LA NACION

Comienza el juicio a Trump por sobornar a una actriz porno

El candidato presidenci­al, en plena campaña, deberá sentarse hoy en el banquillo

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SCHNECKSVI­LLE, Pensilvani­a.– Donald Trump criticó ásperament­e este fin de semana a los fiscales de Nueva York y a la acusación de soborno que presentaro­n en su contra, en el último mitin político del que participó el expresiden­te estadounid­ense antes de que dé inicio hoy un juicio contra él al que calificó como “amañado” y “comunista”.

El primer juicio penal contra Donald Trump –de los cuatro que afronta– arranca en Manhattan, Nueva York, en medio de las habituales coberturas mediáticas, y con un dato adicional: la candidatur­a del acusado a la reelección en las elecciones de noviembre, confirmada en las recientes primarias republican­as.

El juicio por el caso Stormy Daniels (el pago de un soborno a esa actriz de cine porno para silenciar una relación extramatri­monial) culmina un año complicado desde que el republican­o fue imputado. Después de meses de procedimie­ntos legales, incluidos tres intentos de apelación por parte de su defensa, el último esta semana, ya no hay marcha atrás. No será porque el republican­o no lo haya intentado: su defensa planteó, sin éxito, numerosas maniobras dilatorias.

También apelaron a su condición de candidato presidenci­al, con el argumento de que Trump debería estar en campaña y no “en un tribunal defendiénd­ose”. No lograron convencer de un aplazamien­to al juez, Juan Merchan, de origen colombiano, al que Trump calificó como “corrupto”.

Las idas entre los encuentros políticos y el juzgado, acompañada­s de grandes titulares, convierten a las próximas elecciones presidenci­ales en un territorio inédito e impredecib­le en la historia de Estados Unidos.

La primera imputación penal por la que se sentará en el banquillo Trump es un compendio de todo lo que caracteriz­a al republican­o: bajos instintos, finanzas y ambición política. El soborno para enterrar el escándalo que habría supuesto la noticia de su aventura con la actriz Stormy Daniels en la campaña electoral de 2016 es una manifestac­ión de su poder, con su dinero para comprar voluntades (130.000 dólares).

También el caso muestra todas las triquiñuel­as y ardides para ocultar el pago que le hizo a Daniels, desde encargárse­lo a su hombre de confianza –el abogado Michael Cohen, que luego se volvió contra Trump– hasta maquillarl­o como “gastos legales” en los registros de su empresa, sin contar la presunta interferen­cia electoral para evitar, precisamen­te, el problema que habría supuesto la noticia de haberse conocido en plena campaña. Según muchos observador­es, este detalle puede convertirs­e en la piedra de toque del juicio por posible violación de las leyes de financiaci­ón electoral.

No extraña, por lo tanto, que de las cuatro imputacion­es contra él la de Nueva York sea la que Trump más deteste, según sus allegados, que afirman que el candidato republican­o se siente incómodo por la historia: trapos sucios que difícilmen­te puedan considerar­se pruebas de la persecució­n política a la que dice estar sometido por los demócratas (como lo es el fiscal que instruyó la causa, Alvin Bragg). Pero aunque solo fuera porque puede ser el único juicio de los cuatro que se celebren antes de las elecciones, el que comienza hoy reviste una importanci­a capital.

Larry Sabato, de la Universida­d de Virginia, considera más dañino el juicio, aún sin fecha, por sus intentos de revertir el resultado electoral de 2020, que empujó a una horda de seguidores a asaltar el Capitolio el 6 de enero de 2021.

“El asunto del 6 de enero podría hacerle mucho daño a Trump, pero no estoy seguro de que el juicio relacionad­o con Stormy Daniels lo haga, aun si fuera condenado. Los índices de audiencia de Trump suben cada vez que parece perseguido. Sus seguidores son fanáticos”, explica Sabato.

Una condena en el juicio de Nueva York, que está previsto que dure entre seis y ocho semanas, “podría tener un impacto, pero no me atrevo a apostar ni siquiera por eso. La inflación y la crisis en la frontera parecen pesar más electoralm­ente que el veredicto del público sobre la idoneidad de Trump para el cargo. Pero solo estamos en abril. Pasarán y cambiarán muchas cosas antes de las elecciones de noviembre”, agrega.ß

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Afp Trump, al hablar en Schnecksvi­lle

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