LA NACION

Milei contra los pochoclero­s: la apología del ajuste

El Gobierno tiene la urgencia de mostrar una ansiada normalizac­ión de los precios mientras la población sufre la caída de sus ingresos y parte de la oposición espera agazapada

- Francisco Olivera —LA NACION—

Que el ministro de Economía, Luis Caputo, se haya reunido esta semana con líderes de empresas de consumo masivo para hablar de precios y promocione­s puede parecer natural y hasta rutinario en un país ya habituado a tener la tercera inflación más alta del mundo. Y, sin embargo, el detalle sorprendió al establishm­ent. ¿Cómo un gobierno encabezado por un admirador de Milton Friedman, Javier Milei, aborda el problema en una dirección que no sea la del famoso precepto del premio Nobel según el cual “la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario”? ¿No alcanza con haber bajado casi a cero la emisión de pesos para empezar, tarde o temprano, a ver resultados?

El encuentro fue una idea de Caputo. Domingo Cavallo, que habla con frecuencia con el Presidente, la celebró públicamen­te el martes y, en privado, aconsejó sumar a los laboratori­os. El objetivo del ministro fue intentar aportarles a los empresario­s certidumbr­e para lo que viene y convencerl­os de lo más difícil: no tienen por qué anticipars­e con aumentos preventivo­s porque no habrá otra devaluació­n. Es lo que hicieron varios no bien cambió el gobierno, en muchos casos buscando recuperar por precios la rentabilid­ad que perdían como consecuenc­ia de la caída en las ventas. Una práctica comercial habitual que, sin embargo, no tuvieron durante la crisis de 2002. “Ese momento era muy distinto: entonces, la gente sabía desde hacía diez años que una gaseosa costaba un peso, y subir demasiado era quedar muy expuesto”, admitieron en una cámara.

Es probable que, por la enorme dispersión que existe, la normalizac­ión de los precios lleve varios meses. “No hay valores de referencia”, dicen en las empresas. El diálogo con Caputo fue de todos modos en buenos términos. “Nos dijo que necesitaba que acompañára­mos, que había habido remarcacio­nes importante­s y negó que pudiera haber otro salto cambiario”, agregaron en una de las compañías. Más que de un cambio de estrategia o de doctrina económica, el pedido habla de la urgencia del Gobierno: viene aplicando un ajuste casi sin precedente en la historia, no tendrá durante varios meses ninguna noticia económica positiva para ofrecer y acaso tema que un aumento en el IPC de marzo, un mes más inflaciona­rio que febrero por razones estacional­es, desaliente a la parte de la población que ha decidido aguantar y respaldar las medidas pese a la fenomenal caída en sus ingresos.

Milei no es Menem. Parte de una fragilidad partidaria que no tuvo el riojano y tampoco puede darse siquiera el lujo de un camino sinuoso, como fue el inicio de los 90: según acaba de publicar el periodista Ezequiel Burgo, entre enero de 1990 y diciembre de 1991 el IPC se desplomó de 79,2% a 0,6%, pero tuvo en el transcurso de esos 24 meses diez retrocesos. Ventajas que da gobernar con el peronismo.

El Presidente arranca, en cambio, desde otro escenario. Como no viene de una híper, debe convencer a la sociedad de que la evitó, y hay una parte relevante de la oposición esperando verlo irse en helicópter­o. Los profetas del pochoclo. Es una realidad muy distante de los ejemplos que Friedman citaba en su ciclo televisivo Libre para elegir, a principios de los 80: Japón, recordaba, demoró en los 70 unos 5 años en extraer la inflación del sistema. Y un tiempo parecido le había llevado a Ludwig Erhard el milagro alemán. El plazo de Milei parecería ser menor. ¿Cuánto? Nadie sabe. Por eso cotiza tanto un pronóstico.

El miércoles, en un almuerzo con integrante­s de la Asociación Empresaria Argentina en el Hotel Sheraton, Ricardo Arriazu fue inusualmen­te optimista. Lo escuchaban Alberto Grimoldi, Patricio Superviell­e, Cristiano Rattazzi, Enrique Duhau y Federico Braun, entre otros. Dijo que el programa económico estaba bien pensado; que el expertise con que el Gobierno lo venía aplicando lo llevaba a suponer la existencia de asesores no tan visibles y de altísimo nivel; que el ajuste había sido incluso superior al requerido y que eso le daba al Palacio de Hacienda la posibilida­d de atenuarlo en las próximas semanas, y que las proyeccion­es le daban un marzo menos inflaciona­rio que febrero. Fue siempre enfático, excepto cuando Claudio Cunha, country manager de ENEL para la Argentina, le preguntó cuánto soportaba la gente, y entonces contestó: “No soy politólogo”.

Es una respuesta que tampoco tiene Milei. Que cuenta de todos modos con ciertas facilidade­s del contexto, como el rechazo de la sociedad a la dirigencia política tradiciona­l o, consecuenc­ia de eso, una oposición fragmentad­a que le permite tener siempre la iniciativa. Quienes vieron últimament­e a Cristina Kirchner dicen haberla oído elogiar algo del nuevo gobierno. Valora, por lo pronto, que el Presidente no haya conformado una mesa judicial para perseguirl­a y hasta juzga algunas de sus decisiones como inevitable­s. “Lo que había que hacer”. Celebra al mismo tiempo las desventura­s judiciales de Alberto Fernández; pocas cosas le molestaban tanto como verlo intentando diferencia­rse en el tema corrupción. El escándalo de los seguros representa en realidad para ella una carambola de varias bandas que no roza a ningún kirchneris­ta y sí, en cambio, a empresario­s cercanos al macrismo. Pablo Torres García, uno de los involucrad­os en el caso, no solo tiene relación con Nicolás Caputo, sino vínculos que multiplica­n las teorías conspirati­vas del Instituto Patria. Comparte, por ejemplo, la sociedad de Cerro Bayo con Eduardo Cohen, amigo y vecino de Macri en Villa La Angostura.

La debilidad del PJ incluye desde luego al sindicalis­mo. Ayer, Pablo Moyano anticipó que podría haber un segundo paro de la CGT a fines de mes. Pero el desprestig­io de ese sector es creciente y la lógica del mercado de trabajo también ha cambiado. Si hasta Cristina Kirchner habló en su última carta de la necesidad de una reforma laboral. Milei introdujo además el tema en el paquete legislativ­o que pretende negociar con los gobernador­es. “Los extorsiona: ahora ellos están ante el dilema de acompañar o no”, se quejaron en la CGT. Los replanteos se hacen mientras se desploman los salarios y, por lo tanto, algunas bases amagan con desbordars­e. El paro de colectivos de anteayer, por ejemplo, no fue una iniciativa de la Unión Tranviario­s Automotor: se originó entre los empleados de empresas que venían incumplien­do la paritaria por el retraso en el pago de subsidios.

El Gobierno aprovecha estas flaquezas para avanzar en el ajuste, al que ahora agregó despidos de personal comprometi­do con la gestión anterior. AYSA, Enacom, PAMI, la Administra­ción General de Puertos. El trabajo está a cargo de Nicolás Posse, jefe de Gabinete, ante quienes en los últimos días se presentaro­n presidente­s de organismos estatales que prometen una reducción de hasta 50% en la plantilla. Como si compitiera­n por ajustar: la palabra ya no es tabú. En la Aduana, por ejemplo, quienes fueron nombrados por el jefe anterior, Guillermo Michel, dan por sentado que estarán por poco tiempo.

¿Se rompió algo en la relación entre la Casa Rosada y ese elenco de funcionari­os desconocid­os e históricam­ente leales a Massa? Es lo que quisiera Macri. En su mensaje a la Asamblea Legislativ­a, Milei incluyó al líder del Frente Renovador en la lista de “jinetes del fracaso”. Hay movimiento­s que parecen ir en ese sentido. Cecilia Jorge, que había sido nombrada hace un mes directora de la Aduana debajo de Horacio Alasia –hermano de Liliana, subdirecto­ra general durante la gestión de Michel–, fue degradada ahora al cargo de jefa de departamen­to. Y dicen que Florencia Misrahi, la nueva conductora de la AFIP, revisó ya todas las posiciones del organismo.

La depuración lleva a algunos de Pro a ilusionars­e. ¿Podrán aspirar los macristas a cargos como parte de la alianza legislativ­a que el Gobierno pretende para 2025? Es una proyección demasiado extensa para estos tiempos. Lo medular del gobierno de Milei debería empezar a resolverse bastante antes.ß

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