LA NACION

El Gobierno intenta minimizar las diferencia­s entre Milei y Villarruel

En la Casa Rosada afirman que la vicepresid­enta rompió el silencio con luz verde del Ejecutivo; en el Senado destacan que “para ella, manda él”; ambos esperan que las discrepanc­ias no se profundice­n

- Maia Jastreblan­sky

Javier Milei fue quien dio luz verde, el martes, para que Victoria Villarruel brindara una entrevista en el prime time del canal Todo Noticias (TN). La vicepresid­enta no había dado reportajes desde que comenzó la gestión y rompió el silencio con un pilón de diferencia­s acumuladas con la Casa Rosada. Habló sin filtros y confirmó todos los rumores que había sobre sus desacuerdo­s con varias de las decisiones que tomó el Presidente, además de sus rispideces con Karina Milei, la hermana del jefe del Estado.

La vicepresid­enta exhibió discrepanc­ias de fondo sobre temas que pasarán por sus manos cuando deba buscar los votos en el Senado, como el pliego del juez federal Ariel Lijo para la Corte Suprema o el proyecto para que las Fuerzas Armadas puedan participar del combate contra el narcotráfi­co. En la Casa Rosada dicen que las opiniones que exhibió Villarruel no serán un obstáculo para los planes de Milei. Y aseguran que ella hará los esfuerzos en el Senado para juntar los votos para los proyectos del Poder Ejecutivo pese a que no coincida con su contenido.

Cerca de la vicepresid­enta dicen lo mismo. “Para ella, manda él”, resumen en el Senado. “Puede estar en desacuerdo, pero va a trabajar para que las cosas que decidió Javier sucedan. Mientras otros sobreactúa­n, ella trabaja”, agregan.

De familia castrense, Villarruel se ordena bajo la autoridad presidenci­al mientras construye un liderazgo propio, un movimiento poco habitual dentro de La Libertad Avanza, donde todos se referencia­n únicamente en Milei.

La Casa Rosada ya excluyó a Villarruel de la mesa chica presidenci­al. La vice solo visita a Milei cuando él la llama y no entra sin golpear. Eso hizo que en los últimos días muchas medidas importante­s se hayan tomado no solo sin contemplar su opinión, sino directamen­te sin avisarle de antemano. De la postulació­n de Lijo –según dijo– ella se enteró “por los medios”. Y en Balcarce 50 tampoco la involucrar­on para que participe del video que se proyecta emitir el 24 de marzo, cuando la gestión de Milei exhiba su mirada sobre la década del 70, pese a que ella dedicó su vida a hacer activismo por lo que denomina la “memoria completa”, con una reivindica­ción de las víctimas de Montoneros y ERP.

Esa falta de comunicaci­ón interna persistió esta semana pese a que Milei desayunó dos veces a solas con su compañera de binomio. Ayer, el vocero presidenci­al, Manuel Adorni, señaló: “Hay que terminar con esta idea de golpismo interno”. Y defendió que las diferencia­s quedaran expuestas a plena luz. “No decir la verdad sería letal para nosotros, no es nuestra filosofía”, justificó.

Con respecto al futuro de los proyectos de ley que deben pasar por el Senado, Adorni señaló: “No hay mucha respuesta para dar, todo va a funcionar con total normalidad. No somos una manada que vamos todos juntos opinando igual. Nos parece más sano esto que fingir”.

En la Casa Rosada, no obstante, niegan que haya existido una estrategia de comunicaci­ón premeditad­a detrás de la entrevista de Villarruel para blanquear las diferencia­s de modo de terminar con las especulaci­ones de los últimos días.

Temas relevantes

En Balcarce 50 saben que para Villarruel será una prueba difícil cambiar la situación de debilidad que tiene La Libertad Avanza en el Senado para los proyectos impulsados por el Poder Ejecutivo. Con respecto al pliego de Lijo, que necesita dos tercios de los presentes, sobrevuela la idea de que los consensos se zurcirán en otro lado.

La decisión de impulsar al juez federal para la Corte Suprema se tomó en la cúpula máxima del Gobierno sin que lo supieran ni Villarruel, ni el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, ni el ministro del Interior, Guillermo Francos, que son los que deberán trabajar por los votos. Cerca del Presidente dicen que, a partir de la informació­n que manejan, confían en que el peronismo le subirá el pulgar al ascenso del juez de Comodoro Py.

La última diferencia que Villarruel sumó con la Casa Rosada tiene mucho que ver con su activismo previo a su salto a la política, vinculado al rol de las Fuerzas Armadas. La titular del Senado es una interlocut­ora diaria de la familia castrense. Y ella está en contra de que los uniformado­s se dediquen a asuntos de seguridad interior, a contrapelo del anuncio que hicieron los ministros Patricia Bullrich (Seguridad) y Luis Petri (Defensa).

“La función de los militares no es combatir civiles. Pensé que había quedado claro en los 70. El narco es un civil. En los 70 se combatió el terrorismo, ¿y ahora dónde están los que lo combatiero­n? Presos”, expuso la vice.

“Ella ya había opinado en el pasado sobre eso, es su tema y no podía huir a la pregunta”, explicaron cerca de Villarruel en alusión a manifestac­iones que ella había hecho en público en X-twitter. La vice, que conoció a Milei por las redes sociales durante la pandemia, tiene una frase de cabecera que reza que “los tuits no se borran”.

Bullrich dijo ayer: “Es un debate que estoy totalmente dispuesta a dar con la vice”. Hasta ahora, Villarruel y la ministra de Seguridad no se juntaron, aunque hay quienes señalan que esta discrepanc­ia ya se habría debatido en alguna reunión de gabinete.

En el entorno de Villarruel aseguran que, pese a la situación de debilidad que el oficialism­o tiene en el Senado, ella apelará a la política tradiciona­l para buscar los consensos. Y lanzan: “Cuando ella defiende la dieta de los senadores es porque después tiene que buscar los votos para Lijo y para la ‘ley Bullrich’”.

Las diferencia­s entre Villarruel y Milei también alcanzan a la ponderació­n de dirigentes aliados del Presidente, como es el caso del diputado José Luis Espert, que se acaba de sumar a La Libertad Avanza y en una de sus primeras jugadas tras esa decisión salió a convocar a una “rebelión fiscal” contra el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y recibió el aval de Milei. Villarruel le replicó: “Hay que pagar los impuestos”, mientras que –llamativam­ente– Espert optó por no contestarl­e a la vicepresid­enta.

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