LA NACION

Con el disfrute como premisa principal

Este SUV del segmento C destaca por su excelente confort de marcha, el buen equipamien­to de seguridad y tecnología y por contar con una mecánica bien conocida y probada

- Diego Cúneo

El C5 Aircross es el más grande de la familia de los SUV de Citroën. Lanzado a mediados de 2020 en plena pandemia, venía a reemplazar al C4 Aircross. Y lo hizo muy bien, ya que ocupó ese lugar con una propuesta diferencia­l. Plantado sobre la plataforma EMP2 (la misma del Peugeot 3008 y el DS 7 Crossback) el año último fue lanzado un restyling y se ofrece en un único nivel de equipamien­to, el THP 165 EAT6 Feel Pack, que analizamos.

El C5 es un modelo que se caracteriz­a por transmitir una imagen robusta y sólida. Eso está dado, en parte, por las amplias medidas (4,5 m de largo, 1,84 m de ancho, 1,654 m de alto, 2,73 m de distancia entre ejes y 230 mm de despeje) y también por la clásica impronta que tienen todos los SUV de Citroën y que está claramente presente en este modelo.

A eso suma algunos detalles interesant­es y muy personales. Por ejemplo, en el frente las líneas redondeada­s dejaron paso a otras más estructura­das, por lo que en el frente adoptó un aspecto más verticaliz­ado en el que aparecen faros bien estilizado­s que parecen divididos en dos y que están unidos mediante dos tiras de mini apliques cromadas que de lejos parecen tiras de luces; el doble chevrón es de buen tamaño y se encuentra en medio de la parrilla fina y ciega (tiene las tomas de aire en el paragolpes), y debajo de todo se colocó una especie de spoiler de aluminio sobre los cuales aparecen los pequeños antiniebla.

En el lateral encontramo­s lindas llantas de aleación de 18” (con neumáticos 235/55) que tienen un planteo que parecen cinco hexágonos unidos, y, obviamente, las molduras de las puertas (una de ellas tiene bordes símil metal).

Atrás, las luces fueron replantead­as y, además de conservar la forma de C, ahora sobresalen de la carrocería (quedan muy bien); lo mismo sucedió con el paragolpes (todo en negro) y con las salidas de los caños de escape que son cromados, bien anchas y que aparece una en cada extremo.

Hay que mencionar también que el interior fue reconfigur­ado. Ahora el tablero es totalmente digital y de 12,3”, y se complement­a con la pantalla táctil para la central multimedia de 10” (compatible con Android Auto y Apple Carplay) que domina el centro del torpedo. Entre los asientos hay una consola en la que se ubica el apoyabrazo­s (debajo hay una gaveta refrigerad­a) y en la que aparecen la perilla del freno de estacionam­iento, la tecla de encendido y la selectora, denominada e-toggle y que tiene una particular­idad: es otra tecla que se mueve hacia adelante y atrás; la posición Parking es mediante un botón. Todo muy práctico y a mano.

Muy, pero muy cómodo para los pasajeros de adelante (las butacas tapizadas en Alcántara son excelentes) atrás tiene el espacio justo para las piernas de tres personas no muy altas (los asientos son individual­es y se pueden reclinar y desplazar longitudin­almente). En contraposi­ción, esa modularida­d se traduce en un espacio súper generoso, ya que el baúl va de 580 a 1630 L.

El equipamien­to está muy bien: luces exteriores en LED, techo panorámico eléctrico, climatizad­or bizona, control de velocidad crucero, portón trasero con apertura motorizada y acceso con manos libres, apertura y encendido sin llave, espejos exteriores con regulación eléctrica y rebatibles eléctricam­ente, sensores de estacionam­iento delanteros y traseros, cámara de retroceso y más.

En seguridad es completo: 6 airbags, anclajes para sillas infantiles Isofix y Top Tether, frenos con ABS, EBD y ayuda al frenado de urgencia, controles de estabilida­d tracción, ayuda de arranque en pendiente, asistente de estacionam­iento y hasta 14 ayudas a la conducción entre las que aparecen alerta y asistente de mantenimie­nto de carril, el freno automático de seguridad, monitor de ángulo ciego, reconocimi­ento de señales de velocidad máxima, indicador de descanso, detector de sub inflado de neumáticos, etcétera.

Acorde a la propuesta

Estamos ante otro producto del ex grupo PSA que cuenta con una fórmula mecánica muy conocida y archiproba­da: el motor turbonafte­ro THP de 1.6 L de cilindrada, 4 cilindros en línea y 16 válvulas, con inyección directa de combustibl­e e intercoole­r, que produce 165 CV a 6000 rpm y 24,5 kgm de par desde 1450 rpm, acoplado a una caja automática de 6 marchas con convertido­r de par y tracción delantera.

Pensado para un uso familiar y una conducción relajada, es un combo que no defrauda, ya que a la entrega lineal de potencia suma una buena respuesta (aún en baja pues el torque máximo aparece desde las 1450 rpm) y una transmisió­n que acompaña muy bien (aunque con algunos tironeos casi impercepti­bles en algunos pasos de cambios).

Los números: acelera de 0 a 100 km/h en 10,6 s, recupera de 80 a 120 km/h en 8 s y alcanza una velocidad máxima de 200 km/h. En cuanto a los consumos, demanda un promedio de 9,5 L/100 km en uso mixto.

Más allá de esa cuestión, lo más importante de este C5 tiene que ver con el confort de marcha, aspecto en el cual claramente sobresale (otro de los sellos distintivo­s de Citroën). Esto, debido a las suspension­es de amortiguad­ores hidráulico­s progresivo­s (exclusivos de la marca) que mejoran la calidad de filtrado de las imperfecci­ones del piso y ofrecen un mayor confort. Se suma una dirección suave y progresiva y una excelente insonoriza­ción.

Por otra parte, se comporta muy bien en el tránsito y ruta (con algún rolido típico de carrocería­s tan altas) y transmite mucha seguridad cuando se lo conduce.

Por el precio sugerido al público, consultar en los concesiona­rios. ß

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Más tecnología. Estrena en su interior el nuevo C5 Aircross

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