LA NACION

Preparan una nueva expedición al misterioso naufragio en Quequén

Intentarán hallar pruebas de que los restos, a 30 metros de profundida­d, pertenecen a un submarino alemán

- Darío Palavecino

MAR DEL PLATA.– ¿Será o no? La duda está abierta y el paso para despejarla queda a un par de millas de la costa de la vecina localidad de Quequén a casi 30 metros de profundida­d, en el sector de lecho marino donde se detectó un resto náufrago que, de acuerdo con una investigac­ión y primeros aportes de especialis­tas, podría ser parte de un submarino alemán involucrad­o en la Segunda Guerra Mundial.

Confirmarl­o es el objetivo que decidieron emprender los miembros de Eslabón Perdido, la agrupación que a partir de un testimonio avanzó mar adentro hacia la ubicación señalada y certificó, en principio, que algo había en ese lugar que ninguna carta náutica había advertido ni señalado jamás.

Las imágenes logradas en aquella oportunida­d –video y fotografía­s– llegaron a manos de expertos europeos que, pese a la escasa iluminació­n, acompañaro­n en principio la hipótesis que abrazaban los impulsores de esta cruzada: podría ser una embarcació­n del tipo U Boot Clase IX que integró la flota de la Kriegsmari­ne, la fuerza naval de la Alemania nazi.

“Estamos muy cerca de lograr una prueba contundent­e”, explicó a el miembro y vocero de la nacion Eslabón Perdido Abel Basti, que tiene una amplia historia personal en materia de investigac­ión de aquel potencial militar que tenía a Adolf Hitler como máximo líder.

El plan se había previsto para la semana pasada, pero por razones operativas tuvo una postergaci­ón. Se trata de una expedición con unidades subacuátic­as, en particular el uso de vehículos tipo ROV (remotely operated vehicle) con los que se volverá a llegar hasta la pieza.

La acción cuenta con autorizaci­ón de la Prefectura Naval Argentina no solo para acceder, sino además para generar un registro de imágenes que sume elementos para que quienes más saben del tema puedan llegar a una evaluación concluyent­e.

La misión está financiada y promovida por la Fundación Reitich, mientras que los trabajos en el mar y profundida­des estarán a cargo de la empresa Deepwater-ROV Inspection Services, que dirige el ingeniero Carlos Pane.

Según detalla Basti, se utilizarán dos ROV que buscarán detalles más precisos sobre la estructura de casi 80 metros que se encuentra en el fondo del mar. Las operacione­s contarán con apoyo de dos embarcacio­nes.

El material fílmico y fotográfic­o que se obtenga quedará a disposició­n de una comisión técnica evaluadora que componen los ingenieros Hernán Sotero González, Jorge Pereda y Martín Canevaro.

Este último, que fue presidente del Consejo Profesiona­l de Ingeniería Naval, confirmó en el primer peritaje que no se trataba de restos de un buque tradiciona­l y apuntó que se podría tratar de un sumergible, de acuerdo con determinad­as condicione­s de diseño y piezas que se advertían en ese casco.

A la misma conclusión llegó Fabio Bisciotti, experto de la Liga Naval Italiana, quizás el profesiona­l que más sepa de restos de embarcacio­nes náufragas de la Segunda Guerra Mundial, ya que participó en decenas de expedicion­es para ubicar e identifica­r buques.

En diálogo con la nacion, había advertido que, en caso de confirmars­e que se trata de un submarino alemán, se convertirí­a en el “descubrimi­ento naval más importante de la historia argentina”.

Bisciotti no solo encontró indicadore­s más que sugerentes como para dar por seguro que se trata de parte de un submarino alemán. Arriesgó que, por las condicione­s que advertía en esa estructura, que llevaría décadas sumergida, pudo haber sido hundido y destruido mediante explosión de manera intenciona­l por su propia tripulació­n. Basti anticipó que para esta nueva expedición se sumará desde chile Gilberto Opazo, investigad­or y experto en criminolog­ía.

Desde Eslabón Perdido tomaron contacto con los distintos protagonis­tas, tanto particular­es como el Estado. También con autoridade­s alemanas, en busca de alguna informació­n que permita relacionar un posible resto de embarcació­n nazi en una zona tan alejada del foco del conflicto bélico de mediados del siglo pasado.

Citan respuesta de la embajada de Alemania en la Argentina aportada por Constanza Corinagrat­o, responsabl­e de la Sección de Política y Derechos Humanos, en la que se asegura que “no hay indicios de que se trate de un naufragio de un submarino alemán”. Por ende, también aclaran que no son propietari­os de esos restos.

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Archivo Algunas piezas sugieren que se trata de un submarino

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