Una casa construida con árboles en pleno crecimiento podría cambiar la forma de vivir
Los troncos forman el esqueleto de las paredes naturales a medida que ganan altura; aunque el proceso es lento, se investiga cómo acelerarlo
En un bosque a lo largo del río Hudson, al norte de la ciudad de Nueva York, una extraña edificación se está levantando lentamente. Lo curioso del inmueble es que está destinado a ser ocupado por humanos, animales y plantas. La lentitud de la construcción se debe a que está hecho por árboles en crecimiento.
El proyecto surgió de la mano de Terreform One, un grupo de investigación sin fines de lucro que trabaja con arte, arquitectura y diseño urbano. La entidad está dirigida por el arquitecto Mitchell Joachim. La idea de este proyecto tuvo un tiempo de maduración comenzando sus primeros bosquejos allá por 2002.
Por aquel entonces, Hábitat para la Humanidad había lanzado un concurso de diseño en busca de nuevos enfoques para la construcción de viviendas suburbanas. En ese momento, Joachim estaba cursando un doctorado en arquitectura en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, explorando la aplicación de procesos ecológicos al diseño.
Junto con sus colegas investigadores de doctorado, Lara Greden y Javier Arbona, comenzó a explorar nuevas formas en que los procesos ecológicos podrían aplicarse al diseño de la construcción de grandes cantidades de viviendas. “Queríamos
utilizar los poderes de los sistemas informáticos y de fabricación y otras ideas sobre cómo podríamos crear prototipos para empujar a la naturaleza o ayudar a entrenarla para que haga las cosas que hace de forma natural, pero dándole forma de estructuras utilizables y, finalmente, de hogares”, dice Joachim.
La idea de transformar árboles en estructuras utilizables se remonta a miles de años. “Puedes encontrar ejemplos de esto en manuscritos iluminados, en la Biblia”, dice Joachim. El principal problema, sin embargo, es que estas estructuras tardan mucho en crecer.
Joachim y sus colaboradores empezaron a pensar en formas de acelerar el proceso. Inicialmente, exploraron el cultivo hidropónico de árboles y su trasplante a un andamio. Esto les habría dado altura muy rápidamente, pero la fuerza de los árboles habría sido menor que la de los árboles crecidos naturalmente. Con la esperanza de convertir este sistema basado en árboles en un enfoque viable para la construcción, Joachim y sus colaboradores decidieron que también necesitaban esa fuerza.
En ese momento, Joachim llevaba años en el proceso de investigación y había lanzado Terreform
One. Al analizar otros métodos para cultivar árboles rápidamente, el equipo aprendió sobre las granjas de biomasa, que cultivan árboles que se cosechan y queman para generar electricidad. En estas granjas crecen hileras apretadas de árboles que se elevan decenas de pies de altura en tan solo unos pocos años. Los árboles altos y delgados parecían perfectos para usar en el andamio que Joachim y su equipo imaginaron. El diseño cambió y el proyecto se reorientó hacia la replantación de sauces blancos cosechados en una granja comercial de biomasa.
El pabellón Fab Tree Hab que ahora se encuentra en el bosque de Nueva York está formado por estos árboles replantados. Plantados juntos en racimos, los árboles forman unas pocas docenas de nervaduras verticales del pabellón. Diseñado para injertarse con el tiempo en un árbol más grueso, cada grupo forma lo que será un pilar del edificio.
Aunque todavía son jóvenes y flexibles, los racimos se han doblado para formar el enorme andamio de madera, que es en sí mismo una pieza arquitectónica única, que se parece un poco al casco de un barco al revés. Las nervaduras del andamio guían a los árboles hacia arriba y a lo largo del camino de lo que eventualmente será un techo inclinado. En el espacio de la pared entre los árboles verticales, el andamio está equipado con maceteros y hábitats para otras especies de plantas y animales, cada uno de ellos hecho de materiales biodegradables como yute tejido a mano y bioplástico. Después de un año de crecimiento, se estima que los elementos de los árboles podrán soportar físicamente el peso de estas macetas y estructuras de hábitat.
“Es una especie de coral terrestre o arrecife terrestre. Atrae todo tipo de cosas para que vivan dentro, alrededor y debajo y luego prosperen en esa sección del bosque”, dice Joachim. “El primer día hicimos que las ranas se mudaran al refugio”.
Aproximadamente a la mitad del pabellón arqueado, jardineras adicionales crean espacio para el elemento arquitectónico clave del Fab Tree Hab. Aquí es donde se pueden injertar árboles adicionales en la estructura del árbol a medida que madura, lo que permite que el edificio se eleve aún más. “Técnicamente, puede subir tantos pisos como te permitan tus arcos”, dice Joachim.
Por ahora, el pabellón es en parte un proyecto de investigación, en parte un experimento artístico y en parte un hábitat natural. Una gran plataforma de madera en el interior permite albergar actividades para personas como eventos educativos y observación de bosques, y las macetas y el hábitat de los animales están destinados a crear un espacio para especies no humanas en un entorno que cambia drásticamente. La ambición, sin embargo, es que esto sea la base de una nueva forma de construir y de vivir en el futuro.
“El objetivo de toda la estructura es un prototipo para hacerlo bien y poder replicarlo en cualquier lugar”, dice Joachim. Él imagina que el sistema se ampliará, se convertirá en un kit de piezas que la gente podría usar para cultivar, digamos, un garaje o una pérgola en el patio trasero y, eventualmente, incluso una casa. Podría haber museos con paredes de árboles construidos a lo largo de una década, o incluso teatros de ópera con paredes resonantes de madera de sauce que estén vivas y sigan creciendo.
“El objetivo principal es tener un material vivo diseñado y lograr que funcione correctamente ypuedan repetirse en otros lugares para dejar de lado el concreto y el acero. Ya no sería construir casas sino cultivar casas”, dice Joachim.ß