El Gobierno busca reforzar su alianza con EE.UU como socio en la OTAN
Es el objetivo de máxima a partir de la reconstrucción de la confianza bilateral y la visita de funcionarios de Washington
El subsecretario de Estado para Asuntos de América del Sur, Kevin Sullivan, se sumó esta semana al nutrido grupo de altísimos funcionarios de la administración demócrata de Joe Biden que llegaron en los últimos cuatro meses a Buenos Aires para reforzar in situ su alianza con el flamante gobierno de Javier Milei.
El propio secretario de Estado, Antony Blinken; el titular de la CIA, William Burns, y la general Laura Richardson, jefa del Comando Sur, son otros destacados integrantes de la extensa lista de visitantes, en la mayoría de los casos interesados en ahondar con la Argentina la cooperación en Defensa y Seguridad, dos áreas fundamentales para Washington en su estrategia geopolítica, terrenos en los que el gobierno libertario muestra coincidencias casi totales.
Sin sobrante de aliados estratégicos en la región, Estados Unidos apuesta a ahondar ese vínculo, centrado en su disputa por la supremacía planetaria con China y contra lo que denomina el narcoterrorismo en la región, y que se extiende también a otros ámbitos como el comercio, la provisión de alimentos y energía, las relaciones internacionales o el control de la Antártida. Como contrapartida, el Gobierno aguarda que los gestos de Washington se traduzcan en hitos históricos, como lo sería el ingreso pleno de la Argentina a la OTAN, la alianza militar que controlan Estados Unidos y Europa, y que sostiene hoy a Ucrania en el conflicto bélico contra la Federación Rusa de Vladimir Putin.
“La voluntad de Estados Unidos es la de ampliar la cooperación en los ámbitos en los que los países amigos así lo decidan, y trabajar en los desafíos comunes”, contestan voces de la diplomacia norteamericana. En su paso por Buenos Aires, y en su diálogo con la prensa, Sullivan habló de los “valores compartidos” con Argentina y celebró la cercanía con el gobierno de Milei.
El jefe de Gabinete, Nicolás Posse, es uno de los interlocutores claves del Gobierno en esas materias, dada su indudable cercanía al Presidente. También los ministros Patricia Bullrich (Seguridad) y Luis Petri (Defensa) son vistos por Washington como aliados incondicionales a la hora de extender la cooperación bilateral.
En ese sentido, la compra de 24 aviones-caza F-16, que el presidente Milei rubricará el lunes en Copenhague, donde también estará Petri, representa otro triunfo de Washington en su cruda competencia con China, que también había ofrecido equipamiento aéreo al país. La cesión del avión Hércules C-130, para uso de la Fuerza Aérea, representa una simbólica devolución de gentilezas hacia un gobierno del que partieron sucesivos gestos de acercamiento, como el sorpresivo viaje de Milei para acompañar a Richardson, a su paso por el austral territorio fueguino.
En la disputa con China, el Gobierno compartió la “preocupación” por la estación aeroespacial china en Neuquén, mencionados tanto por Sullivan como por la general Richardson y, unos días antes, por el embajador Marc Stanley en una entrevista con la nacion. De todos modos, el Gobierno y la Cancillería escenificaron algunos matices, posponiendo una inminente “inspección” a la base, y retomando el diálogo con el embajador de China, Wang Wei.
La llegada a aguas argentinas, el mes próximo, del portaaviones de propulsión nuclear George Washington, cuarto buque de la Armada estadounidense, representará otro gesto en el esquema de acercamiento militar entre ambos países, en un continente que Estados Unidos considera parte de su esfera de influencia.
Podría, en las próximas horas, darse un giro clave: el paso de Argentina, de su actual estatus de aliado extra-otan (adquirido en 1998 por una decisión del congreso estadounidense) al de “socio global” de la OTAN, que en el continente solo ostenta Colombia. El paso permitiría la incorporación de un agregado militar argentino a la sede central de la OTAN, en Bruselas, “ser parte del club”, como afirma un exfuncionario del gobierno de Cambiemos, con la ventaja de permitir el intercambio con militares de otros países. De todos modos, hay quienes advierten que Gran Bretaña, con quien Argentina sostiene su disputa por las Islas Malvinas, también es parte de la OTAN, con capacidad de bloquear cualquier avance en la materia.
Desde el Ministerio de Defensa, en tanto, afirmaron a este diario que habrá “conversaciones” en ese sentido a la llegada de Petri a Europa, y que ingresar en la OTAN de modo más activo “sería un gran paso”, pero evitaron hacer mayores comentarios.
La reciente visita de la ministra Bullrich a Washington, y su encuentro con autoridades de la homeland security es visto como otro avance en la coordinación en materia de Seguridad. “La ministra expuso detalles de la situación de la seguridad en la región, los desafíos que se enfrentan, particularmente en el resguardo de las fronteras”, reza el comunicado del Ministerio de Seguridad, luego de la reunión de Bullrich con el secretario de Seguridad Nacional de EE.UU, Alejandro Mayorkas.
Desde el kirchnerismo, no obstante, exponen una visión crítica sobre la cercanía con Washington. “Nos quieren imponer la doctrina de lucha contra el narcoterrorismo, trabajan para que Gran Bretaña incremente su influencia en la Antártida, y nos hacen pelear con China, que es un socio económico más que importante”, comenta por lo bajo un alto exfuncionario del gobierno de Alberto Fernández. En relación con el ingreso a la OTAN, el exfuncionario asegura que “van a terminar mandando a los Cascos Blancos a Ucrania”, ya que “la Argentina no tiene ni puede mandar tropas allí”, como insinuara el propio Presidente, días atrás.