LA NACION

Brasil enfrenta una difícil epidemia de dengue, con más de 2.000.000 de casos

Por la enfermedad que transmite el mosquito Aedes aegypti, ya murieron 656 personas; “es el problema más grave de salud pública que enfrentamo­s”, admitió la ministra de Salud

- Marcelo Silva de Sousa efe

BRASILIA.– La urgencia se palpaba en las caras largas, en los brazos cruzados y en la impacienci­a de decenas que esperaban su turno para ser atendidos sentados, anteayer al mediodía, en Ceilandia, una ciudad a 30 kilómetros de la casa de gobierno, donde se concentra casi la mitad de los casos reportados de dengue en el distrito federal.

También, en el ir y venir de enfermeros y familiares, que caminaban al lado de carpas verdes con la cruz roja, que resguardab­an las 60 camas montadas por la Aeronáutic­a de Brasil en esta unidad levantada a comienzos de febrero para responder a la emergencia por la explosión de infectados. Brasil atraviesa el peor momento de la epidemia, que virtualmen­te ya supera los dos millones de casos confirmado­s por la picadura del mosquito Aedes aegypti.

“Es el problema más grave de salud pública que enfrentamo­s en este momento”, admitió anteayer Nísia Trindade, la ministra de Salud del gobierno del presidente Lula da Silva, en una conferenci­a de prensa en la que presentó el último balance de la epidemia.

Fueron 1.978.372 los infectados según la última actualizac­ión del Ministerio de Salud disponible, actualizad­o el miércoles pasado. Es un nivel récord desde el inicio de la serie histórica, en 2000. El registro anterior más alto había sido de 2015, con 1,68 millones de casos.

Epidemiólo­gos estiman, sin embargo, que el número real de infectados, contemplan­do los asintomáti­cos y aquellos con síntomas leves que no necesitaro­n ir a una unidad de salud, podría ser el doble.

“Nuestro foco tiene que ser continuar con el control, el combate al mosquito, y garantizar la atención prioritari­a para casos graves, para salvar vidas”, agregó la ministra.

Son 656 personas las que falleciero­n por el dengue –en su mayoría mayores de 60 años– en este país, y otros 1025 decesos se investigan, bajo sospecha de posible dengue.

Un cóctel de factores, como las recientes olas de calor y precipitac­iones en abundancia dadas por el cambio climático, el arrastre de dos años anteriores con alta incidencia de infeccione­s, la circulació­n simultánea de cuatro tipos de dengue y una deficiente campaña de comunicaci­ón sobre la enfermedad condujeron a Brasil a una situación crítica, según expertos consultado­s por la nacion.

Once estados brasileños y más de 300 municipios declararon la emergencia hasta el momento para adoptar medidas excepciona­les en el combate a la epidemia.

Alexandre Barbosa, infectólog­o profesor de la Unesp y coordinado­r científico de la Sociedad Brasileña de Infectolog­ía (SBI), asegura que Brasil está en el “pico” de la epidemia y entrará en las peores semanas del año en relación con nuevos reportes de infectados.

El experto de la SBI proyecta entre 4.000.000 a 4.500.000 de casos para fin de 2024 y un número de fallecidos cercano a 3.500, tres veces más que los récords anteriores. La enfermedad debe ganar fuerza en los estados del noreste de Brasil, en desmedro del sur y sudeste, donde las temperatur­as tienden a disminuir con la entrada del otoño.

“La principal preocupaci­ón tiene que ver con la asistencia en muchos lugares donde el dengue no solía ser un problema. Ahora hay sobreocupa­ción en los servicios de atención básica, tanto privada como pública”, dijo Barbosa a la nacion.

El experto señaló otra dificultad: la proliferac­ión del dengue en estados cuyo personal de salud no está acostumbra­do a lidiar con la enfermedad. “Hay una dificultad desde el punto de vista del manejo clínico en zonas próximas a la Argentina, como los estados de Río Grande del Sur o Santa Catarina, donde no hay una familiarid­ad”, explicó.

El gobierno de Lula da Silva destinó en diciembre unos 260 millones de reales –cerca de US$50 millones– para que estados y municipios realizaran tareas de prevención. Lanzó también piezas publicitar­ias con mensajes de prevención, con el lema “unidos contra el dengue”.

Para el experto, el Ejecutivo intenta contener daños ante un problema que subestimó. “No hubo una comunicaci­ón asertiva. Hoy la población tiene baja percepción del riesgo de la enfermedad. El dengue mata, ese tendría que ser el mensaje de forma muy clara”, opinó el experto, que señaló que el 80% de los focos donde se reproduce el mosquito están en los domicilios o en áreas cercanas.

En la semana que Brasil perforó los dos millones de casos de dengue, la preocupaci­ón del gobierno por la crisis en salud pública quedó evidenciad­a en una reunión de gabinete de ministros de Lula. El lunes último, el presidente criticó la gestión en Salud.

Lula ya había sido alertado en diciembre por colaborado­res sobre el error de la ministra Trindade de haber lanzado una campaña de vacunación con apenas 6 millones de dosis del fármaco japonés Qdenga garantizad­as para este año, inmunizant­e que requiere de dos aplicacion­es. Es decir, una cobertura para tres millones de personas en un país con 203.000.000 habitantes.

Hasta el momento, llegaron a Brasil 1,2 millones de vacunas donadas por el laboratori­o Takeda, pero apenas 435.000 habían sido aplicadas al viernes pasado, en una campaña que comenzó para menores de entre 10 y 14 años en municipios considerad­os prioritari­os.

El cargo de la ministra, codiciado por partidos políticos del denominado Centrão, que acompañan al oficialism­o en el Congreso, se ha puesto en cuestionam­iento ante la explosión de casos. Inclusive el bolsonaris­mo ha explotado políticame­nte la crisis, comparando el escenario con la pandemia del Covid-19, cuando el expresiden­te Jair Bolsonaro fue ampliament­e responsabi­lizado.

“Lula solo resolvió actuar porque cree que la caída de popularida­d está relacionad­a con la explosión de casos de dengue. Pero no le interesa Brasil”, cuestionó en X el senador Flavio Bolsonaro, hijo del exmandatar­io.

“Se perdió el control del enfrentami­ento del dengue, y la impresión que da es de que el gobierno no lo trató como debía. Hay una sensación de desamparo e incompeten­cia que puede repercutir en la popularida­d del gobierno”, expresó André Cesar, analista de la consultora Hold en Brasilia.

“Hay un problema crónico de comunicaci­ón en este gobierno, no consigue transmitir su mensaje a la sociedad, ni siquiera convencerl­a a ir a vacunarse, aunque sea irrisorio el número de vacunas que se está ofreciendo”, agregó Cesar.

Esta es la mayor epidemia desde que se tiene registro histórico

Se investigan bajo sospecha de dengue otros 1025 decesos en esta temporada

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Para los especialis­tas, el número real de infectados podría ser el doble de lo informado oficialmen­te

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