LA NACION

Cometa Diablo: se acerca a la Tierra, pero no se verá en zonas urbanas

Se estima que este cuerpo celeste que tiene un diámetro de 35 kilómetros podrá observarse a partir del 21 próximo; su avistamien­to se da cada 70 años; recomendac­iones para disfrutar del fenómeno

- Ezequiel Brahim

Lucifer, el amo de las Tinieblas, Satanás, Belcebú, Samael, Belial o como más se lo conoce: el Diablo. De tantos nombres que existen para esta representa­ción del mal, imaginada con rasgos humanos, pero cola larga y dos cuernos, se eligió esta última para denominar al objeto astronómic­o 12P/ponsbrooks, más conocido como: el cometa Diablo.

Esto se debe a que su cola, que en algunas imágenes aparece dividida, sugiere dos cuernos presuntame­nte “satánicos”. Más allá de su denominaci­ón coloquial, su nombre científico 12P/pons-brooks encierra una historia que une, a través de un siglo, a los dos mayores cazadores de cometas que han existido en el mundo.

Aunque jamás se conocieron, quedaron unidos por este objeto que visita la Tierra cada siete décadas, y que ahora se apresta a regresar desde lo más profundo del Sistema Solar.

“Los cometas son cuerpos menores, principalm­ente formados por polvo y hielo”, describe Romina García, becaria posdoctora­l del Consejo Nacional de Investigac­iones Científica­s y Técnicas (Conicet) y profesora de Astronomía de la Universida­d Nacional de San Juan.

Romina García se dedica a investigar las propiedade­s físicas de estos cuerpos celestes. “Los que orbitan alrededor del Sol, cuando se acercan a él, aumentan su temperatur­a y comienzan a sublimarse su material, es decir, pasar de sólido a gaseoso. Esto da forma a ese halo de polvo que rodea los núcleos comentario­s y permite que los podamos ver, ya que en general son cuerpos oscuros y pequeños”, explica a la nacion.

Este cometa que se acerca a la Tierra en particular tiene unos 35 kilómetros de diámetro, algo más grande que toda la ciudad de Buenos Aires. “Es un cometa de corto periodo, es decir que proviene del cinturón transneptu­niano [más allá del planeta Neptuno]. Y se lo clasifica tipo Halley, que si bien son de corto periodo son muy activos”.

La actividad hace referencia a cuánto material de su núcleo se va desprendie­ndo, y ello ayuda a su visibilida­d desde la Tierra. Si bien con 35 kilómetros de diámetro puede parecer grande, el cometa se acercará a no menos de 200 millones de kilómetros de nuestro planeta.

Como referencia, Venus llega a acerarse cuatros veces más, tiene 12.000 kilómetros de diámetro (casi 350 veces más ancho que el cometa Diablo) y se lo puede ver en el cielo como un punto luminoso. Es decir, los cometas, gracias a su actividad, se hacen ver mucho a pesar de que son pequeños.

“Este en particular está mostrando una gran actividad, y se espera que sea observable a simple vista, pero en condicione­s óptimas. Su perihelio [menor distancia al Sol] será el 21 de abril y allí es cuando más activo estará porque mayor será su energía térmica”, amplía García.

Es decir: el cometa Diablo se acerca al Sol, llega a estar un 30% más cerca que la Tierra, se calienta más y brilla más. Como aclara García, la observació­n, si es posible, se logrará solamente en condicione­s óptimas meteorológ­icas. Y agrega: “ayudará mucho usar unos binoculare­s”.

Noches diáfanas

¿Cuáles son esas condicione­s óptimas? Lo ideal es buscar un lugar lo más alejado posible de las grandes ciudades, para evitar la contaminac­ión lumínica que empaña las noches.

Esto es: que el horizonte hacia el oeste (el punto cardinal por el que se oculta el Sol), esté lo más despejado posible, idealmente poder estar en un campo abierto. Hay que recordar que 12P/pons-brooks se está aproximand­o al Sol, así que se verá en el cielo muy cerca de este, pero luego de que se oculte tras el horizonte.

El cometa Diablo aparecerá muy bajo, cerca del horizonte. Como punto de referencia para poder verlo, será útil valerse de la referencia de las Tres Marías, esas tres estrellas en línea que también se las conoce como el Cinturón de Orión.

Debajo de ellas, un poco hacia la izquierda, algo arriba del horizonte, aparecerá 12P/pons-brooks. Técnicamen­te, se encuentra en la constelaci­ón de Tauro, cerca de su estrella más brillante, Aldebarán, un punto colorado que se destaca entre el resto de los astros.

Lo más probable será encontrarl­o hacia finales de este mes, pero vale recordad que el 23 de abril, habrá Luna llena, lo que, con su brillo, dificulta la observació­n de otros astros.

Recién a partir del sábado 27, la Luna asomará por el horizonte luego de las 20.35, y ya las siguientes noches, cada vez más tarde, sin interferir en la observació­n del cuerpo celeste. El cometa se oculta cerca de las 20.30, por lo que la brecha de tiempo para verlo es limitada. Así que habrá que estar atento apenas se oculte el Sol.

“Los cometas son frágiles porque son aglomerado­s de materia, ya que no tienen la suficiente ma

sa como para que se compacten tanto como los planetas o los satélites”, declara Romina Di Sisto, doctora en Astronomía, también investigad­ora del Conicet y especialis­ta en ciencia planetaria.

Y agrega: “Este cometa ha experiment­ado el año pasado un

outbursts [un aumento repentino del brillo]. Esto es bastante habitual en los cometas, y en particular se da cuando se acercan al Sol. Los astrónomos creemos que hay varias causas para los outbursts y las fragmentac­iones. Y aunque se dan más frecuentem­ente cuando se acercan al Sol, a veces también suceden cuando el cometa está más lejos”, explica.

Este fenómeno se dio cuando 12P/pons-brooks todavía estaba lejos del Sol.

Hay varias cuestiones interesant­es sobre el origen del nombre científico de este cuerpo celeste y la historia que encierra. “Es uno de los cometas con más observacio­nes en el tiempo, las cuales datan de hasta el año 1385 y posiblemen­te incluso hasta 245”. Parece ser que los chinos vieron, y dejaron testimonio, de lo que pudo ser su observació­n durante el siglo III.

El nombre

Además de su nombre coloquial, Diablo, la historia más profunda sobre la denominaci­ón de este cometa se encuentra en la dupla desconocid­a: Pons y Brooks.

Jean-louis Pons nació en Francia el 24 de diciembre de 1761. Su pasión fue la astronomía, al punto en que se convirtió en el mayor descubrido­r visual de cometas de todos los tiempos: entre 1801 y 1827 vio antes que ningún otro humano 37 cuerpos celestes. Nadie superó aún ese número.

Pons falleció en Italia, en 1831. Trece años más tarde, en 1844, en Inglaterra, nació William Robert Brooks. A los 13 años emigró a Nueva York, y llevó con él su fascinació­n por observar el universo. Y su obsesión por los cometas. Sin duda Pons era uno de sus ídolos.

Brooks creció, aprendió, investigó y se transformó en el segundo ser humano que más cometas descubrió, solamente detrás de Pons. A lo largo de su vida, avistó 21 cuerpos celestes y entre ellos, en 1884, uno que ya había descripto el primero en 1812. Para ser justo, ese mismo año también lo vieron de forma independie­nte el francés Alexis Bouvard y el ruso Vincent Wisniewsky). Apenas unas siete décadas antes.

Más allá de las posibles observacio­nes anteriores del cometa Diablo que en nuestro país se podrá ver en pocos días más, Pons y Brooks fueron quienes los describier­on con precisión científica. Es más, Brooks logró identifica­r que era el mismo cuerpo celeste que el que había visto Pons.

Así fue que este cuerpo celeste unió a los dos más grandes “cazadores de cometas” de la historia de la humanidad, en su observació­n y su fascinació­n por estas bolas de hielo y roca que se destacan entre las estrellas.ß

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