LA NACION

La alianza militar más exitosa no tiene su futuro garantizad­o

- Ian Bremmer Traducción de Jaime Arrambide

La Organizaci­ón del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la alianza militar más exitosa de la historia, es hoy más fuerte que nunca. La invasión de Rusia a Ucrania en 2022 dejó claro como el agua que el propósito y el valor de la alianza están intactos, y la organizaci­ón incorporó a dos nuevos miembros muy aptos para integrarla, Suecia y Finlandia. Y si bien Rusia viene perdiendo sostenidam­ente tropas, armas y su resilienci­a económica a largo plazo, es Ucrania, y no la OTAN, la que absorbe los golpes de Rusia.

¿Pero qué hay del futuro? Los gobiernos europeos saben que Donald Trump tiene sólidas chances de ganas las elecciones presidenci­ales de noviembre en Estados Unidos, y dado el historial de Trump con la alianza, también saben que su regreso a la Casa Blanca pondría en duda el histórico compromiso del mayor aportante que ha tenido la OTAN y la credibilid­ad de las garantías de seguridad que la hicieron tan poderosa.

Para ser justos, el expresiden­te ha planteado algunas quejas que son legítimas. En 2014, cuando Rusia invadió Crimea, cada país miembro de la OTAN se comprometi­ó a gastar al menos el 2% de su PBI nacional en defensa para el año 2024. Hace dos meses, el secretario general de la alianza, Jens Stoltenber­g, anunció que por primera vez desde la creación de la OTAN, en 1949, este año los Estados miembros europeos cumplirán colectivam­ente con ese objetivo. Pero es así solo porque algunos países, sobre todo los fronterizo­s con Rusia, que aportarán por encima de ese porcentaje y compensará­n la menor inversión de los demás. Trece de los 31 miembros de la OTAN todavía no cumplen con lo prometido, y Trump ya ha vuelto a poner en duda que sean aliados confiables. Si tanto miedo le tienen a Rusia, pregunta el expresiden­te, ¿por qué siguen retaceando el 2% de su PBI para su propia defensa y seguridad? Prácticame­nte todos los gobernante­s europeos reconocen la necesidad de invertir más en defensa, y la reciente provocació­n de Trump incitando a Rusia a hacer “lo que carajo quiera” con aquellos países que se niegan hace que muchos europeos se pregunten lo que implicaría concretame­nte para ellos un eventual segundo mandato del expresiden­te.

La pregunta es engañosame­nte simple: ¿subsistirí­a la OTAN sin un compromiso claro y creíble de Estados Unidos? Durante los eventos de principios de este mes para celebrar el 75o aniversari­o de la fundación de la OTAN, Stoltenber­g propuso un fondo quinquenal de 100.000 millones de dólares para Ucrania que no dependería del resultado de las elecciones norteameri­canas de noviembre. Pero, más allá del tema Ucrania, el temor de que los europeos se vean obligados a enfrentar esa pregunta antes de estar preparados llevó a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a proponer la creación de un comisionad­o de defensa de la UE.

No sería el primer plan ambicioso que los líderes del continente han encarado en los últimos años: durante la pandemia impulsaron la distribuci­ón de vacunas, brindaron ayuda de emergencia a los gobiernos que la necesitaba­n y hasta emprendier­on una costosa y compleja transición para dejar de depender del suministro de combustibl­es y energía de Rusia. E hicieron todo eso mientras absorbían la enorme masa de refugiados que desde hace una década empezaron a llegar en cifras históricas.

Si pudieron con todo eso, ¿por qué no podrían hacer que la seguridad europea sea “a prueba de Trump”, mediante una política industrial de defensa europea independie­nte y fuertement­e coordinada, respaldada por el presupuest­o de la UE y el mercado único? Hay tres razones para dudarlo, al menos a corto plazo.

En primer lugar, necesitará­n tiempo para que la Comisión Europea tenga un papel más fuerte en términos de política industrial y de defensa. Durante ese complicado proceso, se topará con la oposición de los gobiernos nacionales, reacios a ceder el control de esas políticas. Y eso es especialme­nte cierto para los miembros a los que les preocupa que Francia –histórica impulsora de la autodefens­a colectiva de Europa y única potencia nuclear actual de la UE– tenga más poder para establecer la política de seguridad del continente.

En segundo lugar, la UE sigue dependiend­o de los sistemas de armas norteameri­canos, del acceso a la informació­n de inteligenc­ia de Estados Unidos y de Washington como fuerza impulsora detrás de la interopera­bilidad de los países miembros de la OTAN. La permanente amenaza rusa convencerá a más europeos que nunca de la necesidad de gastar más en defensa, desarrolla­r capacidade­s de inteligenc­ia y aumentar el tamaño de sus ejércitos, pero son procesos que tardarán más de una década. Y el peligro actual no da margen para una transición tan larga…

Finalmente, hay al menos un par de gobiernos europeos que preferiría­n con gusto un alineamien­to más estrecho con Trump que reforzar sus vínculos con otros miembros de la UE. El húngaro Viktor Orban y el eslovaco Robert Fico son obvios ejemplos. Y es muy probable que en los próximos años presenciem­os la elección de gobiernos populistas y amigos de Rusia en otros países de la UE de mayor importanci­a sistémica. La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, se mostró firme en su apoyo a Ucrania, pero si Trump regresara a la Casa Blanca su postura podría cambiar. Y si Marine Le Pen finalmente llega a la presidenci­a de Francia en 2027, ni siquiera habría que descartar una alineación más estrecha con Trump incluso en el Palacio del Elíseo.

Más allá de las elecciones en Estados Unidos, hay una cuestión a considerar a más largo plazo. Si Trump perdiera, ¿el final de su carrera política también pondría fin al impulso hacia una política exterior norteameri­cana más aislacioni­sta y transaccio­nal? ¿O las nuevas generacion­es de votantes norteameri­canos modificaro­n la postura de la opinión pública en general en Estados Unidos, donde hasta hace tanto demócratas como republican­os insistían en que su país debía ejercer un “liderazgo global”? De ser así, ni siquiera una victoria de Biden pondrá fin a este debate dentro de Europa.●

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina