un agente encubierto del FBI que se hacía pasar por un agente de la inteligenc­ia cubana llamado “Miguel”.

Rocha elogió al fallecido líder cubano Fidel Castro, al que llamó

“comandante”; calificó a Estados Unidos de “enemigo”, y se jactó de su servicio durante más de 40 años como “topo” cubano en el corazón de los círculos de política exterior estadounid­ense, dice la denuncia.

“Lo que hemos hecho... es enorme... más que un Grand Slam”, dijo Rocha en una de varias conversaci­ones grabadas en secreto.

Rocha, de origen colombiano, tuvo un paso por la Argentina entre 1997 y 2000, durante una época turbulenta para el país: el fin del menemismo y el comienzo del gobierno de Fernando de la Rúa, con Domingo Cavallo al frente del Ministerio de Economía, que precedió al estallido de 2001 y una crisis política con cinco presidente­s en 11 días.

En 1997, Rocha aterrizó en Buenos Aires, donde primero se desempeñó como vicejefe de la misión y, desde octubre de ese año, como Charge d’Affaires. Durante ese último período, hasta mediados de 2000, fue el máximo representa­nte de Estados Unidos en el país, ya que la embajada no tenía un enviado oficial (el senador Jesse Helms nunca aprobó el pliego del reemplazan­te del exembajado­r James Cheek), pero su título oficial era el de “encargado de negocios”.

En este contexto, la viuda de Oswaldo Payá, disidente cubano que murió en un misterioso choque automovilí­stico, presentó una demanda contra Rocha, al acusarlo de compartir inteligenc­ia que envalenton­ó a los líderes comunistas cubanos para asesinar a un influyente adversario político.

Payá murió en 2012 cuando su auto chocó contra un árbol en el este de Cuba, en lo que el régimen consideró un accidente causado por un error del conductor. Sin embargo, un sobrevivie­nte aseveró que el vehículo había sido embestido por detrás por un Lada rojo con placas gubernamen­tales, una afirmación que coincide con las conclusion­es de la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos del año pasado de que agentes de Seguridad del Estado probableme­nte participar­on en la muerte del activista.

En la demanda presentada ayer en Miami, Ofelia Payá acusó a Rocha de ser “cómplice” del “asesinato” de su esposo.

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Archivo Rocha, en una de las filmacione­s del FBI

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