No más excusas
Muchos medios al hacerse eco del fallo judicial que ordena tratamiento psicológico y capacitación en género para los monseñores Cargnello, De Elizalde, el sacerdote Ajaya y el vicario judicial Loyola Pinto y de Sancristóval cometen un tremendo error. Hablan de un conflicto generado por la devoción a la mal nombrada Virgen del Cerro y a la persona de su vidente, la Sra. Ma. Livia Galliano de Obeid. Seguir poniendo el acento en estos aspectos es algo gravísimo, dado que desplaza el eje de la real situación de violencia y diluye los hechos. Estamos frente a un hecho sumamente dañoso y deliberado. Se debe enfatizar en la gravedad de los hechos y no conjeturar pseudojustificaciones. Existe un grupo de mujeres que llevan entre 30 y 40 años de vida de clausura, las cuales desde hace más de dos décadas son violentadas física, psicológica, económica y religiosamente por miembros de la cúpula clerical. Estas religiosas han vivido un calvario a manos de otros consagrados, quienes eran casi su único nexo con el mundo exterior. Por respeto a las víctimas, a las personas que se busca implicar en la situación y al pueblo católico todo, es fundamental que al informar se ponga el acento en la gravedad de los hechos padecidos y en la relevancia de los únicos responsables y culpables: es decir, en las personas causantes y/o facilitadoras de los actos de violencia. Hay cuatro consagrados que valiéndose de la investidura religiosa victimizaron a unas santas mujeres dedicadas a la vida contemplativa, aisladas en la clausura de sus votos. La situación, en cuanto a la indefensión de las víctimas, es tan vil y desigual, salvando las distancias, como la que se da cuando se practica la caza en un coto con animales dopados. No hay escapatoria posible. No busquen excusas, no las hay. Seguir insistiendo en ello solo da muestra de una revictimización de las víctimas. María Victoria Vanessche DNI 2.372.371