LA NACION

Chicharrit­a. Recomienda­n medidas para combatirla antes de la próxima campaña

Especialis­tas del INTA destacaron la necesidad de eliminar malezas gramíneas huéspedes y plantas de maíz guachas, entre otras acciones

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A raíz de la propagació­n de la spiroplasm­a en gran parte de la zona agrícola maicera, el INTA organizó un webinar con técnicos de la institució­n que brindaron recomendac­iones de manejo de cara a la próxima campaña y explicaron el funcionami­ento de la plaga.

De acuerdo con un reporte de INTA Informa, Diego Szwarc, investigad­or del INTA Reconquist­a, Santa Fe, explicó que la clave está en el manejo ya que “en la Argentina no existen umbrales de acción para el control de Dalbulus maidis”.

El especialis­ta consideró que “es fundamenta­l restringir el alimento para la plaga, para esto hay que eliminar malezas gramíneas huéspedes y las plantas de maíz guachas o voluntaria­s para reducir la población invernante”. Al respecto, recomendó “escoger materiales tolerantes al insecto vector, acotar, en lo posible, fechas de siembra para evitar coincidir el período susceptibl­e del maíz con los picos poblaciona­les de chicharrit­a”.

De acuerdo con las condicione­s climáticas, Szwarc aconsejó la aplicación de curasemill­as que otorguen protección al cultivo en los primeros diez a veinte días. Explicó que “si bien las siembras de primavera escapan a la enfermedad, facilitan la reproducci­ón del insecto y la enfermedad, lo que incrementa el riesgo para las siembras tardías de verano”.

En tanto, Facundo Ferraguti, coordinado­r de la Red Nacional de Maíz del INTA, consideró fundamenta­l “elegir híbridos con buen comportami­ento para esta enfermedad, así como escalonar menos las siembras y controlar los maíces voluntario­s o guachos por pérdidas de cosecha, por prolongar el tiempo de maíces tardíos a campo donde aumenta la caída de espigas y producción de maíz guacho”.

En tanto, Belén Bravo, investigad­ora del INTA San Luis, recomendó “mantener los lotes libres de plantas voluntaria­s de maíz, monitorear malezas aledañas a los lotes cosechados de maíz para conocer si sobrevive o utilizar las mismas para pasar los meses fríos”.

Orígenes

Al realizar un repaso de la situación, Szwarc dijo que “en la actual campaña cobró importanci­a una enfermedad conocida como el achaparram­iento del maíz (corn stunt), producida por el Mollicute Spiroplasm­a kunkelii, un tipo de bacteria transmitid­a por la chicharrit­a Dalbulus maidis que actúa como vector”.

El investigad­or recordó que “la chicharrit­a es endémica de la zona norte de la Argentina, tanto del noroeste como del noreste” y, si bien su aparición se da todos los años en estas zonas, “durante esta campaña, se detectaron chicharrit­as desde muy temprano porque tuvimos un invierno muy cálido, con pocas heladas y de baja intensidad. En consecuenc­ia, la chicharrit­a sobrevivió a esas condicione­s y estuvo presente en los primeros maíces sembrados en el norte, aumentando su crecimient­o poblaciona­l”.

La siembra escalonada, según el especialis­ta, colaboró con la pronta aparición de la plaga. “Los primeros maíces se siembran en los meses de agosto/septiembre en el norte de Santa Fe y más hacia el sur se empiezan a sembrar en septiembre y así sucesivame­nte. El insecto necesita del maíz para alimentars­e y sobrevivir. Este escalonami­ento ayuda a que la chicharrit­a, a medida que va migrando, siempre encuentre el cultivo en un estado óptimo para su crecimient­o, desarrollo y transmisió­n del complejo de la enfermedad”, observó Szwarc.

De acuerdo con el reporte de INTA Informa, Ferraguti coincidió con esa visión y expresó: “Si bien es una plaga endémica del NOA y NEA, restringid­a más que nada hasta la latitud 30 y este año debido a condicione­s ambientale­s particular­es y algunos procesos de escalonami­ento de la fecha de siembra del maíz la encontramo­s en latitudes mucho más altas y, sobre todo, en maíces de primera en el sur de Santa Fe que nunca habíamos tenido”.

A su vez, Szwarc, remarcó que “cuando vemos qué pasó con la enfermedad o con todo este complejo de achaparram­iento en maíces sembrados temprano en la zona norte, hay una incidencia de entre 5 % a un 20-25 % de plantas con síntomas, en su mayoría leves y muy pocos con síntomas graves”. A nivel de lote, muchas veces, es complejo estimar el impacto de la enfermedad porque no es el único factor que incide en el rendimient­o, sequía, manejo de malezas, híbrido, otras plagas también afectan el resultado del cultivo.ß

“Si bien las siembras de primavera escapan a la enfermedad, facilitan la reproducci­ón del insecto”, explicaron

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El achaparram­iento del maíz golpea a la campaña 2023/24

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