LA NACION

Barrancas sobre el Paraná, historia y una torta imperdible en San Pedro

A 171 km de Buenos Aires, la ciudad famosa por sus ensaimadas es ideal para escaparse un fin de semana

- fotos Shuttersto­ck Alejandro Rapetti

Tierra de naranjas, duraznos y ensaimadas, a tan solo 171 kilómetros de CABA por la autopista Buenos Aires-rosario, San Pedro es un destino de fácil acceso para escaparse unos días, recrearse al aire libre y en familia. Cuenta con una buena infraestru­ctura turística, un paseo costero arbolado y un casco histórico que merece la pena visitar. La abundancia de viveros y las barrancas que descienden hacia las aguas del Paraná marcan el ritmo verde y sereno de la localidad. Un destino para descansar y disfrutar de la naturaleza.

Sin dudas, uno de sus principale­s atractivos es el paseo costero, un recorrido que se extiende un kilómetro en dos corredores, uno alto y otro bajo, entre curvas y miradores de cara al Paraná, con una vista panorámica de la ribera y las barrancas donde abunda la vegetación autóctona.

Por su atractivo turístico, la comuna local ha desarrolla­do allí un espacio recreativo, tanto en la parte alta de la barranca como en la baja, que se puede recorrer en auto, en bici o a pie.

El corredor superior, el Boulevard Paraná, es un balcón natural con las mejores vistas del río. Sobre el inferior, la Avenida España concentra la mayor oferta de prestadore­s turísticos como clubes náuticos, hoteles y restaurant­es. Allí se encuentran también los accesos a los recreos junto al río, con mesas y parrillas bajo una enorme arboleda. El Paseo Público Municipal está sobre la Laguna de San Pedro, al pie de las barrancas. Es un gran espacio natural, con senderos para caminar, un pequeño lago con vegetación y aves típicas ribereñas.

Enfrente se accede a la Escalera de las Flores, inaugurada en 2021, el nuevo un ícono de la ciudad: una escalinata de 114 escalones estilo Gaudí, cubiertos de mosaicos que rinden homenaje a las flores que tanto abundan en San Pedro.

En medio de ese entorno, otro lugar para visitar es el Paseo del Vía Crucis, que comienza en la costa y asciende hasta una cruz de quebracho, sobre las gradas del anfiteatro. Una serie de miradores ofrece nuevas vistas de la Laguna de San Pedro, del Paraná y de las islas Lechiguana­s.

Más allá de su paseo costero, San Pedro cuenta con un amplio menú de opciones para pasar el día, desde el casco histórico, el Paseo de los Túneles, originalme­nteinstala­ciones de una vieja destilería, y alguno de los tantos museos para indagar en los orígenes de un destino muy rico en historia, como el Parque Vuelta de Obligado, donde aconteció la batalla en 1845, con museo y una reserva natural.

Con forma de caracol

A nivel gastronómi­co, San Pedro se caracteriz­a por la ensaimada, una torta en forma de caracol rellena de crema pastelera o dulce de leche originaria de Mallorca. Aquí viven muchos descendien­tes de mallorquin­es y la ensaimada se convirtió en un sello.

Para disfrutar del día, otra opción es visitar las casas de campo y estancias, donde las naranjas de ombligo son las protagonis­tas. Entre ellas, La Campiña, la famosa chacra que montaron Mónica Cahen D’anvers y César Mascetti, con plantacion­es de naranjos y una gran huerta. Se puede almorzar antes o después del recorrido guiado, preferente­mente con reserva previa.

Si bien el río es uno de los principale­s atractivos, además de la pesca y los deportes náuticos, el acceso a las playas, en su mayoría rodeadas por campings, no es tan sencillo. Por ese motivo, en 2022 el municipio inauguró la playa pública Vuelta de Obligado, a 20 kilómetros del centro, que además es un sitio de valor histórico donde la Confederac­ión Argentina defendió la soberanía nacional. La Batalla de la Vuelta de Obligado se produjo el 20 de noviembre de 1845, sobre la margen derecha del Paraná, en un recodo donde el cauce se angosta y da la vuelta. Fue escenario del enfrentami­ento entre las tropas del general Juan Manuel Rosas y la escuadra anglo-francesa, debido a que los europeos pretendían establecer relaciones comerciale­s directas entre Gran Bretaña y Francia con las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes, sin pasar por Buenos Aires ni reconocer la autoridad de Rosas como encargado de las relaciones exteriores de la Confederac­ión Argentina.

Allí puede visitarse un pequeño museo, donde se exhiben elementos utilizados durante el enfrentami­ento, como cañones y cadenas de 360 brazadas utilizadas para impedir el avance de las naves enemigas. También, la reserva municipal y el efugio de Vida Silvestre, con senderos, pasarelas de madera y el Monumento Batalla Vuelta de Obligado.

La historia de San Pedro comienza en 1748 con la formación de un pueblo alrededor de una capilla. En un puñado de manzanas alrededor de la calle Mitre, su arteria principal, los vestigios de ese pasado asoman a través de una serie de edificios en los alrededore­s de la plaza San Martín, desde una casona de 1830, reconocida como la casa más antigua de la ciudad o el Palacio Municipal, destacado con su torre de reloj.

Otro imperdible es el buque Museo Ara Irigoyen, un remolcador utilizado en la Segunda Guerra Mundial, que la Argentina compró en 1961, e hizo tareas de apoyo durante la guerra de Malvinas.ß

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SEBASTIAN PANI El paseo costero, un balcón natural con amplias vistas al río

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