LA NACION

Los militares, más cerca de Villarruel que de Bullrich frente al combate al narco

Sectores internos diferencia­n el papel de las Fuerzas Armadas y temen las consecuenc­ias de la intervenci­ón

- Mariano de Vedia

Entre los militares, la vicepresid­enta Victoria Villarruel saca ventaja en la pulseada con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, por la participac­ión de las Fuerzas Armadas en el combate contra el narcotráfi­co. En el ámbito castrense prevalecen las dudas y el rechazo a la intervenci­ón en Rosario para frenar el avance de la violencia, advirtiero­n fuentes castrenses.

Según pudo saber la nacion, antes de avanzar con el plan de incluir a los militares en las operacione­s, a partir de la anunciada reforma de la ley de seguridad interior, el ministro de Defensa, Luis Petri, consultó a los jefes de cada fuerza, y la mayoría puso reparos. Así y todo, la iniciativa impulsada por Petri y Bullrich siguió su curso y llegará al Congreso. “Los reparos son los lógicos, por ahora no hay ley que nos cubra. Con una ley del Congreso es otra cosa”, reveló a la nacion una alta fuente militar. De esa mirada se desprende que no existe un ánimo de poner piedras en el camino a la posible reforma del marco legal.

“No hay diferentes posturas entre los jefes de las Fuerzas Armadas. Lo importante es darle tiempo al debate democrátic­o. La posición de toda la conducción militar es una sola. Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada”, resumió a la nacion una fuente castrense al tanto de la polémica abierta en el espacio político que gobierna.

“La función de las Fuerzas Armadas no es combatir a civiles, creo que había quedado claro con el tema de los 70. Los que combatiero­n el terrorismo están presos”, sentenció sin equívocos Villarruel, en franca oposición a la iniciativa anunciada por los ministros de Defensa y de Seguridad.

Se trata de dos áreas -Defensa y Seguridad- en las que la actual titular del Senado esperaba tener influencia, como prometió Javier Milei en la campaña electoral y admitió la propia vicepresid­enta, que tiene un vínculo muy directo con la “familia militar”. Hija de un militar que en los años 70 participó del Operativo Independen­cia y en 1982 combatió en la Guerra de Malvinas, en 2006 creó el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), para mostrar la otra cara al discurso que bajaba del poder durante el kirchneris­mo. Hoy se opone a que los militares se involucren en el combate al narcotráfi­co.

La secuela de los 70 sigue siendo un elemento condiciona­nte en la discusión frente a este tema sensible. A 48 años del golpe de 1976, aún permanecen encarcelad­os en unidades penales 115 militares y efectivos de fuerzas de seguridad y policiales, por las causas judiciales de lesa humanidad, a los que deben sumarse otros 739 que cumplen prisiones domiciliar­ias. Esos 854, que incluyen a algunos civiles, forman parte de un universo más amplio, marcado por 812 procesados y 1038 condenados.

Los datos fueron aportados a la nacion por la Unión de Promocione­s, que contabiliz­a 830 muertos en cautiverio o bajo proceso judicial. “El total de presos políticos alcanza a 2725, dijeron en la institució­n.

Como informó la nacion el miércoles pasado, ya en la campaña Villarruel expuso sus diferencia­s con Bullrich sobre la intervenci­ón de las Fuerzas Armadas en la lucha contra la violencia narco. De acuerdo a lo anunciado por el ministro de Defensa, el proyecto que el Gobierno enviará al Congreso fortalecer­á la cobertura legal de los militares para intervenir en Rosario. Tendrán las mismas atribucion­es que las fuerzas de seguridad. Podrán realizar patrullaje­s y controles de personas y vehículos, proporcion­ar seguridad a instalacio­nes por tiempo limitado, intervenir en flagrancia ante la comisión de delitos, dando intervenci­ón inmediata a jueces y fiscales.

Petri tiene en carpeta, además, un cambio inmediato de la reglamenta­ción de la ley de defensa nacional, sancionada durante el gobierno de Raúl Alfonsín y cuyo espíritu fue modificado con un decreto de Néstor Kirchner en 2006. La ley habilita a las Fuerzas Armadas a intervenir ante agresiones externas, peor el decreto reglamenta­rio limitó esa atribución a la respuesta de agresiones perpetrada­s por otros Estados extranjero­s, lo que deja afuera la posible intervenci­ón ante eventuales atentados terrorista­s.

Además del fantasma de los 70, que lleva a muchos militares advertir que aún hoy están pagando consecuenc­ias por los enfrentami­entos contra la guerrilla, varios uniformado­s advierten sobre diferencia­s entre las Fuerzas Armadas y las fuerzas de seguridad. Altos mandos retirados entienden que las operacione­s militares no son disuasivas o preventiva­s, sino que emplean armas letales. En línea con ese pensamient­o, la exposición a eventuales cuestionam­ientos por las consecuenc­ias de sus acciones es mayor. Ante una consulta de la nacion, un general retirado dijo que existe “frustració­n desde hace tiempo con el actual gobierno, ya que la familia militar votó con la idea de que Villarruel lideraría el área de Defensa y se designó a un radical de Pro”, expresó. Claro que el pensamient­o no es unánime. En el Foro Argentino de Defensa, que promueve el debate sobre los problemas de “un área esencial” y que preside Santiago Lucero Torres, se vive “con preocupaci­ón que no haya una visión compartida dentro del Poder Ejecutivo sobre una cuestión tan delicada”.ß

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