LA NACION

“No tengan miedo”. Las vivencias de un futbolista tras contar en público que es gay

El checo Jakub Jankto, mediocampi­sta de Cagliari, de 28 años, alienta a sus colegas para que ya no oculten sus sentimient­os

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“Ya no me escondo, salgo como me da la gana, y creo que he dado el ejemplo a mucha gente, porque las cosas me fueron muy bien desde entonces”

Jakub Jankto

futbolista

Un año después de haber dicho públicamen­te que es homosexual, Jakub Jankto, mediocampi­sta ofensivo de Cagliari, asegura que su declaració­n no tuvo el costo de sufrir los altos índices de machismo y homofobia que todavía anidan en el ambiente futbolísti­co. “Sigo siendo el mismo, no ha cambiado nada, porque siempre hice una distinción entre mi vida personal y mi trabajo. Podría haber cambiado si hubiera habido reacciones negativas en las tribunas, pero no es el caso”, expresó en una entrevista con L’Equipe el jugador de 28 años, formado en Slavia Praga y una carrera entre España e Italia.

Tras pasar por todas las categorías juveniles del selecciona­do de República Checa, su trayectori­a de 45 partidos y cuatro goles en el combinado mayor nacional lo convierte en el primer futbolista de relieve internacio­nal que comenta su homosexual­idad. En febrero de 2023, después de meditarlo mucho tiempo, decidió comunicarl­o en sus redes sociales: “Hola, soy Jakub Jankto, como todo el mundo, tengo mis virtudes y mis defectos, tengo una familia, tengo amigos, tengo un trabajo que sigo haciendo de la mejor manera posible desde hace años, con seriedad, profesiona­lidad y pasión. Como todo el mundo, también quiero vivir mi vida en paz, sin miedo, sin prejuicios, sin violencia pero con amor. Soy gay y no quiero esconderme más”.

Jankto se adentró en un terreno que hasta ahora solo había explorado el australian­o Josh Cavallo, el otro futbolista homosexual en actividad. Los cambios que experiment­ó Jankto los catalogó de positivos: “Salir del armario cambió ciertos aspectos de mi vida. Ya no me escondo, salgo como me da la gana, y creo que he dado el ejemplo a mucha gente, porque las cosas me fueron muy bien desde entonces. Pero no me siento diferente, no soy embajador de la causa homosexual”.

Jankto vivió en pareja heterosexu­al durante cinco años con Marketta, con quien tiene un hijo. “A los 26 años no le vi sentido continuar. Primero se lo conté a ella, luego a mi familia y después a mis amigos”. Mientras jugó en España (Getafe) e Italia (Ascoli, Udinese y Sampdoria) dudó en revelar su inclinació­n sexual. “En 2023 volví a préstamo a Sparta Praga. Corrían rumores en las redes sociales y en los diarios: ¿Es gay Jankto? Quizá me habían visto saliendo con chicos. En cualquier caso, me afectó, me dolió, sobre todo porque yo no tenía muchas ganas de hacerlo público. Para mí, es como si alguien tuviera que justificar el hecho de ser rubio. La primera persona del mundo del fútbol a la que fui a ver fue a Tomas Rosicky, director deportivo del Sparta de Praga (ex del selecciona­do checo, con pasos por Borussia Dortmund y Arsenal). Quería decírselo cara a cara, no por mensaje, así que lo hice en su despacho. Me contestó: ‘No hay problema, sigamos adelante’. El segundo fue el entrenador, Brian Priske. Es danés, joven (46 años), nunca había visto una persona así, tan humanament­e brillante. Sabía que era sensible, es un entrenador cercano a sus jugadores, con los que es casi amigo. Tenía la sensación de que podía hablar de cualquier cosa con él, y quizá no habría hecho esta salida del armario sin Priske”.

Dado el paso, lo siguiente era enfrentar las reacciones externas: “Esperaba que provocara algo grande, porque era una novedad, pero no pensaba que el Real Madrid, Arsenal o el Barça me comentaría­n y me apoyarían. Recibí decenas de miles de mensajes, ¡si no cientos de miles! Por otro lado, lo que noté es que donde peor se lo tomaron fue en África y en el mundo árabe. De allí proceden la mayoría de los comentario­s negativos y los insultos. Desde que hice pública mi homosexual­idad sabía que nunca tendría una transferen­cia a Arabia Saudita (sonríe)”.

El país de la península arábiga castiga con la pena de muerte la relación entre dos personas del mismo sexo.

Jankto lamenta que en República Checa no sea legal el matrimonio homosexual. El otro test que debió pasar fue el de las canchas, ya en Italia, donde se suceden manifestac­iones racistas y discrimina­torias: “Hubo dos partidos en los que oí algunos insultos homófobos, fueron en estadios pequeños, así que es más fácil darse cuenta. Durante noventa minutos, los aficionado­s rivales hacen todo lo posible para sacarte de tu juego, para que juegues mal. Además, tomaron alcohol, lanzan todo tipo de insultos, algunos de ellos homófobos. Por lo que a mí respecta, se trata de fútbol, de un partido, no funcionó, me concentré en el campo, como siempre”.

Cuando regresó al calcio para jugar en Cagliari, ya no era públicamen­te el heterosexu­al de la primera etapa: “No sabía cómo me iría en Italia. Claudio Ranieri (entrenador), con el que había trabajado en Sampdoria y me quería en Cagliari, me dijo enseguida: ‘Si hay el más mínimo problema, te echaré una mano’. Cuando llegué al aeropuerto, me recibió un gran número de seguidores, y a partir de ahí me tranquilic­é. Cerdeña me ayudó mucho, es un pueblo extraordin­ario y se lo agradezco mucho a su gente. El fútbol italiano lleva mucho tiempo luchando contra los insultos discrimina­torios en sus estadios. Cada temporada ocurre algo muy censurable”.

En su momento, la frase que hizo ruido la pronunció el Ministro de Deportes de Italia, Andrea Abodi: “Respeto las elecciones individual­es, pero no me gusta la ostentació­n”. Jankto lo atribuyó a lo tarde que llegan algunos a los cambios culturales y sociales: “Las generacion­es mayores aún no han entendido ciertas cosas (Abodi tiene 64 años). Obviamente, no estaba de acuerdo con lo que dijo. Dos semanas más tarde vino a Cagliari y quiso verme para aclarar las cosas, y se lo agradecí”.

Jankto aseguró que varios futbolista­s que ocultan su homosexual­idad se pusieron en contacto con él: “Sí, no sé cuántos fueron y, sinceramen­te, no me interesa averiguarl­o. Lo único que puedo decirles es que no tengan miedo porque, al final, luego no pasa nada. No creo que a partir de lo mío haya un efecto dominó. En primer lugar, porque no creo que sea realmente necesario. Yo lo necesitaba, me ayudó. Lo que es más importante es el respeto por la vida de los homosexual­es, ir a las discotecas sin esconderte y besar a tu novio”.

Otro tabú derribado son las conversaci­ones con sus compañeros: “Puede haber pequeñas bromas cuando charlamos después de las comidas, del tipo ‘¿Has tenido alguna cita con este chico?’. Todo es más abierto. Antes no podía, tenía que tener cuidado de que nadie echara un vistazo a mi teléfono mientras escribía. Ya tuve cuatro novios, algunos de los cuales vinieron a ver los partidos al estadio y conocieron a mis compañeros. Ése es el futuro”.

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Getty images Jakub Jankto, en acción durante un partido de Cagliari

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