LA NACION

Caminata del gorila. Un desafío que mejora la fuerza y el equilibrio

Este tipo de marcha, que es tendencia en el mundo, pone a prueba la coordinaci­ón y trabaja la movilidad de la cadera

- Victoria Vera Ziccardi

Fue a principios de los 2000 que “El baile del gorila” de Melody aterrizó y comenzó a sonar en todas las pistas y estudios de danza del mundo. Aproximada­mente 20 años más tarde, la coreografí­a de la canción no parece tan alocada puesto que son cada vez más las personas que imitan los movimiento­s de los primates al hacer la “caminata del gorila”, un tipo de ejercicio en el que se involucran los principale­s grupos de músculos del cuerpo.

Se ha populariza­do en clases de gimnasia, calistenia y animal flow como parte del calentamie­nto inicial. Para sus practicant­es moverse como un gorila usando todas las cadenas musculares es divertido y beneficios­o dado que hace trabajar partes del organismo que no se ponen a prueba diariament­e.

“Podía sentir lo rígidos que estaban mis músculos cuando bajé a la posición inicial de sentadilla y me alegro de haber dedicado nueve minutos al día para probar la caminata del gorila”, detalla en una columna de opinión la influencer norteameri­cana del fitness, Sam Hope. Según señala, los movimiento­s que hacen los primates son excelentes para desarrolla­r la movilidad de la cadera, los hombros y las muñecas además de trabajar los principale­s grupos de músculos del cuerpo, incluido el core.

“Al final de la semana noté una diferencia en mis caderas y tendones de la corva –músculo ubicado en la parte posterior del muslo–”, enfatiza.

Una vuelta a los orígenes

Durante los millones de años en que los humanos han sido bípedos, la capacidad para poder caminar erguido no solo decantó en el movimiento que más se realiza para trasladars­e de un lugar al otro y para sumar minutos de actividad física, sino que ayudó a la especie humana a recorrer grandes distancias, asentarse en nuevos lugares y sobrevivir a climas y entornos peligrosos.

Aunque desde hace tiempo que se camina de esta forma, mucho antes, los humanos se movían con cuatro extremidad­es como los monos o gorilas. Y según investigac­iones, hacer este movimiento –al menos durante unos minutos– podría ser justo lo que que las personas necesitan para desarrolla­r más fuerza y una mejor movilidad sin ayuda de elementos externos como pesas o máquinas de gimnasio.

Al tratarse de desplazami­entos que ahora son desconocid­os y poco realizados por los humanos, este tipo de marcha pone a

prueba factores como la fuerza y la coordinaci­ón ya que implica moverse de distinta forma y al mismo tiempo con cuatro extremidad­es corporales.

“Como pasa con otros ejercicios físicos, esta caminata tiene sus ventajas. De los movimiento­s de los gorilas se destaca la capacidad de mantenerse en equilibrio y trabajar la coordinaci­ón y la movilidad que, al fin y al cabo, terminan siendo beneficios indiscutib­les para el bienestar del organismo”, resalta el médico deportólog­o y director de la Diplomatur­a en Medicina Deportiva Pediátrica de la Universida­d Favaloro, Santiago Kweitel (M.N. 93789).

La práctica diaria de este tipo de caminata aporta diferentes beneficios:

-Mejora del equilibrio y la coordinaci­ón. Al emplear extremidad­es que no se está acostumbra­do a utilizar para moverse, se requiere de una gran coordinaci­ón para sincroniza­r piernas y brazos. De la misma manera, los simios exhiben una habilidad para balancear el peso entre brazos y piernas durante su desplazami­ento, contribuye­ndo así a su estabilida­d y equilibrio.

-Trabaja la movilidad de la cadera. En una época en la que se acostumbra a estar la mayor parte del día sentado, el movimiento de la cadera es nulo, por ende, se termina debilitand­o. La caminata del gorila pone en marcha los flexores y extensores al implicar desplazami­entos hacia delante, hacia atrás, de lado a lado y de forma rotacional.

-Fortalece los hombros y las muñecas. No es casual que los gorilas tengan grandes brazos y se muestren musculosos. Esto sucede como consecuenc­ia de caminar y balancear el peso de su cuerpo con los brazos. Además,

el ejercicio implica realizar movimiento­s inusuales con las muñecas y con los nudillos, por lo que mejora la movilidad y hace que estas partes se muevan en diferentes planos de movimiento.

Ante su popularida­d, Kweitel informa que lo ideal con esta caminata/serie de movimiento­s es que sean empleados como una herramient­a que ayude en la preparació­n física y no como un entrenamie­nto sistemátic­o. “En caso de utilizarlo a modo de entrada en calor o de activación muscular después se sugiere seguir con otro entrenamie­nto más complejo”, agrega.

¿Cómo se hace? Se comienza en una posición de sentadilla baja con ambos talones plantados ligerament­e más separados que el ancho de los hombros y las rodillas en la misma dirección que los dedos gordos del pie. La columna debe mantenerse neutra sin encorvarse para activar el core.

Luego, se comienza a balancear suavemente el cuerpo de un lado a otro permitiend­o que los brazos se vuelvan pesados, pero manteniend­o los hombros hacia atrás. Las manos se posicionan frente a uno y la mayor fuerza para realizar el movimiento se hace con el núcleo/core.

Las piernas deben seguir el movimiento del torso y brazos y se sugiere realizar el ejercicio en una dirección y luego regresar en la manera inversa.

Por último, cabe destacar que, a pesar de sus ventajas, este ejercicio no es apto para todos, especialme­nte quienes presenten lesiones en partes del cuerpo como tobillos, rodillas o cadera. En cualquier caso, Kweitel recomienda tener una consulta previa con un médico que evalúe las condicione­s personales y dé el visto bueno al ejercicio.ß

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Este ejercicio se suele realizar como entrada en calor en clases de gimnasia, calistenia y animal flow
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