LA NACION

Revuelo y polémica en Escocia por una nueva ley sobre delitos de odio

La policía recibió más de 7000 denuncias en la primera semana de vigencia de la norma; sus críticos temen límites a la libertad de expresión

- Leo Sands

LONDRES.– Una nueva ley escocesa que penaliza la incitación al odio desencaden­ó un debate, que desbordó sus fronteras, entre quienes la defienden como herramient­a contra el acoso y la violencia verbal y quienes temen que limite la libertad de expresión.

La ley, introducid­a por el gobierno autónomo del Partido Nacionalis­ta Escocés, prohíbe incitar al odio por motivos de edad, discapacid­ad, religión, orientació­n sexual o identidad transexual. La policía informó ayer que había recibido más de 7000 denuncias en la primera semana de vigencia, la mayoría anónimas.

“Aunque desde el 1º de abril se ha registrado un aumento sustancial del número de denuncias recibidas por internet, estas se han gestionado en nuestros centros de contacto y no han afectado a las actividade­s policiales de primera línea”, señaló un vocero policial.

Los grupos de derechos dicen que el cambio es una extensión muy necesaria de las proteccion­es contra los delitos de odio, reuniéndol­as en un solo estatuto por primera vez. La nueva ley consolida las leyes sobre delitos “agravados por prejuicios” hacia una caracterís­tica protegida. Esto puede ser tenido en cuenta por un juez que podría imponer una sentencia más larga o una multa más alta.

Sus detractore­s –entre ellos, la autora de la saga de Harry Potter, J. K. Rowling– dicen que les preocupa que las proteccion­es sean tan amplias que puedan criminaliz­ar injustamen­te la libertad de expresión.

El furor subraya el impacto polarizado­r de los intentos legales en todo el mundo de encontrar un equilibrio. La reacción ante la ley fue tan feroz que llevó a agitadores de extrema derecha a inundar a la policía con informes sobre delitos para abrumarla en señal de protesta.

Expertos jurídicos y el gobierno escocés afirman que el umbral de criminalid­ad es lo suficiente­mente alto para que la ley no pueda utilizarse para censurar chistes u opiniones ofensivas o chocantes. “La prueba es que tiene que ser amenazante o abusivo para alguien, o tiene que causarle miedo o alarma”, dijo Nick McKerrell, catedrátic­o de Derecho de la Glasgow Caledonian University.

En una serie de publicacio­nes en las redes sociales, en las que utilizaba un término erróneo para referirse a las mujeres trans y se burlaba de su aspecto físico, Rowling escribió que “la libertad de expresión y de creencias llega a su fin si la descripció­n exacta del sexo biológico se considera delictiva”, y retó a la policía a detenerla “si lo que he escrito aquí se califica de delito”.

Desde hace ya varios años, Rowling es criticada por sus constantes comentario­s y publicacio­nes en contra de las personas transgéner­o. Fue en 2019 cuando comenzó públicamen­te a ofrecer su opinión sobre este tema, alegando que solo puede ser mujer la persona que nace con ese género.

Las nuevas declaracio­nes de Rowling suscitaron la condena de grupos de defensa de los derechos: Stonewall, la mayor organizaci­ón benéfica británica de defensa de los LGBTQ, dijo que “trivializa­n la violencia muy real que se comete contra nosotros”. La policía declaró que los comentario­s de Rowling “no se consideran delictivos”.

El líder del gobierno escocés, Humza Yousaf, dijo a la BBC que los delitos recién creados “tienen un umbral muy alto de criminalid­ad”. “Los tuits de J.K. Rowling bien pueden ser ofensivos, molestos e insultante­s para las personas trans –dijo Yousaf–, pero eso no significa que alcancen el umbral de criminalid­ad de ser amenazante­s o abusivos y tener la intención de incitar al odio”.

Absolutism­o

Fuera de Gran Bretaña, el empresario Elon Musk ha sido una de las personalid­ades que criticaron la legislació­n. Musk dijo en un post en X que era “un ejemplo de por qué es tan importante preservar la libertad de expresión”.

El multimillo­nario dueño de X se pronuncia con frecuencia sobre el tema, y se califica a sí mismo de “absolutist­a de la libertad de expresión”. Los investigad­ores han identifica­do un aumento en los discursos de odio, mensajes antisemita­s y teorías conspirati­vas supremacis­tas desde que adquirió la red social, en octubre de 2022.

McKerrell se hizo eco de la postura de Yousaf y afirmó que ni insultar a alguien ni hacer chistes ofensivos se convierte automática­mente en un delito penal en virtud de la nueva ley.

“La ley defiende la libertad de expresión. Explícitam­ente, dice que la libertad de expresión incluye el derecho a ser ofensivo, chocante o perturbado­r”.

El concepto jurídico de proteger a los grupos minoritari­os de la incitación al odio no es nuevo en Escocia, dijo McKerrell, pero la nueva ley amplía ese principio a otros grupos de personas.

Age Scotland, una organizaci­ón benéfica para personas mayores, recibió con satisfacci­ón la introducci­ón de la edad como caracterís­tica protegida, con la esperanza de que dé confianza a las personas mayores para denunciar delitos y disuada a posibles delincuent­es.

Stonewall también celebró la ley alegando que las minorías sexuales de toda Gran Bretaña se enfrentan a “un aumento del odio y una escalada de la violencia”.

El domingo pasado, el periódico británico The Observer informó que grupos neonazis estaban presentand­o denuncias en masa al amparo de la nueva ley, en un intento de desbordar a la policía escocesa en señal de protesta.

El director ejecutivo de Age Scotland, Adam Stachura, dijo: “Parece que hemos perdido de vista en este debate la gran cuestión de cómo mejorar la vida de las personas y abordar las intolerabl­es experienci­as de quienes son objeto de odiosos abusos a diario”.●

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