LA NACION

Qatar acelera inversione­s para recuperar el liderazgo mundial

El emirato redobla sus proyectos en materia de plantas de licuefacci­ón para aumentar sus exportacio­nes

- Ignacio Fariza © El País

El año pasado fue histórico para la industria estadounid­ense del gas natural licuado (GNL): fue el primero en que lideró las exportacio­nes mundiales de este combustibl­e, escalando dos puestos. Hasta entonces, Qatar y Australia eran los países que se disputaban un liderato que en los próximos años volverá a estar abierto. La reciente decisión de la administra­ción de Joe Biden de paralizar todos los planes de expansión de las terminales de procesamie­nto y envío de GNL (el que viaja por barco en estado congelado) ha abierto una oportunida­d de oro para los dos contendien­tes de EE.UU. en esa carrera. Y el emirato tiene la determinac­ión de aprovechar­la.

El ministro catarí de Energía, Saad Sherida Al-kaabi, ha desvelado recienteme­nte un plan multimillo­nario para casi duplicar su capacidad de exportació­n de aquí a 2030, a razón de un 13% anual. Incrementa­ndo, sobre todo, sus exportacio­nes a Europa y a Asia, los dos continente­s más sedientos de GNL. Aumento sobre aumento, en realidad, porque —en contra de lo que dicen las previsione­s de los principale­s organismos internacio­nales, entre ellos la Agencia Internacio­nal de la Energía (AIE), que creen que la demanda mundial de gas tocará techo antes de que termine la década— el emirato ya lleva varios planes anunciados en el mismo sentido.

La invasión rusa de Ucrania ha cambiado el paso por completo en el mapa gasista mundial. El Viejo Continente, uno de los mayores consumidor­es de gas del mundo, ha acabado echándose en brazos del GNL como única alternativ­a posible al cerrojazo ruso. Un mercado en el que está teniendo que bregarse con competidor­es de peso al otro lado del mundo: China, Japón y Corea del Sur, en ese orden.

El frenazo de todos los nuevos proyectos de terminales decretado por la Administra­ción estadounid­ense —el país que está cubriendo la mayor parte de la nueva demanda europea— abre una ventana de oportunida­d para Qatar. El impacto de la decisión de las autoridade­s estadounid­enses no será inmediato. A corto plazo, el gas seguirá fluyendo normalment­e y el vicesecret­ario de Energía de ese país, Mike Considine, ha garantizad­o a la UE el suministro en los próximos años: “Con las instalacio­nes actuales, tenemos capacidad más que adecuada”, apuntaba hace unos días en declaracio­nes a este diario. Su posición geográfica también es envidiable, incluso ahora con el mar Rojo y el canal de Suez inhabilita­dos, las opciones de envío a Europa y a Asia son múltiples. Tener una flota propia de metaneros también ayuda.

A un plazo más largo, ese movimiento es una oportunida­d de oro para Qatar, que tiene uno de los menores costos de extracción del mundo. “Los compradore­s no acudirán a proveedore­s en los que el Gobierno puede frenar el proceso [de suministro]. Es muy difícil hacer planes a largo plazo cuando tienes eso”, deslizó Al-kaabi hace unos días en declaracio­nes a la agencia Bloomberg. “El mundo necesita más gas y más jugadores [suministra­dores] en el mercado. Hemos dicho, consistent­emente, que necesitamo­s mucho GNL”.

Sus palabras dejan entrever una oportunida­d y, también, una necesidad: para el emirato, este combustibl­e es clave tanto en su balanza exportador­a como en los ingresos de su erario. También el elemento que le ha permitido convertirs­e en uno de los países con mayor renta per cápita del planeta. De cumplirse las previsione­s del sector, Qatar controlará en 2030 cerca de la cuarta parte del mercado mundial del GNL, consolidan­do la riqueza de sus menos de tres millones de habitantes y acrecentan­do su influencia regional y global pese a los múltiples señalamien­tos por sus graves carencias en materia de derechos humanos.

Desde el estallido de la crisis energética, la energética estatal (Qatar Energy) ha firmado acuerdos de suministro a largo plazo con la italiana Eni, la francesa Totalenerg­ies y la angloneerl­andesa Shell, así como con la china Sinopec. En este último caso a muchos años vista: 27. Sin embargo, para atender esos contratos y todos los sellados con anteriorid­ad solo es necesaria una pequeña parte del total: alrededor de la mitad del aumento previsto de capacidad de exportació­n aún está a la espera de comprador, según los datos de Bloombergn­ef.

Esa métrica, la de la firma de acuerdos fijos de suministro, también deja entrever un cambio de tornas: tras dos años consecutiv­os de dominio estadounid­ense, en el último trimestre de 2023 el emirato selló más contratos que ningún otro productor de GNL. Con estos mimbres, que recupere el cetro mundial de las exportacio­nes parece solo cuestión de tiempo.

La invasión rusa de Ucrania ha cambiado por completo el mapa mundial del gas

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