La educación
El diputado nacional por La Libertad Avanza Alberto Benegas Lynch manifestó hace pocas horas: “La libertad también es que si no querés mandar a tu hijo al colegio porque lo necesitás en el taller, puedas hacerlo”. Es una lástima que en un país que necesita imperiosamente más libertad económica y más desregulaciones, dicho legislador conspire contra ese objetivo. La mayoría de los argentinos no votó en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales por una secta, sino por una alternativa al nefasto y corrupto populismo kirchnerista, que tanto daño ocasionó a la República. Nuestros grandes liberales no fueron jamás enemigos de la protección de los más débiles, de favorecer la igualdad de oportunidades ni de la existencia de funciones esenciales del Estado. Lejos de predicar la desaparición del Estado, Julio Argentino Roca fue su principal constructor. Por otra parte, durante su primera presidencia se sancionó, por inspiración de Domingo Faustino Sarmiento (a quien no se podrá jamás de acusar de comunista ni de “no verla”), la célebre ley 1420 de educación común, que es un orgullo de los argentinos de cualquier extracción política. En esa ley se estableció la obligatoriedad de la educación primaria. También durante los gobiernos conservadores se sancionaron leyes que prohibieron el trabajo infantil, como en todo el mundo civilizado.
La gran mayoría de los argentinos queremos que se no tenga más déficit fiscal y que se equilibren las variables macroeconómicas para que se reduzca drásticamente el flagelo de la inflación; que se eliminen trabas innecesarias a la producción; que se respeten escrupulosamente los contratos; que se disminuya la presión tributaria; que se flexibilicen las normas laborales para que se cree trabajo genuino; que la Argentina se inserte en el mundo; que se combatan, con firmeza y en el marco de la Constitución y las leyes, la inseguridad, la corrupción y el narcotráfico. Se votó por un país normal, no por un experimento de laboratorio.
Ojalá que estas voces destempladas sean desautorizadas y que las necesarias reformas que exige nuestro país sean llevadas a cabo con sensatez y sentido común.
Jorge R. Enríquez
Exdiputado nacional Pte. Asociación Civil Justa Causa