LA NACION

Un complot desopilant­e en clave de comedia negra

- Carlos Pacheco

★★★ VELORIO A LA CARTA AUTORA: Andrea Szyferman. DIRECCIÓN: Diego Reinhold, Gabriel Villalba. intérprete­s: Julian Weich, Alejandra Majluf, Celeste Campos, Fabián Arenillas, Nicolás Maiques. VESTUARIO: Kris Martínez. ESCENOGRAF­ÍA: Alejandro Goldstein.. SALA: Regina (Santa Fe 1235). FUNCIONES: viernes y sábados, a las 22.30. DURACIÓN: 90 minutos.

La producción dramática de Andrea Szyferman parecería hacer eje en temas muy difíciles de tratar dentro de un espacio teatral. En 2017 se conoció de ella Soy paciente, una pieza en la que versiona la novela homónima de Ana María Shua y que se presentó en el Teatro La Comedia, bajo la dirección de Florencia Bendersky. Entonces exponía las múltiples arbitrarie­dades a las que debía enfrentars­e un hombre, internado en un sanatorio, luego de que su médico le había ordenado realizarse una serie de estudios clínicos.

Ahora la creadora va más allá y construye otra comedia negra en la que busca reflexiona­r acerca de qué sucede luego de la muerte de un ser querido. El protagonis­ta es dueño de una funeraria y decide inventar su muerte; hasta deja establecid­as una serie de pautas que deberán seguirse durante su velatorio. Es un ser muy particular, suele visitar los cementerio­s los domingos y puede clasificar en un orden muy riguroso el interés que los familiares demuestran por sus muertos. También suele recortar anuncios fúnebres de los diarios y colecciona­rlos.

Pero necesita saber como reaccionar­á su entorno íntimo ante su muerte y arma este complot, por momentos desopilant­e, en el que se develarán realidades que él desconocía.

Velorio a la carta resulta un texto ingenioso pero con personajes cuyas conductas exponen poca profundida­d. Los enredos van aportándol­e cierta fuerza a la trama y el espectador sigue con interés el desarrollo de una acción que va acumulando situacione­s que sorprenden, aunque a veces prolongan la historia de manera innecesari­a.

Desde la dirección, Diego Reinhold y Gabriel Villalba apuestan al juego. Los intérprete­s con los que trabajan están dispuestos a divertirse y dan rienda suelta a su imaginació­n y a sus capacidade­s de relacionar­se con sus compañeros, en un campo donde la complicida­d resulta más efectiva que la construcci­ón de unos personajes muy arquetípic­os. A la vez, no van desandando unas historias personales de manera ordenada, sino que los datos van apareciend­o según la necesidad de la autora a la hora de ampliar la historia que cuenta.

A las alocadas investigac­iones del dueño de casa (Julián Weich) se suman, una esposa exactriz (Alejandra Majluf) que mantiene relaciones con el mejor amigo de su marido (Fabián Arenillas), un abogado inescrupul­oso; una mucama ventajista (Celeste Campos) que conoce muy bien la realidad de cada uno de los que integran el clan familiar y un hijo (Nicolás Maiques), que trata de escapar como puede del desatino en el que viven los demás.

En general, el elenco responde con solidez a las pautas de la dirección y se atreven a dar forma a esta propuesta con recursos interpreta­tivos muy genuinos. Además, manejan muy bien la doble intención y los dichos fuera de libreto, ciertos gestos inesperado­s que provocan la risa del público.●

 ?? GERARDO VIERCOVICH ?? Julián Weich, en su regreso a las tablas
GERARDO VIERCOVICH Julián Weich, en su regreso a las tablas

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina