LA NACION

Ravioles de seso. La historia de la fábrica de pastas de la serie Coppola

Fue fundada por una reconocida actriz y su producto estrella se hace con una hierba que crece en España

- Agustina Canaparo

“Guillermo, dice Diego que le traigas cuatro cajas de ravioles de seso y un pote de pesto”. El representa­nte de El Diez (interpreta­do por el actor Juan Minujín) escucha los deseos del astro del fútbol y, sin perder tiempo, se dirige a una fábrica de pastas típica de barrio. El local está concurrido: tiene una larga fila en la puerta. El protagonis­ta está un poco impaciente, pero espera. Tras hacer el pedido, le entregan la bolsa y Guillote expresa: “Te pago después, ¿sí? Gracias”, y se sube a su automóvil para llegar, a la velocidad de la luz, a complacer a Maradona.

La breve escena transcurre en la serie Coppola, el representa­nte, basada en la vida del manager, que se estrenó el pasado 15 de marzo y ya es uno de los grandes éxitos nacionales del streaming. El escenario elegido es una histórica fábrica de pastas: Bologna, fundada en 1956 y famosa por sus icónicos ravioles de borraja, una hierba silvestre que llegó al país de la mano de los inmigrante­s.

La pasta del domingo

Todos los domingos sobre la avenida Regimiento de Patricios 1855, en Barracas, se vive a pleno el ritual de las pastas. Los habitués quieren conseguir la plancha de ravioles con un sabor particular: “Pavita, borraja y nuez”, recitan de memoria.

Esta histórica fábrica abrió sus puertas en noviembre de 1956. Sus fundadores fueron la reconocida actriz de cine, teatro y televisión Myriam de Urquijo (que falleció el 24 de mayo de 2011, a los 93 años), Alfredo L. Palacios y Arístides Lisa.

Entrar al local es hacer un viaje en el tiempo: mantiene las mismas máquinas, la sobadora y la cartelería que hace 68 años. Además, en sus paredes hay fotografía­s con algunos de sus clientes más famosos. A primera vista: Carlitos Balá, Juan Carlos Altavista, Ángel Clemente Rojas y también Tini Stoessel.

Jamás se le realizó ninguna reforma. “La gente nos sigue desde muy lejos. Algunos hacen más de 100 kilómetros para visitarnos. Llegan desde La Plata, Exaltación de la Cruz, zona norte... Tenemos un cliente que viene todos los sábados en moto desde Chascomús. ¡Es increíble!”, detalla Claudio Abalo, uno de los socios, quien trabaja en la fábrica desde hace más de ocho años.

Para abastecer la demanda diaria de borraja, una hierba silvestre muy utilizada en España e Italia para tortillas y omelettes, cuentan con un par de hectáreas de producción propia en Monte Grande.

Entre los fieles parroquian­os se encuentra Guillermo Coppola, quien de joven vivía por la zona. “¡Pastas de Bologna! Me enseñó papá hace muchísimos años. La ves a Raquel y le pedís los ravioles que come Guillote”, cuenta en un video, confirmand­o su fanatismo. Incluso los nombra en su libro Guillote. Acá está. Esta es mi vida, de Editorial Planeta.

“Un hecho curioso es que en la edición del libro se reemplazó el sabor que siempre llevaba Guillermo, “pavita, borraja y nuez”, por unos ravioles de seso. Desconocem­os el motivo. Y como el guion de la serie se hizo a partir del libro, se trasladó a la pantalla ese error. Pero los ravioles de seso acá nunca existieron”, explica Claudio.

Una escena de película

“La escena de la serie se filmó en Bologna el año pasado. Usaron el local como está, no tocaron nada. Solo modificaro­n la caja de ravioles, utilizaron una clásica blanca, y cambiaron el vestuario de las empleadas. Además, las peinaron con rodete, para dar un look de aquella época. Es que la fábrica es tan antigua que da para cualquier época”, señala Abalo.

Incluso algunos familiares actuaron como extras. Florencia, la hija de Claudio, interpreta a la empleada que le entrega el pedido a Juan Minujín.

–¿Ya tuvieron repercusio­nes de la serie en el local, Claudio?

–Sí, muchos clientes se acercaron y nos mandaron mensajes para felicitarn­os. Es muy gracioso porque varios nos piden los ravioles de seso y les explicamos que acá nunca se fabricaron.

–¿No analizaron sumar los ravioles de seso al repertorio?

–No, la verdad que no. La gente que nos conoce desde hace años viene a buscar los clásicos de la casa. Siempre decimos que tenemos fanáticos, no clientes (ríe).

–En la serie también mencionan el pesto de la casa...

–Nosotros hacemos pesto casero, pero no lo recomendam­os para los ravioles de borraja porque habría un “choque” de sabores. Sugerimos comerlos con manteca o aceite de oliva. También quedan deliciosos con una salsa de tomate ligera. El asunto es no tapar el producto estrella. ●

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Juan Minujín en Bologna, la tradiciona­l fábrica de pastas de Barracas

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