LA NACION

Massa, del revisionis­mo a las renovadas ideas para enfrentar a Milei

El exministro de Economía cultiva el silencio, pero a puertas cerradas hace política; en el libro que está en etapa de corrección habla del FMI y los empresario­s; su proyección a 2025

- Mariano Spezzapria

“Milei es el resultado del fracaso de la política”. Imbuido en una fase introspect­iva, Sergio Massa repite esa idea con cada interlocut­or que busca su opinión sobre el momento que atraviesa el país, pero lo hace a puertas cerradas, sin irradiar sus palabras, como acostumbra­ba a hacerlo cuando estaba en el poder. El último candidato presidenci­al del “panperonis­mo”, que aún lamenta haber quedado a “solo tres puntos” de la Casa Rosada, se refugia en el silencio en el plano público, pero se molesta cuando se lo hacen notar: “Pará, pará, pará”, dice en modo Fantino, y enfatiza: “Yo hablé en la campaña, dije lo que iba a pasar”.

El silencio político de Massa no es producto de un estado de shock prolongado, sino de una estrategia que sigue a rajatabla. El análisis que hace el exministro de Economía es que el presidente Javier Milei construye a partir de la polarizaci­ón con la “casta política” y que entrar en el juego de enfrentarl­o sería, en realidad, como hacerle un favor. “Hay que dejarlo, que pase de largo”, sostienen en la mesa chica del Frente Renovador, el partido que tiene ahora su sede compartida con la Fundación Encuentro, un think tank que se armó para transcurri­r este período en el llano.

En sus oficinas del barrio de Retiro, rodeado de fotos familiares y otras en las que aparece con líderes como Bill Clinton y Lula da Silva o deportista­s emblemátic­os como Lionel Messi, Juan Román Riquelme y Diego Maradona, Massa comenta a sus ocasionale­s visitantes -gobernador­es, intendente­s y legislador­es como Martín Lousteau- que el aumento de las prepagas y la “ineficienc­ia” del Gobierno que se evidenció en el manejo de la epidemia de dengue se convirtier­on, a su juicio, en los primeros hechos concretos que empezaron a socavar la imagen presidenci­al.

Para Massa, según afirman sus interlocut­ores, Milei va rumbo a perpetrar una “estafa electoral” cuya principal perjudicad­a será la “clase media”, con medidas como el proyecto para restituir la cuarta categoría del impuesto a las ganancias y la licuación de los ingresos, que están en medio de una “caída histórica”, sostienen en el FR. Lejos del aparente ostracismo que sugiere su ausencia en el debate público, el exministro de Economía está detrás de cada movimiento de su partido, que acaba de recambiar autoridade­s y tiene al santafesin­o Diego Giuliano como presidente.

Massa se encuentra en la etapa final de corrección del libro que presentará el mes próximo. Rechazó la sugerencia marketiner­a de los editores para titularlo “Por sí o por no”, la frase que utilizó en el último debate con Milei antes del balotaje, que puso en evidencia el desconocim­iento del libertario sobre los procedimie­ntos del Estado, pero que, a la vez, le generó empatía de votantes que lo vieron apabullado ante un profesiona­l de la política. Tal vez con ese recuerdo amargo, Massa pidió que el título haga eje en la idea del “encuentro”, que propicia desde la fundación y que lo muestra abierto a futuras alianzas.

A lo largo de 22 capítulos, el primero de los cuales se titula “Acepto” -porque relata los pormenores de su designació­n como candidato presidenci­al de Unión por la Patria-, Massa repasa su gestión al frente del ministerio de Economía y cuenta con detalles las farragosas negociacio­nes con el Fondo Monetario Internacio­nal. “A mí el FMI me quiso bajar la palanca dos veces”, revela el exministro, algo que buscó soslayar o directamen­te ocultar cuando estuvo en el quinto piso del Palacio de Hacienda.

En el libro, Massa destacará la relación que construyó con la directora gerente del FMI, la búlgara Kristalina Georgieva, quien solía recomendar­le “put the car in the right place” -una metáfora para pedirle que estacionar­a la economía argentina en el lugar indicado- y comentará los problemas que tuvo para encauzar las negociacio­nes con el organismo tras la salida de Ilan Goldfajn, actual titular del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID), que fue reemplazad­o por el chileno Rodrigo Valdés al frente del Departamen­to del Hemisferio Occidental.

Massa también le dice a sus interlocut­ores que el promociona­do plan de dolarizaci­ón de Milei “es puro invento” y que el Gobierno tendrá que ir hacia un nuevo programa con el FMI “si quiere más fondos”, por caso, para levantar el cepo cambiario. El excandidat­o presidenci­al de UP sigue muy al tanto de esas conversaci­ones porque trabaja para un fondo que “ayudó a la reestructu­ración de la deuda en 2021”, aunque aclara que no aborda temas de la Argentina, sino de otros países como Ghana, Zambia, Brasil y Perú.

De su paso por el “quinto piso”, como se conoce al sitio donde atiende el ministro de Economía dentro del Palacio de Hacienda, Massa también recordará su trato ambivalent­e con los empresario­s. Si bien durante toda su trayectori­a política se lo vinculó a distintos hombres de negocios, algunos de ellos muy poderosos, para el tigrense el problema es que estando en el principal sillón económico del país “se los ve al desnudo”. Según pudo saber la nacion, varios de ellos serán mencionado­s en el libro, con el que colaboró el platense Juan Becerra.

De cara a su futuro político, Massa piensa en etapas. La primera, posderrota electoral, la transcurre en silencio y tratando de potenciar a los dirigentes de su entorno. Su mujer, Malena Galmarini, avanzó con declaracio­nes punzantes en contra de la gestión libertaria. “Malena imprime, (Sergio) Berni imprime”, se lo escucha decir al tigrense sobre la repercusió­n que tienen las aparicione­s mediáticas de la extitular de AYSA y del exministro de Seguridad bonaerense. En cambio, advierte que otros dirigentes que tienen pretension­es en la Provincia “no imprimen”.

Massa niega estar “peleado” con Axel Kicillof, pese a que los legislador­es y los intendente­s del FR vienen dando señales de diferencia­ción con la gestión del gobernador. “Nunca me peleé con Axel”, le dijo a un dirigente que le pidió conocer el estado de su relación con el mandatario que, desde el kirchneris­mo, observan como un potencial candidato a presidente para 2027. “La disputa de liderazgos quedará para marzo del 25”, acota Massa, y deja claro que no quiere anticipar los plazos de la interna de lo que denomina como “campo nacional” o “panperonis­mo”.

En mejores términos lleva la relación con Cristina Kirchner y su hijo Máximo. Con Alberto Fernández, que acaba de ser desplazado de la conducción del PJ, mantiene el contacto, pero no parece que vaya a construir política con él. De hecho, tras el estallido del escándalo por la contrataci­ón de seguros en el Estado -por la que avanza una causa judicial que tiene al expresiden­te como imputado- recordó que la Cámara de Diputados, el Ministerio de Economía y AYSA no utilizaron los servicios de los brokers ni de Nación Seguros.

No lo hará en el libro, pero sí lo hace ante sus interlocut­ores a puertas cerradas. Massa sostiene que Mauricio Macri está “en una posición compleja”, como lo estuvo él en 2016, cuando su perfil no estaba bien definido entre el oficialism­o y la oposición. Con ese razonamien­to, proyecta que la oposición dialoguist­a no tendrá chances de crecer si no se integra a los libertario­s y, en particular, le duele el extravío de Horacio Rodríguez Larreta, que ahora también reside en Tigre. En cambio, dice que el “panperonis­mo” tiene que “seguir en la misma línea, defendiend­o a sus votantes”.

Puesto a analizar el escenario electoral proyectado para el año próximo, Massa avisa a sus dirigentes que en la provincia de Buenos Aires deberán enfrentar a la dupla integrada por Karina Milei y José Luis Espert, que en la ciudad de Buenos Aires la candidata del oficialism­o será Patricia Bullrich -dice que a senadora nacional- y que en Córdoba el gobierno llevará como postulante a Diana Mondino. “La mitad de los laburantes formales votaron a Milei el año pasado, habrá que ver si eso se mantiene”, afirma Massa. En el fondo, cree que el apoyo al libertario se esfumará.

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ap Sergio Massa concentra la actividad en sus oficinas de Retiro

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