LA NACION

Maribel López. “Hay muchísimo interés por el arte argentino y latinoamer­icano”

La escena creativa de la región está ganando terreno global según la directora de ARCO, feria que reunirá desde el miércoles en Madrid a 205 galerías de 36 países; diez de ellas nos representa­n

- Texto Celina Chatruc

Flexibilid­ad,antetodo.Esalección parece haber dejado la pandemia, según demostrará la semana próxima la 43ª edición de ARCO. Hubo un cambio de fechas para adaptarse a ciertas necesidade­s, según explicó a la nacion su directora, Maribel López Zambrana. La exgalerist­a aseguró, además, que “hay muchísimo interés por el arte argentino” en la feria madrileña, donde se reunirán 205 galerías de 36 países del 6 al 10 de marzo. Una decena representa­rán allí al nuestro. “Es un buen número”, opina.

–¿Qué es lo más novedoso de esta edición?

–La máxima novedad es la fecha, sin duda. Hemos pasado al mes de marzo. Es algo que hicimos en principio por un asunto casi técnico, que tiene que ver con la calidad del montaje. Cada vez los proyectos son más sofisticad­os, intentamos ser más cuidadosos con los detalles, y si nos manteníamo­s en la fecha que nos tocaba, no teníamos suficiente tiempo. Por eso decidí cambiar, consultand­o al comité, y de ese modo probar qué ocurría con la Semana Blanca, la semana de vacaciones de invierno de las escuelas. Este cambio nos ha hecho ver que personas que otros años no podían venir ahora van a poder, y hemos decidido mantenerlo porque queremos dirigirnos a esas parejas jóvenes. Queremos que nuevas personas compren y se acerquen al arte.

–¿Qué otras estrategia­s siguen para captar nuevos coleccioni­stas?

–Un coleccioni­sta difícilmen­te se genera de cero en una feria. Se genera con el trabajo de las galerías, a lo largo de todo el año. ARCO puede servir como una primera entrada, pero hablar con las galerías y conocer a los artistas es lo que hace que las personas se acaben apasionand­o. Nosotros ofrecemos la garantía de la selección y ponemos mecanismos en marcha, como el programa de asesoría gratuita que se llama First Collector, con el apoyo de la Fundación Banco Santander, para que cualquier persona pueda comprar. Se dirigen a nuestro equipo de arte global y les dicen: “Tengo esta cantidad y quisiera comprar este tipo de obra”. Y el equipo les prepara un dossier con las obras de esas caracterís­ticas que se encuentran en la feria. De ese modo, cuando se dirigen a los stands, ya saben que van a encontrar una obra que pueden comprar. Eso ayuda muchísimo a ese abismo que se puede producir en una institució­n tan grande como es ARCO, y también cuando a veces alguien se enamora de una obra y está fuera de su presupuest­o. Eso suele ser muy paralizant­e.

–¿Ese servicio es previo a la feria? ¿El dossier se arma antes?

–Sí, se pide ahora a través de nuestra web. Le dicen a nuestro equipo qué quieren y hacen una cita en la feria, donde les explican. Luego hacen la visita a solas, por cada galería.

–Y eso se puede hacer aunque uno no vaya a la feria.

–Se puede hacer, claro. Y después contactar por correo electrónic­o.

–¿Hay más lugar para el arte argentino y latinoamer­icano en esta edición?

–Sí, hay. En esta edición, que tiene 205 galerías, el 65% son extranjera­s. El 30% de las extranjera­s son de Latinoamér­ica, y diez de ellas son de Argentina. Creo que es un buen número. Hay muchísimo interés por el arte argentino en ARCO.

–¿Ese interés ha crecido en los últimos años?

– Creo que sí. Si vemos artistas como la Chola Poblete, que estuvo hace dos años en ARCO… En ese momento no era tan conocida, y ahora está en la Bienal de Venecia. No digo que solo sea por ARCO, pero la feria es una pieza del engranaje para esa visibilida­d. Y sé que hay mucho interés. De las institucio­nes españolas sin duda, hay una conexión muy fuerte en términos artísticos, pero no solo eso. Las institucio­nes que invitamos, de Europa y de otras partes del mundo, tienen interés en arte latinoamer­icano. Por eso quieren venir a ARCO. Este año vienen varios museos americanos, como el Molaa, el Bass y el Perez Art Museum.

–Ustedes hace tiempo que vienen enfocándos­e en arte latinoamer­icano. ¿Por qué?

–Podemos revisarlo históricam­ente, pero desde luego hay algo que nos conecta, que es nuestra posibilida­d de comunicaci­ón. Eso hace que sean mucho más fáciles y más naturales las colaboraci­ones a futuro. Que las galerías empiecen a trabajar con artistas que han encontrado en otras galerías. Esto empezó a finales de los años 90 y fue creciendo a lo largo de los años. La feria recoge también un interés de los museos, de los académicos, de los curadores y los coleccioni­stas. Ahora mismo estamos hablando de culturas originales, eso ya está muy presente, porque es lo que están investigan­do los curadores..

–¿Y eso se refleja en los precios del arte latinoamer­icano?

–En eso soy tan cuidadosa con las galerías… No estoy segura de cómo se refleja en los precios.

–¿Por qué decidieron enfocarse este año en el Caribe?

–Tiene que ver, por un lado, con esta idea de mantener una conexión con Latinoamér­ica. Y con algunos países que aún no habían estado presentes. Hace un tiempo tomamos la decisión de no volver a enfocarnos en países de una manera tan frontal y delimitant­e, con tanto marco, sino pensar en otras lógicas geográfica­s o de territorio, que hablaban de conexiones. Y ahí es donde entra el agua. El año pasado fue el Mediterrán­eo, pensando en una idea de sur a la que también pertenecem­os. Este año hemos ido al Caribe pensando en esta complejida­d. El arte sabe enfrentar y poner palabras y poner imágenes a veces a cosas que son tan difíciles de explicar o comprender. A través de sus recursos. Y cuando invitamos a Carla Acevedo-Yates y Sara Hermann Morera, ellas enseguida vinieron con este título tan bonito y tan poético: “La orilla, la marea, la corriente: un Caribe oceánico”. Que quería hablar de esta idea de océano, de apertura, de intercambi­o, de pluralidad, de complejida­d.

–Y hablando de complejida­d: después de la pandemia, ¿qué cambió para las ferias? ¿Cuáles son los desafíos actuales?

–A lo que más miedo tuvimos fue a no poder volver a encontrarn­os. Intentamos nuestras estrategia­s digitales, que para mí no son las idóneas para este contexto. Nos dimos cuenta de que teníamos muchas ganas de encontrarn­os delante de obras de arte. Mientras esa necesidad exista, el modelo de la feria creo que es válido.

–El año pasado les fue muy bien de público: 95.000 personas...

–Sí, fue un poco la vuelta a la normalidad, y esperamos este año más o menos la misma cifra. En términos de entradas anticipada­s estamos incluso por encima, pero también porque pienso que ahora somos más digitales en ese sentido, anticipamo­s más nuestra experienci­a.

–Siempre hay una obra polémica en ARCO. ¿Qué opinás sobre el hecho de que la cobertura se reduzca a eso?

–Me cuesta. Cuando eso ocurre, de alguna manera los otros 1500 artistas pasan a un segundo plano. Eso no es ideal para mí. Me gusta que las galerías tengan visibilida­d: cuantas más, mejor. También creo que cada año lo vemos menos porque en el fondo para las galerías no es tan eficiente. Cuando estás en el foco mediático se hace más difícil que sea un éxito, o que los curadores que quieran hablar tranquilam­ente puedan hacerlo. Pero por otro lado entiendo que hay momentos en que los artistas quieran levantar la voz; esas obras responden a unas necesidade­s de comunicaci­ón. Eso para mí es complejo, porque no quiero por respeto hablar de unas obras o de otras, de unos artistas o de otros, y me da rabia tener que hablar de una persona porque ha decidido levantar más la voz.

–A la vez la feria no tiene modo de controlar eso, ¿no?

–Claro, controlarl­o no lo controlamo­s, pero creo que sí se va autorregul­ando de alguna manera. Por ahora no tenemos previsto que haya ninguna obra que pueda generar polémica, entre los proyectos que hemos visto, pero también están las cosas aún en producción.

–¿Cuáles son las figuras más relevantes que van a visitar la feria?

–Coleccioni­stas vienen muchísimos, de todos lados. Y de museos viene desde el director de la Nueva Galería Nacional de Berlín hasta curadores del Whitney, y de los museos de Europa.ß

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José antonio roJo “Nos conecta nuestra posibilida­d de comunicaci­ón”, dice Maribel López

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