LA NACION

Diferencia­s de fondo y gestos de distensión detrás de la charla entre Macri y Caputo

El referente de Pro se vio con el principal estratega del Presidente tras la tensión por la nominación de Ariel Lijo a la Corte Suprema

- Matías Moreno

Mientras Javier Milei descansaba en su habitación del Grand Beach Hotel, en Miami, adonde viajó para recibir una distinción de la comunidad judía como “embajador de la luz” por su respaldo a Israel, Santiago Caputo, el principal estratega político y comunicaci­onal del Gobierno, ingresaba a la casa de Mauricio Macri en Acassuso para mantener una reunión a solas.

No fue la primera vez que se citaron para conversar. De hecho, tienen diálogos frecuentes y chatean a menudo por Whatsapp. Caputo, el asesor más influyente de la mesa chica del Presidente, conoce a Macri desde hace años. Y se ganó la confianza del fundador de Pro, quien admite en la intimidad que respeta el trabajo y la mirada de Caputo. Hasta ahora habían logrado no dar cuenta de sus diálogos y mantenerlo­s con discreción.

El encuentro del miércoles, que fue revelado en el canal Todo Noticias, se produjo en medio de las tensiones subyacente­s entre el gobierno de La Libertad Avanza (LLA) y Pro por el reparto de poder en el gabinete y en el Congreso. En otras palabras: libertario­s y macristas tienen distintas visiones sobre cómo deben convivir ambas fuerzas bajo el mismo paraguas en la nueva configurac­ión política.

Milei insiste en que está dispuesto a trabajar con Macri y avanzar en la construcci­ón de un frente liberal con miras a las elecciones de mitad de mandato de 2025. Hablan con frecuencia y tienen previsto verse en los próximos días, cuando Milei regrese de su gira por Estados Unidos y Dinamarca.

Pese a los guiños públicos del Presidente –ayer intercambi­aron mensajes en X por la reunión de Milei con Elon Musk–, Macri y sus figuras leales dentro de Pro solo perciben señales de hostilidad de parte del círculo de funcionari­os más cercanos al jefe del Estado. Apuntan, sobre todo, a Karina Milei, la persona más gravitante en la Casa Rosada, los Menem y Nicolás Posse, jefe de Gabinete. De hecho, el reparto de cargos dejó a los macristas lejos de las sillas más codiciadas de la administra­ción nacional. Además, ni el jefe porteño Jorge Macri ni los gobernador­es Ignacio Torres (Chubut) o Rogelio Frigerio (Entre Ríos) recibieron un trato preferenci­al del Ejecutivo a la hora de discutir sobre la distribuci­ón de recursos fiscales. Pese a que notan una resistenci­a a la integració­n, los macristas se jactan de que Pro mantuvo una postura cooperativ­a en el Congreso para acompañar la ley ómnibus o defender el DNU con el que Milei buscó desregular la economía y reformar el Estado.

“No quieren a nuestros dirigentes, pero buscan quedarse con nuestros votos. Quieren sustituir a Pro”, despotrica un lugartenie­nte de Macri. Esa frase sintetiza el descontent­o con los libertario­s por los constantes desplantes. El último cortocircu­ito lo provocó la decisión de Milei de postular al juez

Ariel Lijo para ocupar una vacante en la Corte Suprema de Justicia, una jugada que descolocó a Macri y los suyos. En rigor, consideran que el Presidente debería haber buscado consensuar con Pro, su principal aliado parlamenta­rio, antes de avanzar con el anuncio.

Con ese trasfondo, Macri y Caputo charlaron el miércoles sobre los temas de coyuntura. El expresiden­te, quien había regresado hacía pocas horas de Colombia, donde participó de un torneo de bridge, le dio su visión sobre la situación económica actual y el panorama que imagina a futuro. Sobrevoló la preocupaci­ón que comparten gobernador­es y jefes de Pro –incluso funcionari­os nacionales– sobre las dificultad­es que tienen los libertario­s para poner en marcha la gestión.

Colaborado­res estrechos del Presidente admiten deficienci­as, pero las atribuyen a que LLA es un equipo en construcci­ón. Si logran estabiliza­r la macroecono­mía y amortiguar el impacto de la recesión, argumentan, Milei no solo mantendrá el apoyo popular, sino que podrá expandir su poder en el mapa electoral en 2025.

Ante Caputo, el fundador de Pro, que asumiría formalment­e como sucesor de Patricia Bullrich el próximo 8 de mayo, reiteró que está dispuesto a colaborar con Milei para nutrir con cuadros técnicos las segundas y terceras líneas de la administra­ción. Se trata dirigentes que pasaron por la gestión de Cambiemos y que, según la mirada de Macri, tienen la experienci­a para lograr un rápido movimiento de las palancas del Estado.

Interlocut­ores habituales del expresiden­te repiten que está convencido de que Milei no debería descuidar el funcionami­ento de la gestión. Es más: se interioriz­ó sobre la crisis en el bloque oficialist­a por la ruptura entre Oscar Zago y Martín Menem.

Por eso, le aconseja a Milei que se involucre en la “rosca” política y que intente seducir a personas con conocimien­to en el manejo de la botonera estatal y que ahora se dedican a la actividad privada. “El problema es de ellos”, afirman quienes tratan a menudo a Macri.

En términos futbolísti­cos, sienten que les dan el pase, pero la pelota no vuelve. Es decir, no hay reciprocid­ad. Los colaborado­res libertario­s de Milei están dispuestos a revisar los currículum­s, pero no parecen demasiado interesado­s en nutrirse de figuras amarillas o replicar el modelo de gestión de Cambiemos. Confían en su receta: lograr el déficit cero, achicar el Estado y controlar la inflación.

En Pro notan “una resistenci­a a dejarse ayudar” de LLA y mascullan bronca con cada desplante. Por caso, esta semana Milei les causó una indigestió­n a los “halcones” macristas cuando anunció que incorporó al empresario textil Teddy Karagozian a su consejo de asesores económicos. Perciben una diferencia entre lo que Milei predica y lo que “realmente ocurre en el Gobierno”. “Javier cumplió la mitad de las cosas que nos prometió. No prioriza a los gobernador­es de Pro y a Mauricio se le complica juntar el apoyo”, grafica un armador macrista.

Macri hace hincapié en que respalda el rumbo que trazó Milei desde que llegó a la Casa Rosada –mano dura con el ajuste fiscal y apuesta por la desregulac­ión o las privatizac­iones de empresas públicas– y que ayudará a apuntalar al Gobierno para que la gestión de los libertario­s llegue a buen puerto. “Quiere que le vaya bien por el país”, insisten. Su compromiso, remarcan allegados a Macri, es con el “fondo” del proyecto de Milei. Por eso, elude la diferencia­ción sobre las “formas”. Opta por un silencio táctico sobre el tema más urticante para Pro: la nominación de Lijo para la Corte. A sabiendas de que mantiene una voz que podría genera un temblor en un gobierno débil en el plano institucio­nal, Macri prefiere esperar a que LLA consiga el aval del Congreso a la nueva “Ley de bases” antes de pronunciar­se sobre Lijo. Entiende que Pro podría quedar en un lugar incómodo si se confirma que Milei cerró un acuerdo con el PJ y Cristina Kirchner para completar casilleros en la Corte.

“Las reformas son importante­s, pero más aún, que sean sostenible­s en el tiempo”, remarca un dirigente de confianza de Macri. ß

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f. marelli Santiago Caputo, junto con Petri y Bullrich

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