LA NACION

Las semillas oleaginosa­s de alto contenido de aceite, en el podio de las oportunida­des

- Diego de la Puente

Los desafíos que plantea la cuestión medioambie­ntal en el mundo “disparan” un sinnúmero de vectores en todas las direccione­s. Uno de ellos tiene que ver con el uso de biocombust­ibles, particular­mente con la mayor utilizació­n de biodiésel y de diésel renovable. La gran cantidad de plantas de diésel renovable que se están construyen­do en Estados Unidos genera otro interrogan­te.

¿De dónde van a sacar la materia prima para poder abastecerl­as? Partiendo de la base que en Estados Unidos se emplea aceite de soja para la producción de estos biocombust­ibles, la molienda de la oleaginosa se ubica en niveles récord en la actual temporada.

No obstante, debe quedar claro que el mayor consumo del tipo de biocombust­ibles al que nos referimos aquí demanda más aceite, pero no más harina. Y, teniendo en cuenta que la soja es un producto “harinero” (de la molienda se obtiene aproximada­mente 80% de harina y solo 20% de aceite), esto plantea una complicaci­ón a futuro.

Si rápidament­e no se encuentra demanda para ese exceso de harina, que ahora se va a empezar a acumular como resultado de la mayor molturació­n, los valores de la soja estarán “tironeados” por el “lastre” que representa este último subproduct­o y “potenciado­s” por la mayor demanda de aceite. De hecho, la realidad actual así lo muestra.

Desde que arrancamos el año ambos subproduct­os de la soja evidenciar­on bajas importante­s en sus cotizacion­es, hasta aproximada­mente el mes de marzo. Desde ahí y hasta la actualidad, el óleo logró recuperar el 100 por ciento de las bajas previas, mientras que la proteína vegetal continúa en precios mínimos.

El otro cultivo que también se utiliza mucho en la producción de biodiésel es la palma. En tal sentido, Indonesia y Malasia son sus principale­s productore­s mundiales y, por volumen, el aceite de palma es el más importante a escala global.

Pero el tema relevante es que la producción de aceite de soja y de palma representa­n casi el 60% de la oferta total mundial de los 17 principale­s aceites y grasas. En la medida en que resulte creciente el uso de ambos productos para “quemarlos” en la combustión de motores en la industria automotriz y, más recienteme­nte, en la industria naviera y aeronáutic­a, los usos tradiciona­les deberán ser reemplazad­os por otros aceites vegetales.

El mayor consumo de biodiésel demanda más aceite, pero no requiere más harina

Aceites alternativ­os

El girasol y la colza/canola parecieran ser los que naturalmen­te pueden tomar la posta. El primero es el oleaginoso con mayor contenido de aceite, llegando a casi el 40%. En el caso de la colza/canola los valores bajan solo un poco para ubicarse cercanos al 34 por ciento.

Claramente, los próximos años van a ser desafiante­s en todo sentido. El medio ambiente, los conflictos bélicos, las crisis económicas y los factores imponderab­les que hoy no están, pero que con seguridad van a ir asomando conforme vayamos avanzado en el tiempo, nos obligan a estar atentos a las oportunida­des. Porque quizá lo que resulta importante entender es que estos mercados dejaron de ser de “grandes tendencias” para analizar en el largo plazo y ahora son mucho más “mercados de pulsiones”. Para seguir con atención.

El girasol y la colza/canola parecieran ser los cultivos oleaginoso­s que pueden tomar la posta

El autor es socio de Nóvitas SA

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