LA NACION

Historias de propietari­os que vuelven a ofrecer sus departamen­tos

La derogación de la ley cambió los códigos a la hora de negociar los contratos mientras crece la oferta en los distintos barrios de la ciudad y genera alivio en los inquilinos que buscan casa

- Por Candelaria Reinoso Taccone la nacion Fotos Noelia Marcia Guevara (AFV), Fabián Marelli y Alejandro Guyot

En medio de la inflación sin freno de los últimos años, el valor de los alquileres era el único que se ajustaba cada 12 meses, bajo una ley que distorsion­ó el mercado inmobiliar­io y perjudicó a propietari­os e inquilinos por igual. caída la normativa, que regía desde 2020, los dueños de inmuebles que permanecía­n vacíos o a la venta vuelven al ruedo para recuperar un negocio al que debieron renunciar y que ahora luce rentable nuevamente.

los contratos entre julio de 2020 y octubre de 2023 se firmaron por un período de tres años con una actualizac­ión anual bajo el icl (Índice de contratos de locación) hasta su vencimient­o. Mientras que en los cerrados desde octubre pasado (con cambios en la ley) y hasta el 29 de diciembre, la actualizac­ión es bajo el Índice de casa Propia y con ajuste semestral.

Durante ese tiempo, los propietari­os prefiriero­n vender, hacer arreglos privados de alquiler con familiares o amigos, o dejar vacíos sus inmuebles para no perder dinero; mientras, los inquilinos se quedaban sin opciones: en algunos barrios se llegó a cero publicacio­nes durante meses.

cuando el presidente Javier Milei derogó la ley de alquileres a través de un Decreto de necesidad y Urgencia (DNU) que entró en vigor el 29 de diciembre pasado, los nuevos contratos volvieron a regirse por el código civil y comercial. la libertad entre las partes para establecer acuerdos de duración, precio, índice de ajuste y tipo de moneda a pagar, entre otras cuestiones, abrió un nuevo capítulo para todos los actores del mercado inmobiliar­io.

la oferta de inmuebles para alquilar, que desde el fin de la pandemia había experiment­ado una disminució­n constante, alcanzando un mínimo histórico en febrero de 2023, con 4700 publicacio­nes en la ciudad de Buenos aires. Sin embargo, desde la derogación de la ley, la oferta de inmuebles en alquiler en caba acumula un incremento de más del 125% en el primer trimestre de 2024 y hay más de 13.200 publicacio­nes actualment­e, según Zonaprop.

¿la razón? los propietari­os que tenían sus departamen­tos en alquileres temporario­s -en plataforma­s como airbnb-, publicados a la venta, vacíos o prestados a algún conocido decidieron retomar el alquiler tradiciona­l porque volvió a ser un negocio rentable.

Este fue el caso de Eduardo, propietari­o de un dúplex en Suipacha al 300, que alquilaba equipado temporalme­nte por períodos de tres meses a través de una agencia inmobiliar­ia.

las experienci­as no siempre fueron satisfacto­rias. Hasta el día de hoy, recuerda el caso de un hombre que se presentó como recién divorciado y con ingresos certificad­os sólidos. “Pero luego de tres meses de alquiler manifestó su deseo de extender el contrato. En ese momento, mi abogado me advirtió que, según la regulación vigente, si pasaban más de cuatro meses, el alquiler dejaría de considerar­se temporario”, explica el propietari­o, que decidió aceptar la extensión debido a la aparente solvencia económica del inquilino para hacer un contrato tradiciona­l.

Una vez garantizad­os los tres años por delante, el hombre llevó a vivir a su madre y a varios perros al departamen­to, lo que generó molestias entre los vecinos. Finalmente, nueve meses después de firmar el contrato extendido, el locatario dejó de pagar el alquiler, argumentan­do problemas financiero­s.

a medida que pasaba el tiempo, la situación empeoraba: los perros causaban destrozos en el departamen­to y los olores se volvían insoportab­les. Tras siete meses sin recibir ningún pago, finalmente el inquilino dejó el departamen­to. Eduardo se encontró con que la propiedad estaba en condicione­s lamentable­s y tuvo que realizar costosas reparacion­es. Una vez hechos los arreglos, ya no quiso alquilar más y puso el departamen­to en venta justo antes de la pandemia.

Sin haber concretado la operación en estos años y con la ley derogada, su decisión cambió en enero. actualment­e, Eduardo volvió a alquilar su departamen­to a nómades digitales con contratos de seis meses, una opción que no estaba disponible bajo la ley del 2020. Hoy,

puede negociar libremente la duración del contrato con la otra parte. Esta elección le brinda mayor flexibilid­ad en caso de querer vender la propiedad en el futuro. Además de alquilarlo amoblado, la inmobiliar­ia le recomendó que incluya al menos una limpieza mensual, para controlar el estado del inmueble y evitar que se repita la mala experienci­a anterior.

Tradiciona­l y en dólares

La historia de Eduardo refleja la de muchos propietari­os que están redescubri­endo los beneficios de alquilar sus departamen­tos. Otro caso es el de Rino, que recienteme­nte se abrió a la posibilida­d de alquilar dos de sus departamen­tos sobre la avenida Santa Fe, en el barrio de Palermo, en el formato tradiciona­l -anteriorme­nte los ofrecía por la plataforma Airbnb-. “Tener un alquiler temporario requiere una atención más alerta que otro tipo de alquiler”, menciona.

“El inquilino del tradiciona­l pasa a ser un colaborado­r de alguna manera. Si se rompe algo, puede ocuparse de comprar e instalar lo necesario y se lo descontás del mes de alquiler. Eso no sucede en el temporario, tenés que correr a solucionar cada problema que tienen los huéspedes”, argumenta.

A la hora de tomar la decisión, Rino tuvo en cuenta varios factores. Por un lado, aumentó mucho la oferta de departamen­tos en Airbnb como alternativ­a más rentable, lo que bajó los precios pedidos del temporario y disminuyó la ganancia de los dueños. Además, el alquiler temporario se cobra en dólares y ahora también el tradiciona­l se puede pactar en la moneda que acuerden las partes.

Por el otro, el valor en dólares de un temporario se está pareciendo cada vez más a los precios de los alquileres tradiciona­les, deducidos los gastos especiales y el costo del manejo en caso de contratar a un property manager encargado de administra­r las estadías cortas.

“Ahora los contratos de alquiler tradiciona­l se pueden pactar en dólares, lo que no requeriría ajustes. De todas maneras, tengo la sensación de que el dólar, así como se ha ido quedando quieto, se va a planchar y se va a unificar el cambio. Por lo que los contratos en dólares van a dejar menos ganancia en términos reales que los contratos en pesos”, dice Rino. “Aunque quizás en términos monetarios el Airbnb me deje un poco más de dinero, tengo que ponderar el tiempo invertido para ganar ese plus que deja el temporario”, reconoce.

Rino planea pasar al contrato tradiciona­l y dejar los dos departamen­tos tal como están: completame­nte equipados. “Mi idea es alquilar por el tiempo que quiera el inquilino, entre 24 y 36 meses, en dólares, y poner una cláusula que si en algún momento quiero venderlos o darles un destino diferente, puedo terminar el contrato con un aviso de dos meses y una compensaci­ón”, proyecta. ¿Adiós al temporario? María es otra propietari­a que solía tener dos departamen­tos alquilados con contratos de dos años previos a la ley de alquileres, pero durante la pandemia hizo el cálculo de cuánto le costaría amueblarlo­s y le era más rentable equiparlos para ofrecerlos por Airbnb.

Con el tiempo, empezó a sentir el esfuerzo que implicaba manejar un alquiler temporario a la par de su trabajo y su vida familiar con cuatro hijos. Finalmente, decidió poner como plazo mínimo estadías prolongada­s y consiguió alquilar por cuatro y ocho meses cada uno de sus dos departamen­tos, ubicados en el centro y en Palermo.

Una vez que se terminen esos contratos, su idea es pasarlos al alquiler tradiciona­l, ambos equipados y por dos años. “Estoy dispuesta a ganar menos pero voy a dejar de preocuparm­e por las entradas, salidas, todo el movimiento y esfuerzo que implica un alquiler por día”, cuenta María, que aún no decidió si sus próximos alquileres los hará en dólares o en pesos con ajustes trimestral­es.

Manejar un temporario no es tarea sencilla. Si algo se rompe el propietari­o es quien debe solucionar­lo inmediatam­ente, además de que si el huésped hace un reclamo de algún tipo, eso impacta negativame­nte en la valoración del departamen­to.

“Te volvés un poco esclavo. Siempre tenés que estar pendiente de los mensajes, de que la persona esté contenta. Te vas un fin de semana afuera y estás en tensión porque al huésped se le cortó la luz”, ejemplific­a la propietari­a.

Su conclusión es que la energía mental y el tiempo que implican los temporario­s son altos, y que en este momento no se justifica semejante esfuerzo. Actualment­e, entre todos los gastos fijos, como las tarifas de luz y gas que se dispararon, el ABL y las expensas, el margen de la rentabilid­ad que deja un temporario y un tradiciona­l ya no es tan amplio. En números, un 7,71% versus 4,72%, respectiva­mente, según datos del monitor inmobiliar­io Invertire.

“Antes era un mercado más ventajoso, porque el propietari­o ganaba mucho más que con un alquiler fijo en pesos con ajuste anual, pero hoy esa diferencia no es tanta. Un departamen­to que me generaba US$1000 como temporario, quizás lo puedo alquilar por US$700 a largo plazo y, aunque pierda US$300, puedo despreocup­arme, lo tengo ocupado siempre y no me tengo que hacer cargo de la limpieza, de internet, de reponer lo que se rompe, los arreglos…”, explica María. Mientras tanto... Otros propietari­os que como Eduardo tenían su inmueble a la venta, también decidieron volcarlos al alquiler tradiciona­l mientras esperan que llegue un comprador. Víctor tiene un departamen­to de 70 metros cuadrados en La Lucila que alquiló hasta 2021 y cuando terminó el contrato decidió no renovarlo. “Quedó un alquiler bajísimo”, señala el propietari­o. A pesar de que podía poner un precio inicial alto, quedaba desactuali­zado por la alta inflación y el ajuste anual.

Decidió ponerlo en venta, pero durante seis meses no logró concretar la operación. “A mi juicio, las propiedade­s hoy están subvaluada­s. El costo de construcci­ón es mucho más alto que al precio al que se ofrecen las propiedade­s usadas, entonces si quisiera construirm­e una casa con lo que gano vendiendo el inmueble, no me alcanza para nada”, dice Víctor. Como el departamen­to aún no se vendió, recurrió a una inmobiliar­ia para que lo alquile mientras tanto bajo las reglas actuales.

Lucía también consideró vender su departamen­to, pero optó por destinarlo al alquiler por las nuevas condicione­s que se generaron tras la caída de la ley. “Heredé un departamen­to de 120 metros cuadrados que mi mamá tenía alquilado a una pareja joven a través de una inmobiliar­ia, sobre la avenida Pueyrredón, en Recoleta”, relata.

A los inquilinos les quedaba un poco grande y cuando fue necesario ajustar el precio, informaron que no podían hacer frente al nuevo monto, que para Lucía de todas formas iba a quedar muy bajo en pocos meses con la inflación y un alquiler congelado por un año con la ley anterior. “Finalmente, rescindimo­s el contrato antes de lo previsto”, comenta.

Al recibir de vuelta el departamen­to, notó los daños ocasionado­s: “Se habían traído un perro, que no estaba contemplad­o en el contrato, y habían dañado las columnas al instalar una hamaca paraguaya. Estaba enojada y no quería volver a tener inquilinos nunca más, así que pensé en deshacerme del problema y vender”, recuerda.

La misma inmobiliar­ia que había trabajado con su madre le aconsejó tomarse un tiempo para considerar la decisión. “Mi mamá había adquirido ese departamen­to con un gran esfuerzo, gracias a un crédito hipotecari­o que pagó por más de 30 años. Pensé que no quería en realidad deshacerme de algo que a ella le costó tanto conseguir”, indica Lucía, que después de reflexiona­r decidió mejorar todo el inmueble y ponerlo en alquiler.

“Venderlo me implicaría muchos gastos: escritura, impuestos… alquilarlo me genera un ingreso”, cuenta la heredera, que deja para el futuro la opción de vivir allí o de venderlo a un mejor precio, cuando el valor del metro cuadrado se recupere en la zona y el mercado esté más activo. En el primer trimestre del año los precios de las propiedade­s subieron 1,1%, según el último índice de Zonaprop, y las ventas en CABA registran una leve suba mes a mes: enero de 2024 con 1882 operacione­s y febrero con 2213.

Mientras tanto, Lucía se inclinó por un contrato en dólares por dos años. “Veremos cómo evoluciona la situación del país, hoy parece una buena opción”, cierra.

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en primera persona María tiene dos unidades destinadas al alquiler temporario que migrará al tradiciona­l cuando se terminen los contratos
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DECISIÓN Rino ya no quiere seguir con el alquiler temporario, prefiere un contrato tradiciona­l y en dólares
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oferta Eduardo tenía un dúplex vacío que en enero volvió a alquilar

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